¡¡¡Vas a ser mi shishou quieras o no!!!

Un día anormalmente frío

Ya comenzaba a sudar.

"Hace demasiado calor "medito mientras se bajaba del bus ante la mirada inquieta que los demás pasajeros le dedicaron.

Había amanecido con una tenue lluvia por lo que decidió salir más abrigado para no mojarse; para su sorpresa al llegar a la estación la llovizna que arreció en la mañana había sido suplantada por un calor húmedo y pastoso que lo estaba cociendo lentamente dentro de su abrigo, a la vista externa sabe que debe verse raro estando tan cubierto por su chaqueta y pantalones gruesos cuando todos estaban transpirando dentro del autobús. Aún faltaban unas cuadras para llegar a su parada, sin embargo se sentía sumamente incómodo con tantos ojos puestos sobre él, más de lo normal.

Shigeo tenía ojeras y se estaba poniendo cada vez más pálido debido al ayuno, pese a sus esfuerzos por ingerir la comida que Ekubo le había dejado esta mañana simplemente no pudo tragar ningún bocado.

'Ni sé si el sabor es bueno pero hice el intento' Decía la nota que dejó junto a la comida guardada en el microondas, ya se disculparia luego con él.

Había tanto que hablar después de haberlo puesto al tanto de la problemática actual y sus propias inquietudes. Pero por el momento no quería pensar más de lo necesario en ello.

Había tenido suficiente la noche anterior.

Caminar por las calles del distrito comercial de Seasoning City era una actividad relajante cuando aún era un niño; las calles llenas de alegres parejas, familias o grupos de amigos visitando el enorme centro comercial, las muchas tiendas coloridas de esa zona o la ya inexistente torre de telecomunicaciones que fue arrasada por la totalidad de su ira descontrolada hace ya tantos años.

Aún es temprano y muchos comercios no han llegado a lo más alto de su auge, sin embargo se pueden ver grupos de personas que salen a distraerse en compañía de sus seres queridos como cualquier otro fin de semana. La vista lo hace respirar entrecortadamenten y un vacío suele precederlo al saber con certeza que él nunca podría hacer algo tan mundano como eso.

De niño Shigeo solia ir los fines de semana con Ritsu y sus padres a disfrutar y divertirse en los restaurantes o parques temáticos de moda en aquel entonces o simplemente pasear por las calles cercanas a sectores rurales. Como le gustaba pasar por el puente que cruzaba para ir a la escuela o zonas de entretenimiento del sector; al principio acompañado por Ritsu, Tsubomi-chan o ambos, más adelante completamente solo y en esos momentos fue que noto algo tan trivial como lo puede ser una vista natural regalada por las deidades que crearon la Tierra.

El atardecer siempre fue bello desde ese ángulo en que las altas montañas a lo lejos enmarcaban el Sol con las nubes moradas, rosadas y rojas en otoño; parecían algodones de azúcar flotando a lo lejos, más de una vez se encontró alzando la mano en su dirección preguntándose qué textura tendría si lograra tocarlas pese a que sabía desde temprana edad por las lecciones de ciencias que las nubes no eran tangibles. El agua bajo el puente destellando como si albergará miles de diamantes en la cristalina agua de la superficie que reflejaba perezosamente los colores del cielo era hipnotizante, después de un día opaco y gris era relajante cuando hacia una parada a observar a lo lejos las formas amorfas y colores que se proyectaban en las nubes, el viento soplando con fuerza en sus oídos desnudando los árboles cuyas hojas vacilaban en la brisa para caer en el agua como barquitos de papel, una vista tan común pero igualmente hermosa para él. Le hacía olvidar que él era un psíquico, que sus compañeros en clase lo evitaban, que vivía en Seasoning o que en casa su familia siempre estaría inquieta con su presencia por mucho que quisieran disimularlo, se transformaba en un chico normal de secundaria parado en un puente viendo el cielo esperando a que anocheciera y así sumirse en sueños de nada