三十 | San Juu

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"...aquella que no se atreve a agarrar la espina, nunca debería anhelar la rosa..."

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Llega la mañana siguiente y el martes fue tachado del calendario. Lisa siente la luz que se asoma por sus ventanas y comienza a abrir los ojos. Ella gime molesta, agarra su almohada y se la pone en la cara para bloquear la luz. Entonces la alarma que Lisa puso en su teléfono comienza a sonar, deja escapar otro gemido ahogado bloqueado por la almohada en su cara. Tira la almohada de costado y se levanta de la cama, lánguidamente toma su teléfono colocado junto al pequeño gabinete al lado de su cama y apaga manualmente la alarma. Los ojos de la rubia estaban ligeramente borrosos por lo que entrecierra los ojos para ver los números que aparecen en la pantalla de su teléfono con poca luz, 5:47 am. Odio las clases de las 7:30, Lisa se tira de nuevo en la cama. 


Sus ojos miraban fijamente al techo blanco de su habitación. Ella reflexiona sobre si dejar la cama o atiborrarse como un rollo de sushi en las mullidas mantas. Lisa suspira y elige lo último, tira los pies de la cama y ésta toca el frío suelo. La rubia estiró sus extremidades y se escuchó un pop resonante, soltó otro suspiro de alivio. Lisa se dirigió a su escritorio y enchufó su teléfono, que no cargó durante la noche. Luego procedió a ir al armario a coger su ropa para el día.


Ojalá este día no pueda ser peor que ayer... Lisa reza en silencio para sí misma. Lo de ayer se explica en una sola palabra: Tragedia. Levantarse temprano, ser arrojado sobre tu trasero porque alguien te chocó, perder tu identificación, bañarte con gachas, convertirte en el hazmerreír del cuerpo estudiantil, recibir una confesión de un amigo, ser besado por dicho amigo en el baño. , dicha 'novia' se entera, y una 'novia' enojada y celosa prácticamente te mutila, siendo atrapada por la hermana de la 'novia' en una posición comprometedora, dándote cuenta de que dejaste tu bolso en el baño debido a que saliste dramáticamente, intentó buscar el dicha bolsa pero faltaba, regresar a tu dormitorio oliendo a tomates, tomar una ducha y luego ver manchas rojas enojadas esparcidas alrededor de tu cuello, tratar de no morir de vergüenza mientras intentabas ocultar dichas marcas, salir del dormitorio para lavar la ropa. Luego, al darse cuenta de que las gachas de naranja se mancharían, debería dejar de hablar ahora. Vale, su vida no fue una tragedia sino más bien una puta comedia. Gracias a Dios tenía mi teléfono en mis bolsillos, pensó Lisa.


Luego, Lisa caminó hacia el baño, cerró la puerta detrás de ella y caminó frente al espejo del baño. Ella mira fijamente su propio reflejo, levanta las manos y sus dedos tocan su cuello. Todavía se pueden ver manchas rojas visibles, cortesía de un pequeño y hambriento Kim. Maldita sea, me pregunto cómo podría ocultar esto. ¿Un corrector tal vez? No quiero que nadie vea esto... Lisa suspira para sí misma. La rubia decidió reflexionar sobre ello más tarde, se da una ducha tibia para olvidarse de sus problemas. Termina de bañarse después de 20 minutos, sale del baño sintiéndose fresca y relajada. Lisa siente que su estómago ruge de hambre y se da palmaditas en la barriga en señal de comprensión.


"Bueno, es hora de cambiarse y desayunar". Lisa se anima, camina hacia su gabinete para ponerse su uniforme. Se ajusta un poco más el cuello para ocultar su cuello, el corrector que se puso ya era suficiente pero no estaría de más ser un poquito cauteloso. La tailandesa revisa el teléfono cargado en su escritorio para ver si había algún mensaje, pero no ve ninguno y frunce el ceño. La hora en su teléfono muestra las 6:15 am, se apresuró a arreglarse porque todavía tiene que desayunar; no quiere perderse la comida. Tomando su chaqueta y su mochila, un reemplazo de la que perdió, Lisa se puso la chaqueta y terminó de abrocharse la corbata. Luego se cuelga el bolso al hombro y luego toma las llaves y la identificación para salir de la habitación. Lisa cerró la puerta y se guardó en el bolsillo su identificación, sus llaves y su teléfono. Luego se vuelve hacia la puerta vecina que está a su lado y comienza a llamar.

LunáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora