Capítulo 3. Noticias Nuevas

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Con un isopo tome una buena cantidad de la sustancia mucosa y luego la coloque en un portaobjetos.

—Buenos días—el viejo sheriff hizo acto de presencia de manera inesperada.

--Buenos días sheriff—dije mientras colocaba el portaobjetos con cuidado dentro de un bolsa que luego enviaría al laboratorio de la ciudad para que fuera examinado.

—¿Tiene novedades?—pregunto de manera tajante.

—Nada interesante, en realidad solo lo que se esperaba—comencé—, son mineros por supuesto que tendrían órganos dañados entre más afecciones, sin embargo, nada que de indicio sobre la razón de sus estados tan deplorabes.

—Entonces lo adecuado sería que agilices el proceso, ya sabes, solo coloca la razón por la cuál más te inclinas para así poder cerrar el caso.

—No es tan fácil, porque ese es el punto. No encuentro una "razón" adecuada para sus muertes aunque podría mover mis fichas—observé con parsinomia al sheriff pretendiendo darle a entender mi punto.

—Has lo que tengas que hacer, niña.

—Bien, usted sabe que siempre llegamos a un acuerdo por mi parte no hay problema—explique—, pero lo que realmente me preocupa es que las fotos y videos que hay circulando por redes sobre los cuerpos dirán lo contrario.

—Lo sé mi equipo en colaboración con la familia Godfrey esta dando su mayor esfuerzo por borrar ese contenido de las redes sociales.

—Me parece perfecto—sonreí—, y ya que estamos hablando sobre nuestro acuerdo sabe bien que deseare una buena tajada del pastel que la solidaria familia Godfrey esta repartiendo.

—Lo sé, lo sé, lo sé ey... —hizo sus manos hacia atrás—, no te desesperes ¿Cuando te he fallado? No te preocupes por ello, esa familia está demasiado interesada en que cerremos el archivo de este caso.

—Qué crueles considerando que uno de suyos está en el hospital y en estado de coma—aunque aquel de sus integrantes no fuese de mi mayor agrado, me generaba un sentimiento de lástima.

—Es así como se manejan esa clase de familias aristocratas, no les importan sus integrantes simplemente cuanto les favorezcan o que beneficios les produzcan.

—Bueno, él en estado de coma no les da buena imagen... —murmure—, imagino que también moverán sus fichas para desaserce de él.

—Tampoco son tan desalmados, después de todo es el nieto mayor quien está allí, no les convendría su fallecimiento.

—Por cierto ya que hablamos de esa familia, te informo que son ellos principalmente quienes me pidieron que te dijera que agilizaras las autopsias.

—Si claro, que más quisiera yo, sin embargo, olvidan que sus paupérrimas administraciones como gobernadores son el resultado de que en Boonburgh aún no haya un laboratori—me mofe—, así que no esperen los resultados en una semana o dos mínimamente tomarán casi un mes y si tenemos suerte 3 semanas.

—Demonios, sus asistentes no me dejan respirar, me tienen hasta el cuello con sus pedidos...—note el cansancio en sus ojos cubiertos de pequeñas arrugas

—No se preocupe sheriff, hemos pasados por peores cosas muy pronto nos quitaremos a esa piedra del zapato.

—¿Cómo estás?—preguntó luego de un breve lapso.

—Pues bien, como verá examinando los cuerpos.

—No me refería a eso, me refiero a tu padre ¿Como te sientes?.

—Respecto a eso, mucho mejor, por lo menos ya no soy el centro de atención—suspiré—, el derrumbe eclipso todo.

Observé el reloj de la pared, eran casi las diez de la noche demasiado tarde y me encontraba cansada además de que el dolor del golpe empezaba a afectarme.

—En fin lo mejor será que dejemos la conversación para otro momento, ya es hora de que ambos regresemos a nuestros hogares.

—Te llevó—se ofreció.

—Mhm no, realmente preferiero caminar un poco además mi hogar no queda lejos de aquí.

—Es de noche podría ser peligroso.

—Veo cadáveres a diario no hay más que me pueda asustar, además... —saque mi tasear del bolso—, tengo ansias por usarlo, en defensa propia claro.

El sheriff soltó un carcajada.

—Me asusta el hecho de como te crió tu padre.

—En partes mi padre en otras mi profesión, no puedo permitirme sentir miedo de lo contrario que clase de médico sería.

—En fin, ve con cuidado cualquier cosa estaré pendiente al teléfono.

—Si, hasta luego.

Tuve que guardar mis implementos, mover los cuerpos para conservarlos en unos compartimentos especiales para eso, antes de poder ir me. Acabe un poco cansada y maldije el haber rechazado al sheriff en su propuesta.

Me apoye en la pared, cerré mi ojos y suspiré. Mi cabeza daba vueltas, me sentía mareada y el golpe empezaba a palpitar. Mi frente a sudar, mis manos a temblar.

De repente un fuerte golpee se escucho, abrí mis ojos en un sobresalto y observe mi alrededor. El compartimiento donde había colocado uno de los cuerpos se había abierto.

Lo cuál verdaderamente no me sorprendía, el equipo ya era un poco viejo así que empezaba a mostrar fallas. Me acerque rápidamente para cerrarlo.

—Ya descansa Norman, no te aferres a lo patética qué es la vida—dije antes de volver a cerrar el compartimiento.

Me saque mi bata y la colgué en un perchero para luego tomar mi bolso e ir me.

El fría brisa de otoño golpeó mi rostro, lo cual me refresco camine por las calles poco iluminadas de aquel tétrico pueblo. Había vivido desde niña aquí, su aspecto ya no me asustaba, ahora me fascinaba.

Observé por los ventanales de los restaurantes a las personas convivir, cenar en el Almíbar era demasiado exquisito. Entraría si no fuse porque acababa de salir del trabajo y seguro que necesitaba un baño para que se me quitara el olor a muerto.

Fue cuando note al fondo a otro nieto Godfrey sentado junto con algunas personas, supongo junta de negocios porque dudo que fuera tan malo para celebrar teniendo a su hermano mayor grave. Sonreí de manera burlona.

En eso su mirada se centro en mí, por supuesto, claro que me reconocería, estudiamos juntos después de todo. El estaba en mi salón, su hermano era dos grados mayor que ambos.

Adrián era el cabecilla, el típico jefe-líder con un grupito el cual acosaba al resto. Él, sin embargo, pese a ser su hermano era más tranquilo, difícilmente lo podían sacar de sus cabales, él me caía mucho mejor que su hermano sin duda.

Así que agredeci a quien sea por el hecho de que él no fuera quien estuviera en ese hospital. Acomodé mi cabello porque el viento me lo empezaba a desordenar y seguí con mi camino hacia el otro lado de la calle.

Observé el semáforo mientras daba toques con la suela de mis tacos a la vereda, esperando el poder cruzar cuando sentí un toque en mi brazo.

El Frío de la muerte. (Algor Mortis) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora