4 -El engaño del cisne

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Leah despertó sobresaltada cuando la alarma de su teléfono resonó, llenando la habitación con su estridente sonido. Maldijo en voz baja mientras observaba la hora y bostezaba al levantarse de la cama. Se acercó a la ventana y la abrió, dejando que la brisa matutina la ayudara a despertar. A pesar de haber dormido bien, se sentía cansada; tal vez se debía a haber trasnochado pensando en las preguntas que podrían plantearle en sus primeras clases y en cómo responderlas de manera impecable.

Se había despertado una hora antes de que comenzaran las clases, por lo que no le sorprendió encontrarse sola en el vestuario temprano en la mañana. Se duchó con calma, consciente de que tenía tiempo de sobra. Al salir del vestuario con su ropa cambiada, se topó con una Juliet bastante despeinada. Juliet la saludó distraídamente mientras bostezaba, dando la impresión de que despertar no era su fuerte.

De regreso en su habitación, mientras escuchaba murmullos y voces al otro lado de la puerta, Leah preparó una pequeña mochila con lápices, bolígrafos y una libreta. Aún no estaba segura de qué le pedirían en clases, por lo que se armó con esos elementos y se encaminó hacia la puerta para dirigirse a su primera clase. A toda prisa por el pasillo, alcanzó la puerta y escuchó una voz detrás de ella.

—Oye, espera por mí —dijo Claire, avanzando hacia Leah con la funda del violín en una mano y una mochila turquesa en la espalda.

—Perdón, no sabía si estabas aquí o te habías ido —respondió Leah.

—Tú también tienes música, ¿verdad? —Sí, en efecto, Leah tenía música como su primera clase, aunque su horario estaba bastante relajado.

—Sí, y luego tengo arte, aunque hay bastante tiempo entre ambas.

—Perfecto, vamos. Quedé con Abby junto a la fuente en el patio principal, ella también estará allí —explicó Claire, comenzando a caminar.

Durante el trayecto, Leah y Claire charlaron un poco sobre música. Claire había estado tocando el violín prácticamente desde que aprendió a caminar; era una experta en ello y aspiraba a perfeccionarse en esa área en la universidad. Leah se sintió un poco menos segura comparada con la destreza de Claire. Aunque había elegido música porque tenía cierto talento y siempre se había sentido atraída por su historia, estaba lejos de ser una experta.

Sin embargo, sus inseguridades se desvanecieron al darse cuenta de que Abby tampoco era una virtuosa en cuanto a tocar un instrumento. Eso la tranquilizó y, juntas, las tres amigas llegaron a su clase. Leah se sentía sorprendentemente acompañada, mucho más de lo que había anticipado en la universidad.

La profesora Silver, a quien Leah había conocido poco después de su llegada a la universidad, les dio la bienvenida con una cálida sonrisa. Una vez que todos estuvieron en sus asientos, comenzó la clase.

—Buenos días. Para aquellos que no me conocen y también para aquellos que sí, soy Chloe Silver y seré su profesora de música. Antes de comenzar con el contenido del curso, me gustaría que cada uno se presente y comparta cuál es su pieza de música clásica favorita. Esto nos ayudará a conocernos un poco mejor a todos.

Leah no estaba completamente segura de cuál era su pieza favorita, y dudó por un momento hasta que la pregunta llegó a Claire.

—Saludos a todos, soy Claire y mi pieza favorita es "El Verano" de Vivaldi —dijo con confianza.

—Veo que tienes un violín —observó la profesora Silver—. Eso explica por qué esa es tu elección.

—Exacto —rió Claire—. La he interpretado cientos de veces.

—¿Y la tuya? —preguntó la profesora, dirigiendo su atención a Leah.

—Me llamo Leah y me resulta difícil elegir, pero me inclino por "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi.

Soledad en la multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora