Una semana más, realizando la misma rutina, era verdaderamente agotador mencionar lo mismo en cada ocasión, en especial por lo molestas que podían llegar a ser las pruebas para determinar cuán dañados estaban sus ojos. Taehyung no necesitaba que un profesional le mencionara algo que era obvio con lo cual vivía a diario.
La ceguera había empeorado desde la última cirugía, lo único que podía distinguir eran figuras borrosas, se había convertido en un completo dependiente de sus otros sentidos, en especial del oído para determinar quién estaba hablando. En ocasiones su olfato le ayudaba a saber si se trataba de alguien conocido.
Como cuando su padre se acercaba a él con esa molesta fragancia, la cual aborrecía desde el fatídico acontecimiento por el cual ahora se encontraba así. O bien el dulce aroma de su madre que siempre le hacía picar la nariz, pero al menos lo hacía sentir confortado.
— Taehyung, necesito que sigas la luz – su doctor podía ser molesto cuando insistía en esos ejercicios, en especial porque el resplandor le hacía doler los ojos. Sus inservibles ojos.
— Duele – mencionó entre dientes, mientras desviaba la mirada hacia un lado, no pudiendo observar nada más que una mancha, la cual sabía era su madre.
— Tae, no tienes que hacer esto si te incomoda – arrulló su madre mientras le tomaba la mano, haciéndolo sentir un escalofrío debido al tacto frío provocado por el nerviosismo.
— Esto no es una opción, tampoco eres un niño Taehyung – mencionó su padre, el hombre por el cual ahora se encontraba ahí, ¿por qué debía opinar? ¿Por qué siquiera estaba ahí? Con qué derecho.
— No estaría así de no ser por tu culpa.
— ¡Quieren hacer silencio! – Taehyung estaba cansado de aquella tonta discusión, algo que expresó al ponerse de pie, teniendo a sus padres controlando cada movimiento, hasta incluso sostenerlo – ¡suéltenme! Estoy cansado de todo esto. Los chequeos, cirugías y recuperaciones. Acéptenlo de una buena vez, jamás volveré a ver.
— Kim Taehyung no digas eso, nosotros haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que puedas recuperar tu vida. Doctor Lee, ¿existe algo más que podamos hacer?
El hombre frente aquella familia suspiró cansado al ser testigo una vez más de esas discusiones, no le sorprendía que Taehyung se hallara en esa situación, de hecho todo había iniciado muy bien cuando se suponía que con unas cirugías recuperaría la vista, pero todo fue empeorando.
El trasplante era la última oportunidad de Taehyung, pero ¿quería aquello? Ya había perdido todo lo que le interesaba. Dejó la universidad hace varios meses, no podía hacer ninguno de sus pasatiempos favoritos. Su carrera en la ingeniería informática se había ido al caño gracias a que todos sus estudios dependían de sus ojos, ni hablar de sus planes a futuro, ¿qué haría alguien defectuoso como él por el resto de su vida? ¿Ser un parásito viviente y dependiente de los otros? ¿De sus padres? ¿De su hyung?
Estaba harto, cansado, en especial porque había perdido la esperanza de que algo le devolviera la vista, ni siquiera fue su culpa el haberla perdido, no fue descuidado y mucho menos alguien que se merecía aquel castigo. La vida se había vuelto un mundo lleno de manchas borrosas, lástima innecesaria proviniendo de las otras personas y algunos lamentos.
— Taehyung, aún existe la posibilidad de que entres a la lista para encontrar un donante, no será muy complicado, los trasplantes de córneas no demoran mucho y tienen una tasa alta de buenos resultados – su doctor jamás se daba por vencido respecto al tema, pero ese era su trabajo ¿no? Darle esperanzas cuando ni él mismo las tenía.
— Doctor Lee, esto del trasplante es seguro, quiero decir ya pasamos por dos cirugías y no funcionaron, ¿cree que de verdad esto resulte? – cuestionó su madre intentando guardar las esperanzas.
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Your Eyes Tell
ContoSus ojos habían dejado de ver este mundo, dejándolo a la deriva de dos ojos tristes que le explicaron el mundo a su alrededor cuando más destruido estaba.