¿Sexo O Cita? - Spruan 🔞💤

🦦 ; 03

Hola, pido disculpas por la parte de sexo, no soy profesional escribiendo este tipo de cosas, así que pido paciencia..

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Después de aquella noche de pasión de aquellos dos, Juan se despertó primero, sintió unos brazos rodeándolo.

—Mgh..—Dijo el hechizero.

—¿Uh? ¿Ya despertaste?—Dijo con cariño.

—¡Ahh! ¿¡Que hago aquí?! ¡Que haces tu aquí!—Dijo asustado.

—¿Uh? No te acuerdas de ayer, ¿Mi amor?-Dijo el híbrido oso.

—¿T-Tu amor?—Dijo el de bandana roja.

—Si, tu ayer dijiste que tu gustabas de mi, y pues, nos hicimos pareja.— Dijo con duda.

— ¡Esto no debió haber pasado!— Dijo levantándose de la cama, sin darse cuenta que estaba semi desnudo.

—Que lindo~..—Dijo coqueto.

—¿Que? ¡Ah! ¡No me veas!—Dijo con un sonrojo notante.

—¡Cómo no te voy a ver!—Dijo muy coqueto.

—M-Me tengo que ir..— Dijo poniéndose su ropa.

—No te vayas, yo te invito el desayuno, ¿Si?—Dijo el oso.

—Bueno.. Pero, cambiate, estas desnudo..—Dijo con vergüenza.

—¿Eh? ¿Te molesta?~—Dijo coqueto.

—N-No.. ¡Digo si! Y-Y mucho..—Dijo tratando de evitar no verle.

Spreen se levantó de la cama desnudo y se acercó a Juan para dejarlo un beso en sus labios rosados.

Juan se sonrojo hasta las orejas, no sabía que hacer en momentos como estos.

—Muy bien, espera afuera del cuarto, cariño.— Dijo tratando de que no pareciera tan seco.

—“¿C-Cariño?”— Pensó el hechizero mientras salía de aquel cuarto con el número trece.

Pasaron unos minutos y spreen salió de aquel cuarto como si nada, trato de ayudar a Juan para que no cojeara tanto pero este no quiso.

—Oh, vamos, si no te lastimaras.— Dijo preocupado.

—N-No, ya tuve con el sexo.—Dijo avergonzado de si mismo.

—¿No te gusto? Digo, para volverlo a intentar.—Dijo el oso.

—Si me gust- ¡No! ¡No me gustó, y no lo volvería a hacer contigo!—Dijo nervioso el de bandana.

—¡Vamos!—Dijo mientras agarraba Juan y se lo llevaba en modo princesa.

—¡Déjame!—Dijo enojado.

Pasaron unos cuantos minutos caminando hasta que llegaron a algo parecido a un restaurante de comida mexicana, al cual, atendía un hermoso caballero.

—¡Hola caballeros! ¿Se les ofrece algo?— Dijo sonriente el mesero.

—Oh, si, eh..—Dijo tratando de adivinar su nombre.

—¡Roier! Soy roier, un gusto.—Dijo sonriendo.

—Gracias roier, el gusto es mío.—Dijo también sonriendo.

—Bueno ya, ¿Me puedes traer el menú?—Dijo Juan.

—¿Celoso, mi amor?— Dijo el de lentes.

—¿Que? ¡No!—Dijo con un sonrojo que gracias a dios no se veía a plena vista.