Extra 2

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Lisa

¿Estaba enamorada de jennie?

La gran pregunta que rondaba en mi cabeza las últimas semanas, estar casada era un trabajo muy duro y cansado, si antes no soportaba a jennie mucho menos lo hacía ahora que cargaba un frijol suyo en mi vientre, no es que me desagrade, pero quiero creer que es por el embarazado que la veo de una manera ¿Fea? ¿Horrenda? En algunos momentos de mi día a día todavía me cuestionaba como pude acostarme con ella.

Ella normalmente me consentía y lo olvidaba, así que no le prestaba atención a ese pensamiento en ese momento.

Pero a quien engañaba, estar casada es como ser la sirvienta de alguien y en las noches eras como la prostituta que solo buscaban para complacerse. Bueno, jennie era extremadamente millonario y no hacía nada de limpieza, mucho menos cocinaba porque era un peligro con la estufa o con algún utensilio, mi suegra prometió enseñarme a cocinar en un futuro muy lejano o por lo menos hasta que el frijol nazca y cumpla dos años. ¿Pero por qué me sentía así? Todo se debía a las burlas de mis compañeros de clase, me hicieron cuestionarme sobre mis sentimientos y en que era una mantenida, ciertamente siempre lo fui, porque vamos, solo tengo 14 años y nunca había trabajo para conseguir un poco de dinero.

Volvía la pregunta, ¿Estaba enamorada de jennie?

Tenía muy en claro que la quería o trababa de soportarla, pero mis dudas solo se resolverían una vez naciera el frijol y mis hormonas no influenciaran en mis decisiones. También estaba la Marca, jennie no podía Marcarme aunque quisiera por una buena razón. Era muy pequeña, por lo cual las dos debíamos estar seguras de que éramos parejas predestinadas.

Tener a una jennie sanguijuela hormonal en mi cuello todas las noches se estaba volviendo demasiado normal para mí, lastimosamente para mi cuello no era la misma historia.

En fin. El frijol crecía feliz y sano, con un buen peso y estatura, la que lo estaba pasando mal era otra, las náuseas finalmente se fueron, pero el hambre era un poco desesperante, mis cambios de humor ni yo misma los entendía, pero al final del día siempre estaba jennie contentándome con cualquier tontería.

—¿¡Puedes dejar de tocarme!?—

—Lisa, gritar le hace mal al bebé, además, también soy su madre.

—¿¡No me importa!? ¡Deja de hablarle!, no ves que se mueve peor que un gusano, debería llamarlo así porque parece uno.—

—Tranquilízate ¿Sí? El bebé se inquieta cuando estás enojada.

—¿¡No lo defiendas!? ¿¡Molesta todo el tiempo, lo odio, te odio!?—

—Lo sé amor, ya lo regañé—

—No hace caso, es igual de terco que tú.

—Es mi hijo, tenía que sacar algo de mí. Independientemente, heredará la terquedad de los Kim.

—No es justo.—Rompí a llorar desconsoladamente, sus brazos me atraparon en un fuerte apapacho mientras soltaba feromonas sedando mis emociones.—No me deja dormir bien y apenas es el quinto mes, ni siquiera puedes abrazarme.

—Lo se bebe, pero solo faltan 4 meses para que lo tengamos en nuestros brazos. Después querrás que este adentro otra vez.

—Ya lo sé—Dije restregando mi cabeza en su pecho, sus feromonas tranquilizan al frijol hasta dejarlo dormido.—Se durmió.

—Que bien, ahora nos toca a nosotras.

Asentí viendo el reloj, 3:40 de la mañana. No me extrañaría despertar con ojeras en mi cara mañana.

¡Mi Luna Es Mi Beta!  (jenLisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora