Capitulo Ocho

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Historia omegaverse/ insinuaciones sexuales/ mención de embarazo/ Namjoon alfa/ Seokjin Omega






   Namjoon se detuvo ante la puerta. Dentro sonaba música de Vivaldi a gran volumen. Seguramente apagaría el sonido de su llamada, pero aun así le dio un minuto para abrir. Según kook, con quien se había cruzado en la escalera, estaba preparado. Según el mensaje de texto de Jimin, tenía el traje, zapatos y peinado perfectos.

   La verdad era que él había esperado más resistencia. Tanto a la expedición de compras como a asistir a la gala de su brazo. Mientras volvía del aeropuerto preveía una batalla de palabras y voluntades con expectación y cierta impaciencia. Las veinticuatro horas que llevaba sin verlo se le habían hecho eternas y acababa de dedicar treinta a ducharse, afeitarse y vestirse. Traje de etiqueta y corbata negra, imperativos en ese tipo de eventos a los que estaba obligado a asistir.

  
   Sin embargo, esa noche no se sentía obligado. Su cuerpo zumbaba de excitación; su propio olor corporal lo delataba, no podía «controlar lo intenso del kiwi, apestaba a necesidad» según en palabras de kook al preguntarle sí su traje estaba prolijo. Cansado de esperar, abrió la puerta.

  En la sala se veían los rastros de una exitosa expedición de compras. Bolsas, varios pares de zapatos abandonados, un bolso de noche metálico color negro que reflejaba la luz en todas direcciones.
   Pero no a Seokjin.

   La puerta de su dormitorio estaba abierta y, a pesar de la música, captó una risa burbujeante. Sonrió y su cuerpo reaccionó al reconocerla. Sin duda la risa era suya, no de Hoseok.

   Recogió un zapato de punta triangular del suelo y fue hacia la puerta pero se detuvo de repente, impresionado al ver a Seokjin. Tenía la cabeza vuelta hacia su hermano y le lanzaba un último comentario; tardaría unos segundos en verlo. Suficientes para que el alfa tuviera tiempo de cerrar la boca.

  El omega se volvió con ojos risueños. Parpadeó.

   –Estás aquí –dijo.
   –Eso parece.

  El primer impacto se debía al omega: a su piel cremosa, el movimiento de sus pestañas y la estimulante caricia de su risa.

   Examinó el resto de la imagen de arriba abajo. Su bonita camiseta de satén rojo que quedaba holgada en su cintura debido a sus hombros anchos con excepción de los pantalones: de color negro entallados a su estrecha cadera y a sus piernas sacando lo mejor y exquisito de las mismas. Su pecho se alzó cuando tomó aire, el omega se llevó una mano a sus  descubiertas clavículas donde descansaba un pulcro broche color rosado que formaba una flor con lazos sobrantes dejándose caer con hermosura.

  Su mirada viajó desde su cadera hasta sus pies. Se detuvo notando algo que le hizo recordar que llevaba en la mano.
  Estaba descalzo.

   –¿Es tuyo?
   –Tuyo –contestó el omega, alzando la barbilla con orgullo. Eso le hizo saber que no aceptaría la ropa. Se la pondría, pero seguiría perteneciéndole a él.

  Sus miradas se encontraron y la electricidad volvió a disporrotear entre ellos. A pesar de sus palabras y su actitud. Namjoon supo que sentía lo mismo que él, la misma química. La misma sensación de un lazo entrañable y exitante.

  Ese era el Seokjin que lo hechizaba. El que se mantenía firme en su postura y le aguantaba la mirada.

  –Si es mío –dijo, sujetando las tiras negras de las agujetas con una mano y golpeando el tacón grueso y cuadrado contra la palma de la otra–, entonces podré ponértelo, ¿no, Seokderella?

A Su Servicio                                                Namjin (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora