Capítulo 3

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En lo personal me gusta más mi hogar, sobre todo extrañaré nadar y ver los peces de los arrecifes, creo que Nagato ya tiene los ojos, pero no sé si ya se encontraron con los Sannín.

—Hay ambus siguiéndonos—. Comento Kaito con nuestro enlace.

—Lo he notado—. Respondí dejando salir un suspiro de fastidio.

—Te parece una apuesta—. Dijo con un tono juguetón lo que llamo mi atención.

—Hay que perder a los ambus, de paso sirve para nuestro entrenamiento—. Dijo al cual acepte sin problema con una mirada que le decía que ganaría.

De ese modo sutilmente nos separamos, para cualquiera que nos estuviera observando parecería que accidentalmente nos perdimos; por obvias razones me cubrí mi cabello con mi capucha mientras usaba a la gente para que no me pudieran seguir el rastro de ese modo termine en un campo de entrenamiento, pude sentir una la presencia de un shinobi, ya que no era ninguno de los ambu. Al poder apreciar su apariencia me di cuenta de que era muy guapo de cabellera celeste y una linda mirada.

—¿Qué hace una pequeña aquí? —. Dice mientras sonríe, la verdad algo me dice que lo he visto antes, pero no me viene nada a la mente.

—Estoy explorando—. Respondí ante su bella expresión.

—¿Y cómo se llama la señorita? —. Continuo con la misma serenidad del principio y una linda sonrisa que a cualquiera mataría, siendo sincera en mi cabeza estoy más roja que un tomate.

—Es de mala educación pedir dl nombre de alguien sin presentarse primero—. Respondí mientras me cruzaba los brazos y controlaba mis expresiones, pero no pude evitar hacer un puchero.

—Soy Dan Khat, pero puedes llamarme Dan—. Me contesto con una sonrisa nerviosa.

Ante sus palabras mi mente hizo clic, Dan como el novio de La Sannín Tsunade, ¿sigue vivo? Bueno, soy consciente que nuestra llegada a Konoha fue antes de lo que debía ser, así que no es muy raro.

—Es un placer conocerlo Dan-san, mi nombre es Uzumaki Kushina—. Respondí usando todo lo aprendido de mis clases de etiqueta que mama y la sr. Kane nos dieron.

—Bueno Kushina, ¿te gustaría que te muestre los alrededores? —. Sugirió al cual acepte. Me mostró, muchos lugares y al final la academia, fue más entretenido de lo que pensé al principio.

—Si quieres puedes ser un ninja—. Dijo con una de esa brillante y bellas sonrisas que casi me deja tonta.

—Pero sí yo ya soy un ninja, Dattebane—. Dije por impulso.

—Si lo intentas con mucho esfuerzo lo conseguirás—. Dijo dándome ánimos, la verdad su carita me frustro aún más.

—En serio yo ya soy un ninja, ya soy una graduada y realiza misiones, Dattebane—. Dije y por impulso le mostré mi diadema.

—Ya que eres un ninja debes estar hambrienta—. Dijo mostrando sorpresa en mi diadema que disimulo muy bien. —Conozco una tienda de dangos, de seguro que te gustara—. Al final comimos fue entretenido, el dango es uno de mis postres favoritos.

Aunque gane un gusto por el ramen que no sabía que tenía, aunque en mi anterior vida tampoco lo comía, ya que nunca surgió la oportunidad, estábamos lo suficientemente ocupadas en cómo llegar a fin de mes.

Al final Dan-san terminó pagando por todo, aunque intenté pagar mi parte, pero él insistió por lo que hice una reverencia y le agradecí. Fue cuando recordé mi sello, algo me decía que no lo volvería a ver en mucho tiempo, quizás ni lo vuelva a ver, por lo que tome una decisión.

Los hermanos del remolinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora