Capítulo 4.

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Habían pasado dos semanas, dos semanas donde Jisung evitaba a toda costa interactuar con Lee Minho y dónde el pelinegro se la vivía en su nuevo estudio, metido hasta altas horas de la madrugada.

La casa seguía manteniendo una cordial bienvenida para el escultor, Lady Eleonora estaba encantada con los comentarios que había escuchado de la demás gente sobre Minho, todos lo encontraban maravilloso, todos excepto cierto castaño de mejillas relucientes y su amigo.

-Por lo menos no se ve como un vagabundo, solo alguien vulgar.- Comentó Aiden mientras tomaba una copa.

-No lo entiendes, es más que desagradable.

Ambos estaban en el amplio jardín, mirando la cabaña a lo lejos.

-Pero si casi ni lo ves, siendo honesto creí que sería mucho peor.

-Es lo peor que pudo pasar.- Jisung no quería compartirle a su amigo el por qué le caía tan mal, no quería confesarle que había tenido la astucia de humillarlo, o al menos que así lo sentía.- No tiene nada de educación.

-Lady Eleonora dice lo contrario.

-Mi madre se equivoca.- Contestó enojado.- Escucha, no estarías igual si fuera tu caso.

-Si fuera mi caso ni siquiera lo hubiera dejado quedarse en mi casa, no somos lo mismo.- Se encogió de hombros.

-Lo quiero fuera.- Dijo con fastidio observando a lo lejos como parecía haber movimiento dentro de la cabaña.

-¿Aunque no haya terminado su trabajo?

-Mi madre puede  conseguirse a cualquier otro escultor, todos hacen lo mismo.

-Cierto.- Afirmó.

-Cuando llegue mi padre será más fácil sacarlo de aquí.

-Solo dile que es uno de esos afeminados o algo por estilo, seguro hasta una golpiza de despedida se lleva.

Jisung lo miró confundido.- No.- arrugó el entrecejo.- Solo quiero que se vaya, nada más.

-Pues tienes que encargarte de que no ocasione más problemas, que mantenga un perfil bajo, así será más fácil desecharlo.

Vió al pelinegro salir de la cabaña con el cabello húmedo y ropa alisada, siempre hacía eso, se duchaba antes de comer ¿Por qué? Se cuestionaba Jisung mientras lo veía acercarse por el jardín.

Su caminar era firme, como si todo a su alrededor le perteneciera, lo detestaba.

Tenía esa mirada compleja que no dejaba de incomodarle y su cabello oscuro que caía sobre sus ojos, demasiado largo para su gusto, esos eran los detalles que lo exponían sobre no pertenecer a ese nivel, sus padres jamás le hubieran permitido tener el cabello a esa altura.

Jisung seguía absorto en sus pensamientos Juzgando al individuo que se acercaba cuando entendió que... "se acercaba".

Alterado miró a Aiden con ojos abiertos, si se quedaban más tiempo ahí parecería que lo estaban espiando, lo cual hacían un poco, pero él no tenía por qué saberlo.

-Creo que ya debes irte.- Le dijo rápidamente a Aiden.

-¿Qué?- Preguntó confundido.

-Es que tenía un compromiso y lo había olvidado.- Se excusó.

-Da igual, no estábamos haciendo nada, iré a revisar los negocios.- Dijo restándole importancia.

Jisung estaba apurado por despedirlo, por alguna razón le causaba mucho bochorno que Minho los viera en el ventanal.

Tallando el alma se esculpe una vida [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora