III

16 2 46
                                    

Había soñado muchísimas veces con este momento, aunque nunca estaba dispuesta a admitirlo en voz alta, y mi mente echaba de lado cualquier pensamiento que me hiciera extrañar a Jeon.
Con el tiempo que pasamos lejos, aclaré mi mente de muchas cosas y me di una oportunidad de amar de nuevo cuando conocí a Seokjin. Una promesa de amor que había roto en un momento de debilidad.
El mero pensamiento de que estaba fallándole a Seokjin me hacía sentir incómoda, pero lamentablemente eso no era suficiente como para frenar el acalorado beso con Jungkook que parecía no tener fin.

Si esta mañana alguien me hubiera dicho que llovería de esta forma, ni siquiera hubiera salido de mi cama. Si a Jeon no se le hubieran terminado los cigarrillos, no hubiera salido y nunca nos hubiéramos reencontrado. Y es gracioso, porque no desperté con el pensamiento de reencontrarme con mi mayor amor de juventud. Y aunque lo hubiera hecho, sin duda me hubiera reído de mí misma. Las probabilidades eran mínimas y parecía irreal.

Estoy segura que yo seguiría creyendo que estaba soñando, si no fuera porque sentía el peso de Jeon encima mío y sus manos sujetando firmemente mi cintura.

No habíamos dicho nada desde hace un rato. Todo eran besos y suspiros. Caricias. Deseo insaciable. Ninguno podíamos detenernos.

Al principio no lograba acostumbrarme a su piercing. Y no sabía si era Jeon, la pasión del momento o el hecho de experimentar la nueva sensación, pero jamás había disfrutado tanto un beso como ahora.

No supe en qué momento sucedió, pero me encontraba sentada encima de su regazo, sintiendo presión en mi entrepierna debido a su notable emoción por nuestra cercanía.
Yo no estaba mejor. Tenía el cabello hecho un nido, mis mejillas ruborizadas y sentía mis labios hinchados.

Él seguía con el cabello húmedo, y eso no ayudaba mucho a mis hormonas. Se veía extremadamente atractivo, con los ojos vidriosos ardiendo en deseo y su boca moviéndose sobre mis labios. Sobre mi cuello. Sobre mis hombros. Mi cordura llevaba mucho siendo olvidada. No me resultaba normal lo mucho que lo había echado de menos.

"Creo que... debemos... parar" trato de decirle entre besos, pero eso sólo consiguió que afirmara su agarre en mi cintura.

Arqueé mi espalda, y siguió besándome, ahora con mayor intensidad. Gemí bajó debido a la sorpresa, y sentí cómo sus manos en mi cintura se marcaban debido a la fuerza que estaba empleando.

"Paremos... por favor" vuelvo a pedir, y consigo un asentimiento de su parte. Besa castamente mis labios una última vez y nos quedamos así, él sosteniendo suavemente mi cintura y yo sobre su regazo. Ambos tratando de regular nuestras respiraciones.

Cierra sus ojos y recuesta ligeramente su cabeza sobre el respaldo del sillón. El cabello húmedo que antes le caía en los ojos ahora estaba echado hacia atrás, y notaba una pequeña sonrisa en su rostro.

Inconscientemente sonrío al verlo, y acerco mi mano a su rostro para acariciar su mejilla izquierda.

"¿Qué sucede?" Le digo en tono bajo, aún conmocionada por lo que acababa de pasar.

Su sonrisa incrementa al sentir mi toque y eso consigue hacer revolotear a las mariposas que habitan en mi ser.

Aún conmigo encima, se mueve un poco para lograr verme mejor frente a él y estar a la misma altura.

"No tienes idea de todas las noches que pasé pensando en cómo sería nuestro reencuentro. Porque yo siempre estuve seguro de que volveríamos a vernos. Pensaba en decirte que te odiaba por huir, que destrozaste todo en mi vida... pero sinceramente, no pude recordar nada de eso cuando te vi. Ahí, corriendo entre la lluvia. Podría haberme confundido de persona. ¿Cómo podrías ser tú, de entre tantas ciudades y tantas personas? Pero yo estaba seguro que eras tú."

The way I loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora