❛ ¿Y si reescribimos las estrellas? Di que fuiste hecha para ser mía. ❜
-Rewrite the stars.
- En curso.
- Portada hecha por mí.
- Se prohíbe tanto las adaptaciones como la copia de esta historia.
- Heterosexual.
- Capítulos de extensión variable...
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Me vestí rápidamente y tomé mis pertenencias como dinero y teléfono. Había vuelto a quedar con Sunghoon pero, esta vez por la noche. Obviamente si mis padres se enteraran estaría muerta pero, algo me llamaba la atención de ese chico que no dejaba negarme.
— Te ves linda.—me sobresalté al escuchar su voz. Acababa de salir de casa y él ya estaba allí esperándome y con esa amplia sonrisa que dejaba a la vista sus colmillos.
— Primero, buenas noches.—reí levemente.
— Mmh, buenas noches, princesa.
Me sonrojé levemente y sonreí.— ¿A dónde iremos?
— Sígueme y verás.—sonrió y comenzó a andar.
Yo lo seguí y me conseguí poner a su lado. El camino era silencioso pero, un silencio cómodo y agradable. De vez en cuando miraba su perfil, su piel pálida junto con la luz de la luna, era algo realmente grato de ver.
Seguimos caminando por un rato más hasta llegar a un lindo lugar arenoso de la playa. En el suelo de éste había una manta, rodeada con piedras para que no se fuera. Una cesta con lo que se podían ver algunos dulces y bebidas y unas pequeñas luces de batería.
— Es precioso...—murmuré para después mirarle.
— ¿El lugar o yo?—rió con notoria burla y pegó un leve tirón de mi mano para llevarme. En ese momento fue que me di cuenta que nuestras manos estaban entrelazadas, y el tacto de la suya era fresco y suave.
Nos sentamos en la manta y me dió una lata de refresco que había en la cesta.
— ¿Por qué te esforzarías por hacer algo así?—dije mientras abría la lata.
— ¿Por qué no?—dijo mientras me miraba.
Reí levemente y tomé un poco del refresco, estaba fresco.
— Seola.—lo miré e hice un sonido de asentimiento.— Si fueras una estrella, para mí, serías la estrella más bella de toda la noche estrellada.
Me sonrojé levemente y sonreí.— ¿Y eso?
— Tu lunar, es bonito.
— Los tuyos también.
— Oh, ¿te fijaste en mí? Lo sabía, soy irresistible.—río, provocando una risa en mí también.
Pasada una hora y media estuvimos hablando, riendo y comiendo. Ya era algo tarde así que recogimos todo y decidió acompañarme a casa.
— Gracias por acompañarme de nuevo, Hoon.—sonreí.
— ¿Hoon? Vaya.—sonrió levemente y bajó la cabeza.
— ¿No te gusta?
— Me encanta.—levantó la cabeza y miró directamente a mis ojos.— Seola.
