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Como cada día, Choi Minho bajó a desayunar ya vestido y esperando los tres periódicos que leía cada día. Pero esa mañana no sospechaba encontrarse con que su madre, Choi Jiwoo, estuviese esperándolo ya sentada, con una sonrisa de oreja a ojera, dando sorbos a su infusión.

—Buenos días, madre.

—Buenos días, Minho. ¿Podrías decirme por qué eres noticia? No es que me importe, de Baekhyun me lo hubiese esperado y lo hubiese regañado, pero de ti... Es más, no tienes por qué contarme nada. De hecho, con que me presentes a ese encantador joven será suficiente.

Abrió los ojos con la expresión alterada. No se esperaba esa reacción, es más, estaba preparado para recibir un sermón acerca de su falta de diligencia.

—¿Por qué está... feliz? Estoy metido en un escándalo, la sociedad es probable que me retire el saludo y no pueda acudir a los eventos.

Cosa que no le daba ninguna pena pues, al contrario, se libraría de esos tediosos eventos. No, no estaba preocupado por ese tema. Lo único que le alteraba el sueño era su repercusión en su carrera política, y esperaba que fuese nula, pero esto nunca se sabía.

—Tonterías, eres un conde. Y todo se te va a perdonar cuando te cases con, él.

A Minho se le atragantó el trozo de pan que tenía en el cuello y tosió ligeramente.

—¿Casarme? —preguntó incrédulo.

—Acabas de arruinar la reputación de ese chiquillo, Minho. Por supuesto que vas a casarte con él. Yo no he criado a un hombre descortés y sin honor — farfulló enfadada.

—No pensaba que la cosa hubiera llegado tan lejos. Se le cayó el collar al suelo, yo solo intentaba ayudarlo —se justificó él, sin entender cómo este suceso se había transmutado tanto.

Tomó el primer periódico y buscó entre las páginas de sociedad. Sí, en primera página y letra grande, dando a entender que los habían sorprendido...

¡realizando actos indecorosos!

—Esto es una falacia madre, ¡una blasfemia! —dijo indignado.

—Viniendo de ti, me lo creo. Pero no importa, ahora vas a casarte con ese chico. ¡Por fin! Mis súplicas han dado sus frutos.

Minho se dio cuenta de que su madre hablaba en serio. Estaba satisfecha de que tuviera que contraer matrimonio. Quizás así pensase que tendría un heredero. Nunca había asumido algo así; tener hijos era algo que iba ligado a tener una pareja y por ende, lo había rechazado. Con Baekhyun casado con Park, ese problema se había solucionado y estaba convencido de que el segundo de sus hijos heredaría en Condado de Clarence.

Casarse con Lee Taemin.

Lo positivo de ello era que Taemin, posiblemente, fuese el único doncel con quien podía mantener una conversación decente. La convivencia con el sería agradable, sin duda. Era racional, Taemin entendería que él no era como el resto de los hombres, que no estaba interesado en ese tipo de cosas y que no esperaría actos de pasión ni de amor porque, simple y llanamente, no creía en estos.

Quizás casarse con Taemin no fuese tan mala idea.

—Bien. ¿Qué debo hacer para casarme con él? —dijo de manera resolutiva.

—En primer lugar, hijo, tienes que pedírselo a él. Y luego pedirle permiso al padre.

—Por supuesto, por supuesto.

—Esta mañana sería un buen momento.

—Oh, entonces iré ahora mismo. Tengo algunas gestiones que hacer en el parlamento y me pasaré antes de acudir.

UCT #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora