—No lo haré. Esa es mi respuesta— me levanté del sofá—, asegúrate de cerrar bien la puerta antes de ir te.
—La herida que tienes detrás de tu cabeza.
Sus palabras me detuvieron. Mis piernas temblaron.
—¿Qué sabes tú sobre eso?
—No mucho, solo se que te la hizo alguien que está metido en cosas sucias, lo que no sé es el porqué tu estas involucrada con él.
—Eso no es tu incumbencia ¡largate! —señale la puerta con el dedo.
—Te están exigiendo algo ¿cierto? Lo más seguro es que sea dinero, tu necesitas dinero y yo puedo dártelo—continuó pese a que le pedí que se fuera—, pero necesito que me des algo a cambio.
—Todos quieren algo a cambio, no me sorprende, en este mundo nada es gratis— masculle—, pero tu dinero no puede comprar mi capacidad de decisión y aunque muera no me interesa.
—Así que largate de mi casa y no vuelvas a dirigirme la palabra, Godfrey—casi escupí su apellido.
—No tiene porque acabar así Lidia, solo necesito que provoques un descuido, un pequeño error, tal vez un cortocircuito que apague las máquinas por un breve lapso o que le suministres algo en pequeñas dosis.
—Eres un mounstro.
—¿Yo soy un mounstro?—se señalo— quien sabe que hayas hecho para eso tipos que ahora te tienen amenazada. Quien sabe que les das por mientras para que te den más plazo.
Lo abofetee y comencé a empujarlo.
—Cállate, tu no sabes nada—dije con los dientes apretados—, y ya te exigí qué te vayas de mi casa, vete.
—Déjame ayudarte, pero también ayúdame. Ayudemonos.
Su cuerpo empezó a acorrarlarme contra la pared, sus manos sujetaron mis caderas.
—¿Qué le diste a ese tipo? ¿Porqué no te hacen daño aún? ¿Porqué te perdonan la vida?
Me removi intentando quitarmelo de encima.
—Eso no te importa, muévete Dimitri.
—¿Porqué? ¿Ellos si te pueden tocar? ¿Yo porque no?
—Ya déjame en paz, idiota.
—¿ Porqué no me quieres ayudar?
Observé un pequeño cuchillo con el que noches antes había pelado una manzana y luego había dejado sobre la encimera. De inmediato lo tome.
—Claro, que puedo ayudarte—susurre, vi un poco de sorpresa en sus ojos—¿Que tal si te mato?
Coloque la parte filosa del cuchillo sobre su cuello.
— Te quitare el tener que soportar a tu familia y tus preocupaciones — presione la navaja contra su yugular—, el cuerpo humano tarda pocos minutos en desangrarse, puedo quitarte el pesar de vivir.
—Hazlo, no te detendré—pegó su cuerpo aún más así mí y aflojo su agarre lo cual pirmitio qué me separara de él.
Solté el cuchillo y lo deje sobre la encimera otra vez.
—Solo largate, eres un estúpido, no quiero que vuelvas a hablarme si quieres que alguien haga tu trabajo sucio busca a otra persona.
Me gire para ir me, pero el me tomo por la mano.
—Pero yo te quiero a ti.
Su boca se estrelló contra la mía de manera estruendosa, sus manos se metieron debajo de mi blusa y acarició mi abdomen. No lo detuve.
Era acaso una parte de su intento de manipulación el intentar doblegarme con sexo.
Me coloco sobre la encimera y se colocó entre mis piernas, la falda que traía solo le dio acceso más rápido hacia mi.
Comenzó a acariciar mis muslos, mientras con las otra mano empujaba mi cuello para profundizar el beso, pero logre separarme un poco de él.
—Si intentas, usar el sexo para convenserme dljame avisarte que no lo lograrás—advertí—, si deseo placer puedo ir a cualquier bar y encontrar con quien divertirme.
—Tal vez mande a matar a quien te toque.
—Irónico que uses a quien me toco y ocasionó esa herida para minupularme en vez de matarlo para que me deje en paz.
—¿Y luego? Que siga persiguiendote otro más que manden, ellos trabajan en organizaciones grandes, no son cualquier ser humano común y corriente.
—Pues tu eres un Godfrey ¿no? Dimi.
Me baje de la encimera me atrapó otra vez entre sus brazos, pero esta vez me estaba apachurrando contra su pecho.
—No tuviste que darles algo más a cambio excepto dinero ¿Verdad?
—Dios, ¿Qué te pasa? ¿Estás celoso?
—Si, no te visto en años y siempre me gustaste.
—Lo sé, pero aún así nunca me defendías de tu hermano.
—No sabes las cosas que le hice, lo torturaba con pequeños sucesos inexplicables en casa, muchas veces lo mande a golpear por otros chicos de grados mayores obviamente les pagaba.
Me separe de él.
—Solía pensar que tu hermano era malvado, pero tú eres peor porque te escondes bajo la fachada de un niño bueno.
Acomodé mi blusa y me senté nuevamente en el sofá.
—No lo haré yo, pero se quien si puede ayudarte, trabaja también en el hospital y me debe favores muy gruesos así que solo dile que yo te mandé.
—Pensé que te gustaría la idea de hacerlo tú, por eso te busqué— explicó—, creí que podrías tomar esto como una venganza por todo lo que el te hizo durante años.
—Solo éramos niños, ahora sus palabras ya no me importan, intento dejar ir todo. Además es tu hermano deja de ser tan cruel, no te asemejes a él. Tú no eres como él.
—Tú eres Dimitri, tú eres el hermano tranquilo, tu jamás harías cosas malas...—en realidad me estaba autoconvenciendo de que él no era igual o peor que Adrián.
Me recosté sobre el sofá con un poco de sueño y cerré lo ojos entonces sentí como unos brazos me levantaban.
—Vamos a dormir—susurró.
—Ya no te irás como hacías cuando éramos adolescentes.
—Ya no.
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El Frío de la muerte. (Algor Mortis)
Science FictionEl repentino derrumbe de la mina de Boonburgh, pondrá a toda su población en intriga. Cinco obreros muertos, con extrañas hendiduras en la parte superior de su abdomen además de las grotescas expresiones en sus rostros. Lidia, quien heredó el local...