Capítulo 01

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EL TIEMPO SE DETUVO

Lo que era una armoniosa celebración en todo su esplender nocturno, donde los niños jugaban todo lo que querían, se disfrutaba de la música y los alimentos ricos de tradición, donde las risas no paraban y la emociones estaban al límite se volvió la tragedia que sería la más recordada en sus vidas.

Las alarmas no dejaban de sonar por todos los rincones que con esfuerzo se mantenían en pie. Las cenizas danzaban con el fuerte viento que elevaba las cortinas rojas incendiadas.

El repique de las campanas sonaba sin parar de la entrada de los indeseados intrusos. El choque de los metales seguía siendo mayor junto a los gritos desgarradores de las personas escondiéndose o armándose de valor para hacer frente a frente con el adversario.

El mundo gira siempre.

En aquella lujosa sala, cerca de las ventanas, de entre todo el ruido de las charlas, la música sonando y las risas de las personas fue ineludiblemente opacado por un raudo silbido en la parte de fuera.

Gira, ya sea literal o metafóricamente hablando, pero nunca sin detenerse. ¿Por qué? ¿Cómo? Unas de las tantas misteriosas preguntas en la existencia misma que todos nos hemos preguntado alguna vez. Todos tenemos diferentes conceptos del porqué... Porque seguimos caminando al futuro, porque vivimos, existimos; porque la vida sigue y sigue naciendo, por la naturaleza, porque las personas así lo desean o por el mismo simple hecho del poder...

Un golpe seco sonó mientras todos ahí dentro se sorprendían de ver el cuerpo de la doncella, que admiraba el atardecer, caer.

Así es, el poder mueve fronteras, naciones, crea, extermina y agita hasta la cosa más impensable. Ya sea del poder de hacer las cosas o el poder que tienen cada uno sobre otros. Gira porque puede hacerlo, gira porque podemos seguir existiendo, porque podemos caminar y crear un nuevo futuro, podemos existir, podemos tener más de lo que queremos o necesitamos... Ese es el poder, el poder que todos conjuramos y seguimos adelante... Como el mundo, que gira y gira porque puede y porque quiere.

 Como el mundo, que gira y gira porque puede y porque quiere

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— Vamos, cariño... — Alentaba el hombre, sentado a un lado de la mujer en la misma cama.

Pero entonces cuando intentaba pujar la mujer de cabellos rizados azabaches, la puerta de enfrente se abrió dejando ver a una mujer de avanzada edad. Sus cabellos colgaban del moño alto sobre su cabeza mientras era atado a una cinta blanca que combinaba con su uniforme celeste y sus zapatos cafés.

— Mi señor. — Reverenció. — Disculpe la interrupción... Es que... — Intentó acercarse lentamente, pero los guardias la detuvieron de ahí.

— Esta bien. — Levantó su mano hacia ellos, dejando en claro que la anciana podía pasar. — ¿Qué sucede?

La mujer volvió a reverenciar frente a ambos, viendo el sufrimiento de la mujer y viceversa, ella la vio preocupada a pesar de estar en su labor de parto.

Tu Poder Sobre Mí [Arthur Leywin x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora