Entre deseos y secretos

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Los días pasaron y las cosas iban cambiando en la rutina de Lionel.

Ahora despertaba con un agradable aroma en el ambiente, recibiendo un maravilloso desayuno antes de irse.

Su casa se sentía más cálida al escuchar las risas de Thiago en el ambiente junto a las de alguien más.

Ahora sus salidas se hacían más acogedoras y no tenía que ir conduciendo en silencio con sus pensamientos mientras su niño dormía.

Ahora un alma más se sumaba a los abrazos que le daba Thiago antes y después del trabajo.

Se sentía lleno, pleno, como si algo dentro de él se estuviera avivando cada vez más. ¿Un milagro navideño tal vez? Aún no lo sabía con certeza.

Tenía temor aunque no lo admitiera, porque si algo la había enseñado la vida, es que nada duraba para siempre, sin embargo, quería tener una pequeña esperanza de que estaba equivocado.

—¿Pasa algo? Te noto distraído.— Esa voz que lo ha hecho cambiar cada vez más fue la que lo sacó de sus pensamientos, volteándose y hacia el hermoso chico de piel canela quien venía a su dirección. Lionel negó sonriendo y terminó de lavar los platos de la cena.

—Nah, solo pensaba en el laburo, ya sabes, cosas así. ¿Thiago lavó sus dientes?— El mayor asintió y dejó el vaso que le había dado al niño anteriormente lleno de leche tibia con un toque de canela y vainilla, pues desde que descubrió esa receta simple, el pequeño no había pasado una sola noche sin beberla, pues decía que lo hacía soñar bonito.

Al terminar secó sus manos y se volteó, notando que habían quedado muy cerca, ambos se miraron y abrazaron por un momento, solo sintiendo la calidez del otro. Ya era usual en su rutina dárselos o tomarse las manos, pues desde aquella primera vez en donde se habían abrazado en el umbral de la puerta, el mayor no pudo evitar repetir las acciones más de dos veces, algo que lejos de molestar a Lionel le encantaba cada vez más.

Se dirigieron al cuarto de Messi, encontrándose ahí a su pequeño entre las sábanas de la cama king size. Ambos adultos se subieron en ella mientras el niño escogía alguna película, terminando por optar por El joven manos de tijera. Guillermo se recostó contra la cabecera de la cama, mientras que Thiago se puso recostado en su pecho y Lionel a un lado suyo con uno de sus brazos rodeando al argentino.

La película estaba por terminar hasta que escuchó cómo la respiración de ambos era calmada, sonrió ante esto y tomó el control, pero antes miró una pequeña escena de la película, en donde ambos jóvenes compartían un beso antes de separarse, quedando la imagen en su mente por toda la noche. Al terminarla dejó a Lionel acostado en su cama, mientras que tomó a Thiago en sus brazos y lo arropó en su habitación, dejándole un beso en la frente y yéndose de nuevo hacia el cuarto. Al ver que seguía dormido se paró frente al espejo y quitó su camiseta, examinando su torso y espalda.

— No sabía que tenías un tatuaje tan lindo che.— La voz ronca lo hizo voltearse, viendo como el menor abrazaba la almohada y lo miraba como si fuera un ser divino. Guillermo sonrió, acercándose inconscientemente hacía él, Lio por su parte se incorporó gateando hasta la orilla de la cama, poniéndose de rodillas frente al rizado. Ambos se miraron por unos minutos hasta que el mayor se volteó sentándose en la cama, dándole la espalda al de cabello corto.

Lionel miró detenidamente ese hermoso tatuaje de dos alas de ángel a tamaño real, sus líneas eran hermosas y solo tenía sombras hechas, algo que lo hacía contrastar bien con la piel morena. Llevó sus dedos hacia la tinta y recorrió esta como si fuera una de las piezas más exquisitas que alguna vez pudo tallar Miguel Ángel. Sus dedos no tenían intenciones de alejarse, hasta que llegó a los costados del contrario. Pasó ambos brazos al rededor del torso desnudo y hundió su cara entre esos rizos rebeldes.

Last Christmas ִ ₊ ⊹ Mechoaִ ࣪₊ ⊹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora