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Había pasado una semana desde que había comenzado a trabajar en la empresa y decir que su vida estaba siendo un infierno verdaderamente era poco.
Tuvo que reorganizar aproximadamente nueve veces una misma agenda luego de que su jefe le diera por hecho que no le gustaba la planificación de horarios y sin contar la cantidad de papeles que tuvo que analizar aquellos días. Era constantemente sentir un martillo golpeando su cabeza sin contar el poco tiempo que tuvo para dormir entre el trabajo y cuidado de su hermanita en la casa.
Era viernes y claramente no podía esperar a que finalizará el día para tener sus dos preciosos días de descansos libres de un viejo amargado (como le gustaba llamar a su jefe actualmente) dado en circunstancias que en toda esa semana el Alfa se encontraba mucho más irritable de lo normal. Al menos teniendo en cuenta que sus contestaciones solamente se basaban en gruñidos, sonidos de afirmación y negación y de vez en cuando algún insulto el cual claramente ignoró por el bien de no pegarle con la taza de café en la cabeza.
—Noona, ya voy a ir al trabajo, cualquier cosa puedes decirme, si quieres puedes ir a recostarte con Bahiyyih—Hyuna simplemente asintió levemente con una sonrisa, su expresión se veía cansada con ojeras muy marcadas, indicándole que no había tenido una buena noche.
—Hasta luego Hueninggie.
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