𝔄𝔩𝔤𝔲𝔫𝔬𝔰 𝔲𝔰𝔞𝔫 𝔪𝔞𝔰𝔠𝔞𝔯𝔞𝔰 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔬𝔠𝔲𝔩𝔱𝔞𝔯𝔰𝔢....💀

Deja de roncar o lo arreglaré permanentemente

"Simón", gruñó ella, mirándolo desde su catre; ni siquiera se movió . "¡ Simón !" grito más fuerte, alcanzando su bota debajo de ella. "Lo juro por Dios , te voy a tirar mi maldita bota".

Se movió, se dio la vuelta y murmuró: "¿Me tiras eso? y te are algo peor 

¡Entonces deja de roncar como un maldito oso en hibernación! —replicó ella, dejando caer su bota. "No puedo dormir cuando estás arrancando los malditos paneles del techo como si fuera tu trabajo diario".

"Creo que estás exagerando".

"Suenas como una maldita motosierra ".

Ghost estaba demasiado cansado para siquiera entretenerla. "Entonces ven y cállate".

Ella lo fulminó con la mirada en la oscuridad. "Si voy allí, no es porque vaya a sentarme en tu cara. Te asfixiaré con tu propia maldita almohada. Ella recogió su paquete de calcetines y se lo arrojó, golpeándolo en el hombro. "Deja de roncar o lo arreglaré permanentemente ".

Se dejó caer y se cubrió con las mantas hasta el cuello cuando sintió una perturbación y abrió un ojo, jadeando y casi cagándose cuando vio la cara de Ghost a centímetros de ella.

"¡Jesús, maldito Cristo!" gritó, casi cayéndose de su catre. "Ghost, ¡qué carajo!"

No dijo una sola palabra, simplemente puso sus manos a cada lado del catre y pasó una pierna por el costado.

"¿Qué estás haciendo?"

Empezó a poner una rodilla en el catre.

"No te atrevas " . ¡Este catre no es lo suficientemente fuerte para sostenernos!

Él no escuchó.

"¡ Simón ...!" Inhaló bruscamente cuando el catre crujió bajo su peso y se quedó completamente quieta, incluso cuando Simón se movía, apoyando la cabeza en su pecho, con los antebrazos doblados debajo de ella y las piernas colgando de los extremos. "Voy a asesinarte."

"Mhm", refunfuñó, hundiendo la mejilla en su piel antes de cerrar los ojos y respirar profundamente, acomodándose cómodamente. "Asesíname mañana. Duerme ahora."

Ella gruñó por lo bajo, pero a medida que los momentos pasaban y Simón se relajaba encima de ella, sintió que su ira se disipaba, metiendo suavemente sus manos dentro de su capucha, aseguradas en la parte posterior de su cuello, sus dedos rozando el cabello y la piel cálidos.

Quizás no fue tan malo oírlo roncar.