Capítulo 11: Estás en problemas

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...

Rebel Yell sonaba de fondo, mis pies descalzos jugaban con el pelaje de la alfombra de la habitación de Billy, él se mantenía en el suelo, con la camisa abierta, mi vista se centraba en su abdomen perfectamente trabajado, no era ciega ni idiota para no apreciar la belleza que poseía Hargrove.

Ya cierra la boca o se te caerá la baba de tanto verme, bruja... -dijo riendo-

Cállate, me quedé pensando -dije dándole un trago a la cerveza que tenía en la mano-

¿Sobre qué?

La universidad -mentí- ¿Ya sabes a cuál irás?

No tengo idea -suspiró- Sólo sé que quiero salir de aquí

¿Por qué eres tan cruel con tu hermana?

¡ELLA NO ES MI HERMANA, VICTORIA!

Ok, tranquilo -alcé las manos en señal de rendición- Tranquilo...

Oh... -tocó el puente de su nariz- Lo siento, sólo no digas esa estupidez de nuevo

¿Te molesta cuidarla?

Créeme, si la conocieras también te molestaría

Tengo un hermano, bueno un medio hermano

¿En serio?

-asentí con la cabeza- Es pequeño, y pasa más tiempo con mi ocupada madre pero nos llevamos bien

-se encogió de hombros- No me harás cambiar de opinión, seguiré tratando a esa basura como lo que es

-respiré hondo- Debo irme Billy Hargrove

Es temprano

Lo sé, pero mañana hay escuela

Que aburrida eres Tori

Cállate -reí- Ademas me asusta...

¿Que cosa?

Que beba otra cerveza y quiera besarte -dije viéndolo- Olvida que dije eso, y no lo menciones nunca -reí-

Eres demasiado infantil -rió-

¿Infantil?

Lo eres

¿Por qué? No lo soy

Lo eres victoria, lo eres...

¡Que no lo soy!

Bésame entonces

¿Qué? ¡No!

Lo ves...

Billy -reí- Ya en serio mejor me voy

Bien -se levantó del suelo y se acercó hacía mi- Si tú no lo haces lo haré yo...

Sentía mis nervios en mi estómago, Billy juntó nuestros labios y algo torpe comencé a moverme a su ritmo. El alcohol hacía que todo fuera más fácil pues mañana sólo diría que fue a causa de eso; el beso cada vez subía de intensidad, de un momento a otro Billy se recostó en el suelo pero esta vez conmigo sentada encima. Metí mi lengua a su boca, imitó mi acción haciéndola pelear por querer tomar el control. Las manos de Billy se resbalaron hasta mi cadera, me tomó de ahí y comenzó a frotarme sobre él, era virgen pero no era idiota; no había llegado a tercera base con nadie pero sabía lo suficiente para hacer disfrutar a ambos.

« The other woman » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora