6

470 65 14
                                    

Yumeno estaba decidido.

La tarde de ese mismo día iba a verse con Kenji en el parque favorito del rubio. Este se puso muy contento al oír la idea, y obviamente aceptó.

El de pelo bicolor tenía 0 experiencia romántica, así que las tardes anteriores a su encuentro se dedicó a leer todo tipo de novelas y libros románticos. Sinceramente, le daban asco, pero necesitaba ideas para declararse al rubio.

Se pasó todas las horas antes de verse preparándose adecuadamente. Incluso se compró algo de ropa nueva más elegante y del gusto de Kenji.

La camisa que llevaba era amarilla y abotonada. La adornó con un pequeño pin de una carita sonriente que supuso que le gustaría al menor.

Como pantalones, se puso unos que eran de diversos colores vivos. Definitivamente, ese no era el estilo de ropa que solía llevar el niño, pero si quería impresionar a Kenji debía vestirse de esa forma, le gustase o no.

Después de estar vestido, se dedicó a peinarse y lavarse la cara al menos durante un par de horas. Se echó perfume y lavó sus dientes, asegurándose de no tener mal aliento. Había leído que, a veces, después de las declaraciones, las parejas solían besarse. Por eso, no dejó de frotar hasta que su aliento olía perfectamente.

Una vez estuvo preparado, se miró en el espejo de cuerpo entero que tenía colgado en la pared de su cuarto. Realmente no se veía nada mal, pero no parecía él mismo. Tomó su bolso, en donde puso a su muñeca y a Luna, y partió hacia el parque.

Por el camino, los nervios del chico eran palpables. Se notaba a simple vista que estaba nervioso, emocionado y algo asustado. Sus mejillas ardían y su corazón latía con una intensidad descomunal. Parecía que se le iba a salir del pecho en cualquier momento.

Caminaba a un ritmo rápido, largos pasos sin pausa hasta llegar al parque. Revisó la hora en su reloj y se dio cuenta de que había llegado 30 minutos antes, más los 10 extras en los que tendría que esperar a Kenji, porque llegaba tarde.

Se comenzó a desesperar, pero trató de ser paciente. Miles de preguntas atacaban su mente, las cuales trataba de evadir. En pocos minutos más, la figura del rubio se empezó a divisar desde el banco en donde el menor estaba sentado.

—Kenji, tengo que decirte algo muy importante. — Ni un "hola", ni nada. Yumeno no quería perder el tiempo con tonterias, pues si no después se iba a acobardar. Recalcó la palabra "muy", mientras que Kenji lo observaba curioso.

—Claro, estoy dispuesto a escuchar cualquier cosa que tengas que decirme con gusto.

Le dedicó una pequeña sonrisa al menor y después este último comenzó a hablar de prisa, con nervios y mirando al suelo:

—Verás, Kenji... mi vida antes de conocerte era oscura. Era... vacía. Me faltaba ese rayo de luz, ese pedazo de sol que iluminase mis días y me diese una razón para despertarme cada mañana. Durante años, me quedé preguntando qué o quién podría tener ese papel en mi vida. — Hizo una corta pausa, y subió su mirada para encontrarse con los ojos dorados del rubio. — Entonces, después de aquel incidente con Guild, apareciste tú... Todo lo que hiciste por mí, nunca nadie se había comportado tan amablemente conmigo. ¿Donde están las personas como tú en el mundo? Eres demasiado, Kenji, de verdad. Aprecio mucho nuestra amistad, a tal punto de que mis emociones están confundidas y... nunca sentí algo así por nadie, ¿sabes? Creo que esto se llama "amor". Es lindo, pero doloroso. — Hubo otro silencio. Corto silencio en el que Yumeno se preparaba para pronunciar las siguientes palabras. — Me desvío del tema, perdón. A lo que iba. Kenji, he sentido esto durante hace ya unos días, sé que tal vez sea pronto, pues nos conocemos de poco, pero ya es más que suficiente. Me gustas. Pero no de la forma en la que se gustan los amigos. Me gustas de la forma en la que desearía abrazarte toda la noche, darte besos en la mejilla, tal vez alguno en los labios... Me gustas en la forma en la que quiero compartir la resta de mis días contigo, de la forma en la que no quiero que nuestra relación se quede en "solo amigos", sino que dar un paso adelante y ser algo más. Ser algo. Tú y yo.

Después de esa confesión, un silencio incómodo reinó entre ambos. Kenji entraba tratando de entender las palabras que el menor le había acabado de dedicar, mientras que este último temblaba de los nervios y se abrazaba a si mismo, esperando con nervios a la respuesta del rubio.

Tal vez pasó un minuto, o vete a saber tú cuanto tiempo, pues para Yumeno el mundo se detuvo después de eso. Estaba asustado, y nervioso, esperando la respuesta.

Kenji tomó de la barbilla al de pelo bicolor y lo observó a los ojos durante varios instantes. La mirada dorada de Kenji se clavó en las pupilas del menor. Después de eso, el de pecas se decidió a contestar:

—Aprecio mucho, demasiado, tu sinceridad y que hayas decidido compartir tus sentimientos conmigo. Eso es un gran paso para la confianza contigo mismo. — Lo tomó de los hombros para que dejase de temblar, y en ningún momento desvió la mirada de sus ojos. — Q, también eres un gran amigo para mí. Congeniamos muy bien desde un inicio y, si así lo deseas, no veo el problema por intentar algo más entre nosotros. Ser pareja no suena tan mal, ¿no crees?

Al oír esas palabras, los ojos del menor brillaron con emoción, incluso parecía estar al borde de las lágrimas. Sin dudarlo, se lanzó a los brazos del de pecas y ambos se unieron en un dulce y agradable abrazo juntos.

—¡Sí, sí, sí, sí! Gracias por todo, Kenji.

—No hay nada por lo que debas agradecerme.

Ambos sonrieron y estuvieron abrazándose un rato más. Después de eso, pasaron la tarde juntos en el parque y salieron a comer helado.

Seré tu sol - Yumeno x KenjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora