Miró su reflejo por el cristal, luciendo deprimido por no decir deshecho.
Su ropa ahora había adoptado esa formal blanca y de tonos cremas que ahora odiaba.
Ya no ocultaba sus alas y sus rizos estaban hechos perfectamente.
Ya no tenía las marcas de Lionel en su cuerpo, ahora era liso y simple.
Quería llorar, golpear todo, gritar hasta desgarrar sus cuerdas vocales y maldecir su condición, pero al escuchar el pequeño aviso de que había llegado al último piso solo suspiró aceptando su vida y castigo, el cual sabía que no sería nada bueno.
Entró a la gran sala y se puso frente al ventanal esperando, sus ojos miraban los distintos escenarios que pasaban en la tierra, algunas situaciones desafortunadas, pero otras lo hacían querer volver. Quería buscar a Lionel y a Thiago, ver qué estaban haciendo, tratar de avisarles o mandar una señal, pero su rango le impedía cualquier plan que se le ocurriera.
— Es bueno verte Guillermo. — Se volteó encontrándose ahí con los mismos orbes azules del supermercado, haciendo que respirara más tranquilo que antes.
— Robert... — El hombre de piel pálida extendió sus brazos, haciendo que el contrario lo abrazara y llorara en su hombro. Ambos amigos sabían que debían de hablar, pero justo ahora solo esperaba que Memo desahogara toda esa frustración.
Pasaron así un rato, hasta que Lewan sentó al moreno en una de las sillas del lugar, extendiéndole una taza de té y sentándose frente a él.
— Sabes por qué te llamamos Guillermo, pude convencer a Martino de venir en su lugar por lo que no nos molestará, sin embargo, me dejaste un lío enorme aquí.- Se levantó caminando mientras miraba los papeles que le habían entregado. — Te di mi confianza para meterte al programa de ángeles guardianes, el cuál es un cargo muy grande. Tus idas al mundo terrenal tuvieron un récord, por suerte puede justificarte porque estabas buscándolo a él. Luego me salen con que te involucraste con un humano, revelas tu condición de ángel y encima has hecho una de las peores faltas en nuestro mandato, ¿Dime con qué cara debo de verte ahora? — La voz de Robert sonaba molesta, casi que furiosa, pero Memo solo miraba la taza vacía, la dejó en la mesa y volteó a ver a su amigo.
— No tienes derecho de juzgarme, perdóname pero esto se salió de mis manos...Lewan... fue tan hermoso todo, no me arrepiento de lo que hice. Necesito volver con ellos Robert. — Memo estaba decidido, lucharía por volver con Lionel. El de ojos claros negó soltándose del agarre de Memo.
— Eso no... No puedes Memo, lo lamento pero es complicado y tú apenas tienes 26 millones de años. Háblame de eso dentro de 45 millones de años pero ahora es un rotundo no. — Memo rio irónico se cruzó de brazos.
— Tú que vas a saber, ni siquiera me comprendes, es un sentimiento hermoso, poder amar es un don mucho mejor que ser inmortal y omnipresente. Te hace sentir vivo Robert, trata de entenderme. — El chico lo miraba con súplica, pero Robert sabía bien las consecuencias y no estaba dispuesto a arriesgar a Memo así como pasó anteriormente.
— Te he dicho no, entiéndelo de una vez y agradece que es tu primera falta, tener relaciones con un humano es penado y bien sabes que no aquí exactamente. — Guillermo entro en desesperación y pateó la mesa de cristal haciendo que se rompiera, cayendo de rodillas mientras sollozaba por no poder hacer nada al respecto.
— Solo dime... dime una buena razón... ¿no hay una alternativa? — Azul y café chocaron, uno con la mirada rota, el otro con la pena en ella. Suspiró y se sentó a su lado mirando hacia arriba.
— Lo que te voy a contar es un secreto entre tú y yo, porque al igual que tú, pequé hace miles de años...
₊˚ʚ ᗢ₊˚✧ ゚.₊˚ʚ ᗢ₊˚✧ ゚.
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Last Christmas ִ ₊ ⊹ Mechoaִ ࣪₊ ⊹
Ngẫu nhiên¿Qué hay de mágico en la navidad? Para Lionel era sencillo responder, pero al ver los brillantes de su hijo al ver que esa fecha se aproximaba solo se rendía y trataba de disfrutar de la pacífica festividad. Eso hasta que un accidente cambia todo dr...