"Tripulantes"

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EDAL se sentía nervioso. Estaba en una nave espacial, rodeado de pantallas, luces y botones. A su alrededor, había otros países y organizaciones, que habían sido convocados por la ONU para discutir la situación de emergencia que se vivía en el espacio. Alguien había infiltrado la nave, y estaba matando a los tripulantes uno por uno. Nadie sabía quién era el impostor, o si había más de uno.

Pero EDAL sí lo sabía. Él era el impostor. O mejor dicho, uno de ellos. Él y sus hijos habían planeado esta misión para tomar el control de la nave y eliminar a los demás países y organizaciones, que representaban una amenaza para ellos.

Ellos eran los países de América Latina, una región que había sufrido mucho por la invasión de unas máquinas que habían llegado a su planeta natal, buscando un nuevo hogar. Esas máquinas habían acabado con todo a su paso, y habían puesto en peligro la fauna y la flora de ese lugar. EDAL y sus hijos habían logrado escapar, pero no estaban dispuestos a dejar que siguieran colonizando su verdadero planeta.

Así que habían decidido infiltrarse en la nave espacial, donde se encontraban los responsables de esa invasión: Estados Unidos, China, Rusia, la OTAN y otros. Ellos eran los que habían creado esas máquinas, y los que las habían enviado al espacio. Ellos eran los enemigos.

Pero no todo era tan fácil como parecía. EDAL tenía que actuar con cautela, y evitar que lo descubrieran. Tenía que fingir que era un tripulante más, y que estaba preocupado por la seguridad de todos. Tenía que participar en las tareas asignadas, y votar en las reuniones cuando se sospechaba de alguien. Tenía que mantener una fachada de amistad y cooperación con los demás.

Y lo más difícil de todo: tenía que cuidar de sus hijos. Ellos eran jóvenes e impulsivos, y no siempre seguían sus órdenes. A veces se arriesgaban demasiado, y mataban a alguien en frente de los demás, o se contradecían entre ellos. Otras veces se peleaban entre ellos, y se acusaban mutuamente de ser impostores. EDAL tenía que intervenir para calmarlos, y evitar que se delataran.

EDAL los amaba a todos. Eran su familia, su razón de ser. Pero también eran su secreto, su arma letal. EDAL sabía que tenía que protegerlos, pero también usarlos. Tenía que guiarlos, pero también controlarlos. Tenía que enseñarles.

EDAL respiró hondo. Estaba listo para empezar el juego.

La reunión comenzó con el discurso de Estados Unidos, que se puso de pie y tomó la palabra.

"Queridos socios - dijo con voz firme y seria -, estamos aquí reunidos para enfrentar una grave amenaza que pone en riesgo nuestras vidas y nuestro futuro. Hay un impostor entre nosotros, que está matando a nuestros compañeros sin piedad ni remordimiento. Tenemos que descubrir quién es, y expulsarlo de la nave antes de que sea demasiado tarde".

Todos los presentes asintieron con la cabeza, y expresaron su acuerdo con murmullos y gestos. Todos, menos EDAL, que se limitó a sonreír con falsedad y a aplaudir con suavidad.

"¿Cómo podemos saber quién es el impostor?" - preguntó China, con tono inquisitivo y desconfiado.

Tenemos que estar atentos a las pruebas y a las pistas que nos puedan ayudar a identificarlo. También tenemos que estar unidos aunque no querramos, y confiar los unos en los otros. Solo así podremos vencer al impostor. - respondió Estados Unidos, con tono inspirador y convincente.- Lo que se diga dentro de esta sala, nadie más puede saberlo. Los impostores no deben saber nuestros próximos pasos.

¿Y qué pasa si hay más de un impostor? - preguntó Rusia, con tono burlón y provocador.

-Entonces tendremos que ser más cuidadosos, y más inteligentes. No podemos dejar que nos engañen, ni que nos dividan. Tenemos que actuar como un equipo, aunque no queramos. Solo así podremos sobrevivir al impostor. - replicó Estados Unidos, con tono desafiante y determinado.

Among Us (Latinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora