Azul- Pt. 2

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Pov:Saeyoung

El invierno de Corea era cruel. Cuando el cielo se cubría con su oscuro manto estrellado, las calles se convertían en gélidos laberintos repletos de luces iluminando a los imprudentes que se atrevían a abandonar la calidez de sus hogares.

Hoy, yo era uno de esos imprudentes.

Resulta que el pequeño flechazo que sufrí en la biblioteca de la universidad de mi compañero rubio alcanzó un nivel...inesperado. Llevaba dos semanas sin apenas salir de casa, pasandome el día soñando despierto, divagante, ausente. Muy a duras penas era capaz de concentrarme en mi trabajo, lo que era ciertamente raro en mí. Así que mi joven amigo universitario decidió que un cambio de aires me vendría bien, por lo que decidió arrastrarme a una fiesta universitaria cliché y estúpida puesto que no conocía a nadie dado que, según su criterio, 'me iba a sentar bien'.

Tengo que dejar de hacerle caso al gilipollas de Yoosung.

Ahora me encontraba caminando por una calle que no reconocía, en un barrio en el que nunca había estado, para ir a una casucha de mala muerte a pasar la noche sentado en una esquina muerto de risa.

Después de un camino lleno de quejas (por mi parte), frases motivadoras (por parte de Yoosung) y collejas en respuesta a las frases motivadoras de Yoosung (también por mi parte), llegamos al lugar donde el evento se celebraría. Era una casa de dos pisos, de aspecto algo antiguo, desde la que se escuchaba música desde bien lejos. A regañadientes entré y, tras avanzar aproximadamente un metro y medio, Yoosung avisó de que necesitaba ir al baño y que ahora volvería. Entonces supe que no le volvería a ver en el resto de la noche.

Suspiré molesto mientras echaba un vistazo a la gente dentro de la casa. No parecían particularmente interesantes. Muy alejados de la chica de la biblioteca. Estar en casa fantaseando con ella sería mucho más productivo que estar aquí, cogiendo polvo como una maceta.

Sin esperanzas de encontrar algo entretenido que hacer o alguien divertido con quien charlar, me decanté por subir a la planta de arriba para ver si quedaba alguna habitación que no estuviera ocupada por una pareja borracha dándose el lote en la que pudiera tumbarme y ver vídeos de Fernanfloo.

Con algo de dificultad logré cruzar la escalera que me llevaría a la planta superior, en la que comenzaría a caminar sin un rumbo específico, en búsqueda de mi ansiada habitación. Después de un rato dando vueltas sin encontrar nada, me replanteé la opción de preguntarle a alguien si sabía donde había un lugar algo más tranquilo y silencioso.

Caminé lentamente por la planta superior buscando a alguien que no pareciera un delincuente cuando, a lo lejos, la vi.

Estaba sola, recostada sobre una pared, con un vaso en la mano y observando a la nada con la mirada perdida.

Llevaba un vestido de tirantes hasta la mitad del muslo negro de lo que parecía ser una especie de seda, unas botas altas de tacón negras y una chaqueta de cuero igualmente negra. Su pelo azul eléctrico estaba suelto y no llevaba demasiadas joyas.

Estaba mucho más guapa de lo que recordaba.

La reacción que tuvo mi cuerpo al verla por primera vez volvió a mí como si fuera un inoportuno amigo al que no ves desde la mili y siempre aparece para tocarte los huevos. Mi respiración quedó presa en mi garganta y las palabras se quedaron al borde de mis labios. Mis piernas temblaban ligeramente, haciendo sentir que podría caer en cualquier momento.

A pesar de los nervios, una gigantesca ola de felicidad arrasó con mi anterior molesta y, con ella, llego la adrenalina. Era una sensación similar a la de estar ebrio y que de repente creas que eres capaz de hacer cosas que están muy fuera de tu alcance. Bueno, ella era eso que estaba fuera de mi alcance. Y también lo que me hacía sentir borracho.

Intentando no pensarlo mucho, me acerqué a ella con paso inseguro. Me apoye en la pared en la que ella estaba, justo como ella, y me fui acercando lentamente. Cuando nuestros hombros estaban prácticamente rozando, me llene de valor para hablarle.

- Hola.

- Eh, hola.- Me respondió ella. Joder, que timbre más agradable al hablar.

- ¿Conoces a Pac-man?

- Algo he oído.

- ¿Sabías que el nombre original de Pac-man era Puck-man? podrías pensar que era porque parece un disco de hockey, pero en realidad viene de la expresión japonesa 'paku paku', que significa abrir y cerrar la boca. Lo cambiaron porque supusieron que sería muy fácil de vandalizar, ya sabes, que la gente cambiaría la P por una F o yo que se. Que cosas, ¿no?

- Total.

Vale, reconozco que no soy lo que se dice un Don Juan, pero estaba muy, muy nervioso y necesitaba soltarme un poco.

A pesar de su tono impasible, sus ojos recorrían toda mi cara con cierta curiosidad. Sentía que estaba a punto de darme un chungo cuando ella habló.

- Disculpa, ¿nos hemos visto antes?

- No. Digo, digo, sí. Vamos, yo a ti sí, pero no se si tú me viste. Creo que sí, pero vamos, que lo mismo no te acuerdas porque fue un momento, y bueno, yo- Ahem, nos vimos en la biblioteca de la universidad que está en el centro.

- Ah, sí, ya me acuerdo. Eres el tío de la escalera. Ya decía yo que me sonabas de algo.

- Sí, jaja...ehm, bueno, yo quería preguntarte- pedirte, vaya, que sí a ti te, eh, importaría- si te gustaría salir a dar...un paseo...conmigo.

Ya está, con esto termino de sepultarme. Me va a decir que no, se va a descojonar de mí en mi cara y se va a ir a contarle a sus amigas lo gracioso que era el tío patético que le pidió salir, mi carrera se hundira, mi madre me borrará del testamento-

- Va.- Ostia puta.

- ¿Cómo?

- Que sí, que quiero ir a dar una vuelta contigo. Esta fiesta es un coñazo, esta llena de niñatos, solo he venido por una amiga y ya se está follando a su novia en el baño. Tú...pareces mucho más interesante.

Sentía toda la sangre de mi cuerpo dirgiendose a mi cara, sintiendo como mis mejillas se tornaban casi tan rojas como mi pelo.

- Eh, claro, claro, por supuesto. Ehm, ¿te gustaría ir a algún lugar en especial o...?

- Vivo cerca. Si no quieres salir con el frío, podemos quedarnos allí.

- En...tu casa. Sí...sí, sí, sí, perfecto. Ehm, gracias.

- No hay que darlas.- Me sonrió por primera vez en toda la noche.

Sentí como mi sangre se acumulaba en mi entrepierna.

707♡ | One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora