Guilty Pleasure

3 0 0
                                    

Escuchaba las cadenas golpear el metal del cabezal de la cama. Tintineaban una y otra vez al mismo tiempo que escuchaba tus jadeos pesados. También los sentía caer sobre mí, cálidos y agobiantes. Solo me limitaba a sonreír, una sonrisa puramente lasciva que te animaba a seguir.
En mi imaginación, cada una de tus estocadas no calaban en mi ser como una quemadura de tercer grado. El escozor siempre me impidió disfrutar de lo que tú me obligabas a hacer pero me gusta que me obliguen así que nunca puse ningún tipo de objeción aún cuando mis muñecas sangraban por la fricción y mis labios gritaban porque aquello parase. En realidad, no quería que lo hiciera.
Estaba disfrutando... Disfrutaba sentirme mediocre, sentir que no era nada más que un juguete que desechar al día siguiente. Me envolvía y excitaba la idea de que si me quejaba más de la cuenta, pudieras golpearme hasta sangrar, o morderme hasta desfallecer.
Las heridas se mantenían en mi piel incluso más de lo que podía llegar a verse de forma superficial. Bajo esta capa de carne, músculos y huesos, yacía el sentimiento de obsesión pura que solo demandaba ser aquello que más ansiabas. O que más odiabas. Deseaba ser todo lo que te hacía enfadar y todo lo que te hacía enloquecer.

A cada empuje, mi voz salía disparada en forma de gemidos que trataba de acallar mordiéndome el labio. Pero querías que siguiera gritando y me metías un par de dedos en mi boca, para asegurarte de que podía respirar y para asegurarte de no era capaz de acallar los sonidos que tanto entumecían tus sentidos.

Ansiaba poder seguir así y aún deseo tener y sentir el calor de tu piel, rozándome. Las yemas de tus dedos recorrerme y tu lengua pasearse con humedad por los sitios más recónditos de mi alma.

Aunque en el fondo... Siempre me he sentido mediocre. Cuando acababa todo, sentía que mi mundo volvía a venirse encima y solo tenía pensamientos intrusivos que me hacían volver a querer algo más de esa satisfacción que tenía con el puro acto de follar. Siento que si no soy consciente de ese placer y éxtasis, ¿qué más me quedaría? Es por eso que busco que me vuelvas a dejar destrozado, puedes partirme las extremidades si quieres, pero no te detengas y sigue hasta que mi mente cese en un intento por liberarse del dolor y el sufrimiento que las palabras y la falta de acciones fueron capaces de hacer tanta mella en mí. Deshazte de mi cuerpo en embestidas salvajes que me recuerden que solo soy una mascota de un amo que me quiere por pura maniobra abusiva. Que me atesora por simple despecho y que me ama por sus deseos más lujuriosos y consentidos.

Pensamientos Desviados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora