4. Enough for me.

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Despertó.

Y no recordaba mucho, a decir verdad.

Cielo raso de baldosas blancas y luces cegadoras, cuerpo adormecido, fuerte olor a sanitizante caro.

Había dado a luz. Ahora tenía bajo su cuidado a lo único que podía sacarla de aquel abismo sin final. Lo único que podía mantenerla unida a Catra.

No importaba si la amaba o no, eso había sido ya hacía mucho tiempo. Lo que importaba era tenerla, tener todo lo que ella poseía.

Cuando sus sentidos empezaron a reaccionar, pudo oír el chirrido de la puerta, dejando paso a nuevos olores. Uno que conoció hasta hartarse y... uno nuevo. Uno diferente.

El fruto de lo que algún día pudo llamar amor.

—Hey...—Saludó la morena con una voz fría, pero que aún guardaba algo de calidez en el fondo de su sílaba.—No planeaba molestarte mientras dormías, pero una enfermera me dijo que despertarías pronto.—Comentó, extendiendo sus brazos para entregarle a la pequeña figura que yacía respirando tranquilamente en ellos.

La tomó casi con cautela, con una delicadeza que no sabía que tenía, pasando su mano suavemente por el escaso cabello castaño con destellos rosas y sintiendo la suavidad que había en ellos.

—....¿Su nombre?—Logró preguntar con voz adormecida. Había asumido que la alfa lo elegiría, dado que era reacia a participar en lo absoluto en aquello. Pero en ese momento, le pareció algo estúpido.

—Eden.—Respondió con una sonrisa apareciendo en la comisura de sus labios, sus ojos heterocromáticos brillando como nunca antes. Casi quiso sonreír.

—Eden...—Repitió, mirando como la pequeña se acercaba más aún a su pecho para olfatear su aroma. Algo se retorció en lo más profundo de su ser con aquella escena.

Tenía lo que quería, ¿no?

Sin embargo, ¿por qué se sentía así?

Como si estuviera a punto de tomar una mala decisión. Como si todo el ambiente se hubiera vuelto contra ella en forma de la respiración suave de Eden traspasando su bata de hospital.

Y quizá, quizá por una vez en su vida sintió que debía proteger a tan pequeño ser. Uno que salió de ella, y que casi inmediatamente llenó hasta el más recóndito lugar de su alma.

—Los papeles de divorcio están en el auto.—Soltó Catra casi de inmediato, sin la mínima dubitación.

Su mandíbula se apretó al instante al escuchar sus palabras.

Porque quizá, Eden era la única cosa que ya no quería perder.

Miró a la castaña por unos segundos antes de asentir lentamente.

(...)

—Ahí lo tienes.—Suspiró, dejando la pluma en el escritorio. Con aquella firma en un papel, Glimmer y Catra finalmente habían puesto fin a un matrimonio de casi 8 años. No se regocijaba, pero sabía que la morena lo hacía, y pudo notarlo en su expresión a pesar de los esfuerzos que hacía para ocultarlo. Miró a Eden en los brazos de la alfa y sintió la amargura arremolinarse en su corazón y la ira tomando el control de su cuerpo.

¿El por qué? Catra tenía todo a su favor.

Y se iba a quedar con su hija.

Pero en ese instante, habiendo experimentado aquel sentimiento dulce, su pecho estremeciéndose al sentir el olor de la pequeña, aunque solo por unos instantes, supo que no iba a dejar que su ahora ex-esposa acabara con ello.

Late (Alt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora