❛ ¿Y si reescribimos las estrellas? Di que fuiste hecha para ser mía. ❜
-Rewrite the stars.
- En curso.
- Portada hecha por mí.
- Se prohíbe tanto las adaptaciones como la copia de esta historia.
- Heterosexual.
- Capítulos de extensión variable...
Kang Seola, linda joven de diecisiete años teñida de un rubio claro, tan claro que haría contraste en un bioma nevado.
Su piel pálida hacía resaltar sus facciones y pequeños lunares alrededor de su cuerpo. Principalmente el pequeño lunar bajo su ojo izquierdo con una leve forma de estrella de cinco puntas.
Seola siempre fue una chica tranquila, estudiosa, obediente. Todos la proclamaban como "la chica perfecta", tanto como por su físico, como por su vida.
Aunque realmente no era así, y Seola lo sabía más que nadie.
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— ¿Ya te levantaste?—murmuró una somnolienta Haerin, tallándose los ojos.
Asentí y tomé mi taza para beber el café recién hecho. Me giré y la vi en las escaleras, apoyada a la barandilla.
— Puedes seguir durmiendo, yo me iré ahora enseguida.
— Uhm, que manía con irte siempre tan temprano.—dijo la castaña para mirar su reloj, viendo que eran las seis y media.— Está bien, hasta luego.
— Adiós.—sonreí levemente viendo como se iba de nuevo hacia arriba.
Al ya haber terminado mi café, lavé la taza y tomé mochila para después irme.
Antes de salir, comencé a pensar en todas las cosas que debía llevar para que no se me olvidara ninguna. Una vez ya todo preparado me dispuse irme.
— ¡Hey, Seola!—sonreí levemente al escuchar esa voz detrás de mí y me giré.
— Hola, Chaewon.
— ¿Qué tal?—dijo abrazándome mientras alargaba la "a".
— Bien, ¿y tú? Es extraño encontrarte aquí tan temprano.
— Te dije que me volvería alguien responsable.
— Eso dijiste el año pasado también y a los dos días volviste a tu aburrida rutina de siempre.—reí levemente al recordarlo.
— Shh, el pasado se deja atrás.
Chaewon era mi mejor amiga desde hace ya cuatro años, éramos inseparables, menos en las clases, los profesores nos cambiaron de aula ya que Chaewon no me dejaba de hablar y yo de reír sobre lo que decía.
La recién nombrada me tomó de la mano y comenzamos a caminar hasta las taquillas.
— Mmh, veinte minutos.
— ¿Por qué cuentas lo que falta para las clases?
— ¡Porque hoy llega un nuevo alumno! Quiero hacer más amigos así que quiero caerle bien.
— Oh, ya veo.
— Vamos a comer algo, tengo hambre.
— Bien.—sonreí sin mostrar los dientes y la seguí.
