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John despertó bastante temprano, así que aprovechó a hacer el desayuno, para ayudar un poco a la Señora Hudson, al terminar, dejó su comida en la mesa, y le llevó el desayuno a Sherlock, para agradecerle por el gesto que hizo la noche anterior, aunque no haya sido mucho, fue un pequeño y hermoso detalle.

Toc toc... No hay respuesta... toc toc... nada, de nuevo.

Entonces abre, encontrándose al detective todavía dormido, deja la bandeja con comida en la mesita de luz.

John: Sherlock, despierte, le traje el desayuno.

Sherlock: Mmhg, déjeme dormir un poco más doctor.

John: Vamos Sherlock, ya es hora de despertar.

El menor abre los ojos lentamente, acostumbrandose a los rayos solares, y mira a su compañero fijamente a los ojos. Luego de un rato, Sherlock procede a sentarse en la cama, acomodando la bandeja en su regazo, comenzando a comer.

Sherlock: ¿Y a que se debe este desayuno, hecho claramente por usted? Sospecho que quiere decirme algo importante, doctor.

John: Bueno... si. -Ríe nerviosamente por la rápida deducción del detective. -Quería agradecerle el pequeño gesto que hizo ayer por mi, ya sabe, el hecho de haberme dejado dormir en su hombro, me pareció un lindo detalle, y quería hacérselo saber.

Sherlock: No es nada, sinceramente se le notaba el cansancio. Por cierto, te salió increíble el desayuno.

John sonrió encantado por el logro. Saliendo de la habitación, con una alegría desbordante. Hace mucho no cocinaba, le ponía feliz que le haya gustado al detective.

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Ya era el mediodía, y como raramente pasaba, no tenían pendientes, así que Holmes tuvo una idea.

Sherlock: Watson. -Dijo llamando la atención de este.

John: ¿Si, Sherlock? -Respondió sin despegar la vista de su computadora.

Sherlock: ¿Le gustaría salir a algún lugar a comer? -Soltó sin mucho revuelo.

John despegó la vista de su computador, para ahora dirigirse a su compañero, viéndolo algo incrédulo, preguntó.

John: ¿De verdad Holmes? -Dijo sin creerlo todavía.

Sherlock: Si, además no tenemos nada que hacer, se está poniendo aburrido todo. ¿Que dice Watson?.

John aceptó sin pensarlo mucho. Luego de prepararse un poco, salieron.

Fueron al primer restaurante que vieron, luego se dirigieron a una mesa y pidieron la comida. Mientras esperaban comenzaron a hablar sobre diversos temas. Como Sherlock había descubierto su amor por tocar el violín, o como John tiene tanta paciencia. En resumen se divirtieron y se rieron mucho. Al terminar de comer, salieron a dar un paseo por ahí, nuevamente hablando sin parar sobre cosas que le gustaban a ambos, tenían gustos bastantes diferentes pero interesantes por los dos lados. Por el cielo parecía que iba a llover, así que decidieron volver a su piso, apenas llegaron, comenzó una fuerte tormenta, haciendo que se corte la luz en aquel lugar. John buscó las velas como único recurso de luz, al poner las necesarias para poder ver y no tropezar, todos allí decidieron ir a descansar, aunque, Watson al entrar a su habitación, recuerda que había dejado su ventana abierta para ventilar, así que estaba todo inundado, y su cama toda mojada, la cierra, y se va de su habitación, dispuesto a dormir en el sofá del comedor.
Al llegar, casi de muere del susto por encontrar a Sherlock ahí, tomando un vaso de agua.

John: ¡SHERLOCK!, ¡Por Dios casi me matas del susto!.

Sherlock: ¿Que tal doctor? ¿Que hace aquí? - Dice tranquilo.

John: Mi habitación se inundó, y mi cama se mojó, así que vine para dormir en el sofá.

Sherlock: Hace frío, vaya a mi habitación, yo dormiré aquí.

John: No, así usted enfermará. Yo dormiré aquí.

Sherlock: No sea ingenuo Watson. Yo dormiré aquí.

Señora Hudson: ¿Y si mejor dejan de gritar y ambos se van a la habitación de Sherlock?. -Dice enojada.

Sherlock y John se sobresaltan por la repentina interrupción de una tercera persona.

John: Si, Señora Hudson, lo lamento. Ya nos vamos. Buenas noches. - Dice en un susurro.

Sherlock: Si, eso, nos vemos. -Dice igualmente en un susurro.

Ambos suben las escaleras mirándose de vez en cuando con diversión en sus rostros.

Al llegar a la habitación de Sherlock, ambos se acuestan en la cama, estaban espalda contra espalda, aunque hacía mucho frío, y John no aguantó mucho, así que prefirió darse la vuelta y abrazar a Sherlock por la espalda. Durmieron así toda la noche, sin mover un músculo. No se despertaron ni una sola vez, y el detective sorprendentemente no tuvo ninguna pesadilla, durmió como antes, y con una paz increíble, sabía que tenía a John al lado, por lo tanto no se precupaba, ya que sabía que estaba con el, y si sucedía algo el estaría ahí para ayudarlo.

Al despertar notó que John no estaba, lo cual lo puso un poco triste, pero ignoró esto, y se levantó para ir a buscarlo. Pero cuando salió y buscó por todos lados no lo pudo encontrar. Vió a la Señora Hudson, por lo tanto le preguntó donde se había ido su asistente, a lo que ella respondió que se había ido a comprar algunas cosas esenciales para el hogar. Sherlock más tranquilo se aproxima al sofá para esperar a John, ni siquiera sabía porqué, pero lo quería esperar, así que se acostó, y decidió visitar su Palacio Mental un rato. Luego de un tiempo de espera, John todavía no llegaba, por el aburrimiento que poseía, Sherlock se durmió otro rato.

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Sherlock se empezó a remover con rudeza en el sofá, John algo asustado de acerca a el, llamándolo, pero simplemente no despertaba, notó que estaba sudando y respirando agitadamente. En un ataque de desespero, agarró a Holmes por los hombros y lo sacudió mientras decía su nombre, Sherlock despertó con un grito, asustando al doctor, quien le preguntó si estaba bien.

John: Sherlock, ¿que le sucedió? -Intentó sonar tranquilo pero sólo sonó más preocupado.

Sherlock no respondió, solo dirigió sus manos al rostro de su compañero, mirándolo con preocupación en los ojos, suspirando con tranquilidad al recordarse a si mismo que eso solo había sido un mal sueño, y que John estaba bien, estaba con el, sano y salvo. Lo abrazó por debajo de los brazos, Watson correspondió el abrazo, rodeando el cuello del detective, estando encima de su regazo. Sherlock se acomodó para que su espalda esté pegada al respaldo del sofá. Ambos se miraron una vez más, y John se avergonzó al darse cuenta de cómo estaban, así que se paró rápido, y le fue a buscar agua a Holmes para que se relaje un poco, todo esto estando completamente rojo y nervioso, esto le causó una risa coqueta al detective.

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