MAKE A WISH
﹙capítulo seis﹚
₊꒷︶ଓ︶꒷꒦⊹˚₊꒷︶ଓ︶꒷₊El día había transcurrido de lo más apacible en la residencia de los Zoldyck. Según pasaban las horas, las pequeñas nubes grises que asomaron en el cielo a media mañana, se habían adueñado por completo del horizonte y terminaron desatando una tormenta. En esa tarde lluviosa Illumi y Killua habían decidido jugar a los dardos dentro de casa. A pesar de sus cortos seis años, Killua ya era muy hábil en esta disciplina, aunque no tanto como su hermano mayor. Era la tercera vez que Killua perdía en esa tarde, pero a cada partida había logrado recortar distancia con Illumi.
—Lo has hecho muy bien, Kill. Si sigues así pronto me alcanzarás —dijo el mayor, revolviendo el cabello plateado del menor con su mano.
El pequeño lo miró lleno de emoción.
—¿Lo dices en serio?
—Jaja no —respondió Illumi. Lo suyo no era mentir. —Piensa que yo también seguiré avanzando, no es como si fuese a quedarme estancado mirando como llega el día en que logras vencerme.
Killua hinchó sus cachetes y resopló. Parecía un hamster. Illumi sonrió levemente porque su hermano pequeño le parecía adorable.
—¡Hijos míos! —Un grito agudo captó la atención de los hermanos, se trataba de Kikyo. —¡He preparado limonada y pastel de fresas con nata, venid a merendar!
Los dos hermanos corrieron hacia el lugar del que provenía la voz. Cuando llegaron allí, Milluki ya se había sentado y tenía en su plato un trozo que era la cuarta parte del tamaño de la tarta.
—Maldita bola de grasa ¿acaso no sabes compartir, cerdito? —preguntó Killua enfadado.
—No le hables así a Milluki, Kill —reprochó Kikyo—. Él no es ningún gordo, sólo es ancho de huesos y está creciendo, necesita nutrirse.
Killua rodó los ojos ante el comentario de su madre. Ella, por su parte, sirvió pastel a Killua, Illumi y Kalluto; mientras el mayor se encargaba de llenar los vasos de sus hermanos pequeños con limonada.
Killua miró feliz a su alrededor. No recordaba una escena así con su familia en todos sus años de vida. Era extraño ¡pero se sentía tan bien! Su mamá estaba muy hermosa y radiante, con el cabello largo cayendo sobre sus hombros y sus ojos negros que se parecían a los de Illumi.
Mientras los demás comían el pastel, Milluki ya se había terminado su trozo.
—¡Quiero más!