Capítulo 17: Pesadilla

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...

Mi pecho subía y bajaba rápidamente, miraba fijamente hacia las escaleras de la piscina de Steve Harrington. Mi cuerpo empapado por la lluvia no era el motivo por el cuál sentía escalofríos

¡Tori! ¡Ayúdame! -gritó desgarradoramente mientras era arrastrada al fondo de esta-

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¡Tori! ¡Ayúdame! -gritó desgarradoramente mientras era arrastrada al fondo de esta-

Desperté de golpe, las gotitas de agua apenas golpeaban mi ventana. Toqué mis mejillas las cuales estaban empapadas de mis lágrimas, miré el reloj marcaban las 2:55am
¿Qué significaba ese sueño?

Mierda.. -susurré antes de levantarme de la cama-

Cambié mi pijama por unos jeans, una blusa que encontré en el camino y unos tenis que me cubrieran bien en caso de que lloviera más.
Salí por la ventana, no era la primera ni la última vez que lo hacía pero esta vez con mi ansiedad consumiéndome fue peor que las otras veces. Caminé con cuidado, a esta hora el viejo basurero que es Forest Hills estaba demasiado solitario, la niebla se admiraba desde lejos, y cuando estuve a mitad de camino recordé las palabras de Hopper.
"No me hagas buscarte..."
Me detuve en seco, miré atrás y vi que era demasiado tarde para arrepentirme, aceleré mi paso y cuando estuve frente a su puerta toqué un par de veces, pero lo que no tenía en mente es que no abriera.

Tori... ¿qué haces tan tarde afuera? -la voz del señor Munson casi me da un infarto-

Oh... Señor Wayne, estaba buscando a Eddie

¿Eddie? Se quedó con Gareth después del ensayo. ¿Pasó algo en tu casa? ¿Quieres que le llame a Eddie?

No... Yo... Olvídelo, ya me iba

No, no, hija... ¿quieres dormir aquí? Yo iba de salida al trabajo, pero sabes que puedes quedarte

¿Puede dejarme en un lugar? Sé que es tarde pero... Mi madre esta allá -mentí-

A donde quieras -sonrió- Y te traeré un suéter o vas a enfermarte...

Gracias señor Wayne -le sonreí-

Sube, no tardaré -me lanzó las llaves y las tomé-

Subí a su camioneta, me abracé a mi misma pues el tío de Eddie tenía razón, estaba empezando el invierno por lo que el estar sin algún suéter no era una buena opción.
Un par de minutos le bastaron para estar dentro de la camioneta, me ofreció unas galletas que guardé en el bolsillo del suéter de Eddie. El sonido de la radio y los viejos limpiaparabrisas era lo único que se escuchaba.

Debes tener cuidado Victoria, este pueblo aunque no lo parezca es demasiado peligroso...

Lo sé... -dije sin verlo-

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