El chico de nunca jamas

"Nunca Jamas no necesita un rey"

-Felix, lo que necesitamos es atacar, pero no te preocupes que a partir de ahora voy a controlas cada centímetro de nunca jamas- le dije a Félix mientras me dirigía al campamento.

-vendí aquí todos- dije sentándome en uno de los troncos al rededor de la hoguera -Al parecer nuestros amigos los indios quieren jugar al escondite con nosotros. Así que vamos a jugar nosotros también y vamos a ver quien gana. Os explico lo que vamos ha hacer. Vamos a colocar una trampa delante del su refugio, cuando salgan caerán a la trampa mientras que sombra se encargará de cerrar la puerta para que los demás indios no puedan salir, ¿queda claro?- dije esto último poniéndome de pie y dirigiéndome a la cabaña.
-si Pan- respondieron todos al unísono.
-Felix, encárgate del campamento, mañana es luna hiena y todo tiene que estar bien para ir a tierra firme, preparad la trampa con ramas y palos- cogí la flauta de la cabaña y me fui volando hasta Roca Calavera.
Al llegar la sombra me esperaba ahí como la mayoría de veces que iba a Roca Calavera.
-Necesito que bloquees la puerta de entrada a los pasadizos de los indios- dije muy serio para que sombra me tomara enserio.
Sombra se limitó a asentir y se fue, me quede contemplando el reloj, ya estaba más gastado que la última vez que fui a verlo, cada vez faltaba menos y no descubría que era lo que hacía falta para salvar nunca jamas.
Llevaba el pergamino en el bolsillo, lo contemplé por unos instantes, volé a lo alto de la roca, desde ahí se podía ver toda la isla de nunca jamas, las vistas eran impresionantes, yo diría que las mejores de todo Nunca Jamás, se veía la laguna de las sirenas, el bosque, la playa, todo era perfecto, pero no podía quedarme ahí mucho más, tenia que ir a por los indios. Realmente no me ilusionaba pelearme con ellos puesto que ya estaba en guerra con los piratas, cosa que me dificultaría para descifrar el pergamino a si que necesitaba a los indios.
Pero bueno ya tendré tiempo para hablar con ellos en otro momento, podría chantajearlos u obligarlos a que me lo tradujeran.

-Niños perdidos, venid todos aquí- todos los niños se me quedaron mirando y obedecieron, como siempre q les decía algo.
-Espero que esté todo preparado para nuestro plan- dije esperando claramente un si como respuesta
-Si Pan, está todo como nos dijiste- Felix como siempre, no sé qué haría sin el.
-Perfecto pues entonces vámonos ya- yo encabece la marcha hasta la cascada, el el camino la verdad es que no estaba muy nervioso, estaba tranquilo, pensando en lo de siempre el dichoso pergamino de Sombra.
Al llegar colocamos la trampa y como lo acordado, sombra estaba allí, esperamos a que los indios salieran.
Tardaron un par de horas, pero no fue demasiado tiempo, la trampa era una tabla de reja hecha de palos y enredadera que al pisarla, a los segundos se convertía el una esfera muy grande, por lo menos 8 o 9 indios cabían, y según yo el gran jefe indio sería el que encabezaría la emboscada.
La gran roca finalmente se abrió, nosotros permanecíamos escindidos detrás de unos arbustos, la trampa se cerró y todos los indios que estaban fuera quedaron atrapados y sombra cerró la puerta de su refugio, hasta que no me asegure de que estuviera bien cerrada la puerta no salí.
-A si que no sois una leyenda- dije acercándome lentamente a la trampa donde los indios estaban -¿Que pasa gran jefe? ¿Pensabas q no íbamos a descubriros a tiempo? Os tomaba por seres más inteligentes que esto la verdad- me acerqué a la trampa buscando al gran jefe, supuse que era el ya que lleva una corona de plumas mucho más grande que los demás.
-Tú ser un niño tonto, tú no saber con quien tú meter, niños perdidos y tú estar en grandes problemas- me dijo el gran jefe intentando intimidarme.
-Mira rey de las plumas- dije ya cabreado, por que nadie me llama niño tonto ni voy a dejar que se salga con la suya -Aquí el que está en una jaula encerrado eres tú a si que él que tiene que tener cuidado eres a parte yo cree Nunca Jamas y yo la controlo por completo, no necesitamos un rey en Nunca Jamás ya estoy yo, a si que o hacemos un pacto o me temo pasarás tus últimos días en esta jaula- el gran jefe dio un paso para atrás y se calmó.
-Pan, tú que querer para liberar indios?
-No es que quiero, si no, a quien quiero
-Pan, yo no querer mas rodeos niño ser claro ya
-Gran jefe quiero a tu hija
Es ese momento todos los niños perdido se quedaron paralizados, no se esperaban esa reacción por mi parte Felix el que menos.
-Tú no llevar a mi hija Pan
-Que pena por que me la voy a llevar igual
Me aleje un poco de la jaula, Felix aprovecho y me cogió del brazo y me apartó un poco más y me susurro
- Pan que se supone q haces, ¿para que quieres a la hija del jefe indio?- Felix estaba muy extrañado
-No la quiero, pero si la tenemos no serán capaces de hacernos nada y la usaremos en su contra, haremos que nos cuente todos los puntos débiles de la tribu y así mantenerlos al margen- dicho eso me acerque a los niños perdidos y les dije que se quedaran ahí de vigilancia, que en un rato volveríamos Felix y yo. Fuimos a buscar polvo de amapola negra, es un polvo mágico que da mucho sueño, así lo echaríamos dentro del campamento indio y podríamos cojer a la chica sin problema.

Volvimos al campamento indio en donde le di a Sombra una bolsa con el polvo de amapola y le dije que la esparciera por todo el campamento indio, una vez q todos estaban bajo los efectos del polvo estrella y cogí a la chica y la metimos en una jaula como la que usamos para el jefe indio.
Cuando la chica despertó estaba muy agresiva, era una chica delgada, alta, de piel oscura, cabello negro y muy largo, tenia los ojos marrón muy oscuros y muchos símbolos en la cara de colores marrones rojos y azules.
-¡Que me dejes salir!- dijo en cuanto me acerqué.
-Anda pero si a la princesita le gusta pelear y yo pensando q ibas a ser más buena.
-No me tientes niñato, ¿que te crees más fuerte que yo?- se pego a los barrotes de la jaula y me miro fijamente a los ojos.
-Primero no me llames niñato por q yo soy el dueño de Nunca Jamas, y nada pasa en esta isla sin mi consentimiento.
-Ya, lo que tú digas Don dueño de Nunca Jamas- dijo dándose la vuelta- Pero ¿y si te dijera q aparte del Dueño de Nunca Jamás puedes ser el Rey de Nunca Jamas?- se giró y me volvió a mirar- a por que yo podría conseguirte ese puesto.
-Nunca Jamas no necesita un rey, me necesita a mi.