Capítulo 33

1.7K 100 3
                                    

Yuri POV

Las lágrimas bajabanpor mis mejillas, sentía mis ojos arder y una presión indescriptible en elpecho. Frente a mis ojos se estaba consumiendo el auto de Lerma y yo solopodía llorar, en un impulso incontrolable me levanté y comencé a caminar hastael auto, limpie mis lágrimas y luego empecé a correr hasta el auto, hacia calor, demasiado calor y mis ojos intentaban encontrar una manera de entrar al auto, cuando creí que entraría unos brazos me abrazaron y me cargaron fuera 

del lugar

- ¡NO, SUELTAME, TENGOQUE SACARLO DEAHÍ, SUELTAME!

Pataleaba y gritaba contodas mis fuerzas pero aún así aquella no me soltaban, era fuerte, más que yo.

XX:¡Cálmese! Los bomberos ya están haciendo su trabajo... ¿Sufrióusted algún daño?

Negué con la cabezamientras las lágrimas me cegaban y volvía al piso a llorar.

XX: ¡LERMA, LERMA! -escuché su voz -¡LERMA NO ME DEJES! - mi corazón se rompió.

Tapé mi rostro con mismanos mientras sentía que no podía dejar de llorar.

XX: ¡Yuri! - volví aescuchar su voz y me negaba a levantar la vista pero el me rodeó con sus brazossentándose en el piso también - Dime que esto no está pasando...

- Frey... Lo... Losiento - me abrazó más fuerte y comenzó a llorar con más fuerzas, él parecía unniño indefenso entre mis brazos, yo solo podía abrazarlo fuerte mientras lodejaba llorar.

Frey: El.. No... Yo... Amo... - noentendía ni una palabra de lo que decía porque su respiración era inestable.

XX: Extinguimos el fuego, sinsobrevivientes - escuché un bombero decir a otro 

Mi corazón decayó y mislágrimas se hicieron todavía más presentes.

Frey: ¡NO! LERMA....

Lo abracé con másfuerza mientras el luchaba por salirse de mi agarre, terminó rindiéndose yllorando en mi.

Cinco horas después

Valeria: Toma esto, por favor...

Tomé aquel vaso entremis manos e intenté sonreírle, pero es que no podía. Estábamos en una salaesperando que nos pudiéramos llevar el cuerpo sin ida de Lerma. Frey estabadesecho en una silla, no había parado de llorar y no quería hablar con nadie.Llegó Tash y los familiares de Lerma. Valeria nunca se fue de mi lado... Ellaestaba sentada en la silla a mi costado y me acariciaba suavemente el brazomientras yo intentaba dejar de llorar.

Al día siguiente

- Vale, ya debemosirnos.

Había llegado la horadel último adiós. Yo estaba vestida completamente de negro y usaba unos lentes oscuros, cuando Valeria bajó las escaleras ella también vestía de negro. Tomó un paraguas negro y lo llevó consigo mientras yo la esperaba en la puerta. El climael día de hoy estaba como mi ánimo.

Valeria: Vamos... - se inclinó y mebesó - Todo va a estar bien.

Yo asentí y le ayudé aponerse su abrigo, cerré la puerta detrás de nosotras y bajamos de aquel elegante edificio. Nos subimos a su camioneta pues yo no quería manejar.

Al llegar al cementeriovisualicé a Frey vistiendo un traje negro y un abrigo largo bastante eleganteencima, llevaba lentes oscuros y simplemente estaba parado ahí observando laurna del que fue su novio. Lloraba, podía notarlo porque de vez en cuandolimpiaba sus mejillas. Había mucha gente pues a Lerma lo querían muchaspersonas, agaché la mirada y Valeria apretó mi mano como alentando a que fuesefuerte. Sonreí a medias y caminé hasta donde Frey estaba, cuando me miró meabrazó inmediatamente. Yo intenté no llorar pero se me hacia imposible. Podíasentir su dolor, sus lágrimas, su corazón hecho añicos porqué yo me estabasintiendo igual, aunque para el debe ser el triple de difícil.

KilometrajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora