Pov: omnisciente
Los relojes en Corea marcaron por fin las dos de la tarde. Tras una exhaustiva jornada escolar, los estudiantes salían de sus aulas más apresurados que de costumbre. Nadie podía culparles; después de estar seis horas sentados sobre incómodas sillas e intentando comprender la palabrería que sus profesores les intentaban hacer entender, cualquiera terminaría agotado.
De entre todos los jóvenes que marchaban por las calles y planeaban sus próximas salidas con sus amistades, resaltaba uno: un chico visiblemente más mayor, ya un adulto joven, figura alta y parcialmente esbelta, difícil de apreciar bajo lo holgado de sus prendas, rebelde cabello vermellon cuyos rizos se mecian con la brisa, unos grandes lentes rodeados por un marco con patrón de rayas ámbar y azabache tras los cuales se hallaban dos grandes soles dorados que brillaban con júbilo, a pesar de las profundas ojeras bajo los mismos.
Era evidente, casi predecible, que un chico tan vibrante como Saeyoung se haría notar entre la multitud.
Tras un corto camino desde se lujoso coche alcanzó su destino: un bazar de todo a cien wones. Eso sí que era poco habitual, sobre todo considerando que Seven tenía dinero suficiente como para comprar aquél establecimiento y cinco iguales. Pero necesitaba matar el tiempo hasta que su amada novia saliera de la universidad.
Al entrar, dió un vistazo superficial a toda la tienda: no era de grandes dimensiones y habían siete robustas estanterías repletas de material escolar adorable y papelería.
Seven miraba fascinado cada uno de los tiernos artículos de aquel bazar e iba metiendolos en su cesta como si los estuvieran dando gratis: ¿unos sellos de gatitos? se verían genial sobre los informes de su agencia; ¿pegatinas brillantes con formas de cuerpos celestes? MC y él podrían pegarlas en las fundas de sus teléfonos e ir conjuntados; ¿rotuladores cuya tinta cambiaba mediante calor? ni siquiera sabía que existían, pero ahora necesitaba unos.
No podían culparle, todo era demasiado bonito y el pensamiento de lo feliz que se pondría su pareja al ver todo lo que obtuvo no tendría precio.
Después de una hora repleta de purpurina y colores fantasía, Seven pagó su compra con gustó, admirando los artículos que consiguió con satisfacción. Estaba ansioso por dárselos a su novia.
El mayor hobby de Saeyoung era hacer feliz a su novia. Su sonrisa, sus carcajadas, su voz cuando le dedicaba palabras de amor, hacían que el corazón de Choi amenazara con salirse de su pecho y entregarse a aquella mujer que lo había robado sin previo aviso tiempo atrás.
Subió en su coche y condució vehemente hacia la facultad de su novia. No tardó en llegar y, en cuanto lo hizo se dirigió a la biblioteca, donde MC le dijo que estaría, entre divagaciones y suspiros.
Podías contar con los dedos de una mano los estudiantes que seguían en la biblioteca, por lo que no le llevo mucho encontrarla. Ella le daba la espalda, muy concentrada en su actual tarea. Él camino sigiloso, abrazando sus hombros con fuerza y besando frenéticamente su mejilla cuando la alcanzó. Una sonrisa se dibujo en los labios de MC cuando se percató del dueño de aquellos besos.
Le abrazó de vuelta, eliminado de su mente cualquier otro pensamiento que no estuviera relacionado con Saeyoung y lo mucho que lo adoraba por sacarle de esa tortura mental llamada filosofía. Rápidamente se fijó en la bolsa que sostenía su novio. Este sonrió entusiasmado y le entregó la bolsa.
- Toma, es para ti. He pensado en que te gustaría, a ti te van estas cosas...
Acto seguido, comenzó a sacar artículo por artículos, mostrandoselo detalladamente y explicando con detalles.
- Mira, esto es un sello de un gatito.- explicó, sacando el objeto.- Es parecido a Elly, ¿no crees? he pensado que cuando nos casemos en la estación espacial, podemos decorar el acta de matrimonio con esto. ¡Y tengo más! son bonitos, hay unos con forma de dinosa- ¡amor!, ¡¿por qué lloras?!.
MC trato de silenciar un sollozo con el dorso de su mano, fallando estrepitosamente. La manera en la que Saeyoung hablaba de su relación en un futuro, la manera en la que sus orbes ámbar relucían como dos joyas al pensar en casarse con ella, había estrujado su corazón y había hecho que traviesas lágrimas del más puro amor se derramaran de sus ojos opacos.
Seven era como un ángel a sus ojos, tan deslumbrante y abrumador, rebosante de carisma. Era la última persona que merecía lo que le pasó, pero el saber que ella lo hacía tan feliz como para querer tener su boda de ensueño con ella simplemente la hacía temblar de orgullo y cariño por él.
Le sostuvo entre sus brazos con fuerza, mientras le susurraba palabras de amor al oído. Seven estaba confundido y, aunque era un placer tener a su novia tan, tan cerca y balbuceando dulces afirmaciones dedicadas a él, su reacción le había tomado por sorpresa.
De cualquier manera, enredo sus brazos alrededor de la cadera de su novia y la sostuvo fuerte, seguro. Una sonrisa se formó en sus labios mientras la sacaba de la biblioteca, siendo expulsados por el jaleo pero sin querer estropear el tierno momento.
Definitivamente recordaría eso cuando se dieran el 'sí quiero' en la estación espacial.
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707♡ | One shots
Short StoryOne shots del guapote de Saeyoung. Los personajes no me pertenecen, créditos a Cheritz(? Créditos al creador/a de la portada