Octava pieza

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Una relación está compuesta de buenos momentos y también de malos. Eso era de conocimiento general, al menos debía serlo.

Así que no es de extrañar que un par de prometidos tuvieran una mala experiencia a una semana de casarse.

Todo comenzo cuando Satoru se encerro en su laboratorio dispuesto a avanzar en su proyecto, incluso le había sorprendido que Sukuna de forma voluntaria se acercará a ayudarlo. Fueron días que se dedico por completo a sus ideas, fascinado por los alcances de su propio conocimiento.

No era la intención de Satoru dejar a Suguru solo, pero... no debió iniciar una investigación cuando las citas para los preparativos de la boda eran más exigentes.

La primera cita fue con los padres de ambos, habían acordado checar la detalles de la ceremonia, era muy importante la presencia de los hijos, el escritor espero pacientemente, pidió una taza de café y unos postres para acompañar.

Cuando paso la primera hora Suguru ya estaba nervioso, incluso había agregado varias cucharadas de azúcar a su café en un descuido, la señora Belle solo podía pedir disculpas por la irresponsabilidad de su hijo. Los señores Geto por su parte decidieron darle el beneficio de la duda,  pues sabían que Satoru era bueno con su hijo y algo de fuerza mayor podía ocasionar su inasistencia.

Suguru también lo vio de la misma forma, le mando un mensaje a su prometido.

"Por favor cuida tu salud, pospondremos la cita para los detalles de nuestra boda.....¿Quieres que te lleve algo al laboratorio?, Puedo llevarte algo dulce"

Aunque el pelinegro lo hacía con la mejor intención, el mensaje no fue respondido, ni siquiera leído, lo busco en su laboratorio para hablar con el, pero Sukuna desde su laboratorio le dijo que el albino se había ido de viaje a Marruecos para hablar con otro compañero de ciencia.

Suguru tan solo se quedó de pie viendo la puerta del laboratorio con tristeza, se supone que en menos de dos semanas se casarían y ambos debían tomar la decisión de todos los detalles, no era la boda de uno, era la de los dos. Además de que Satoru le había prometido no enviciarse con su trabajo hasta regresar de la luna de miel.

Suguru decidió darle otra oportunidad, debía entender que su trabajo era importante.

La segunda cita fue con Shoko y Utahime, las cuales ayudarían en la decoración, Suguru solo pidió disculpas por la inasistencia de su prometido y aunque las chicas le dijeron que el podía escoger las cosas, Suguru no se sintió cómodo con ello y optó por esperar a su prometido.

–¡Es un imbécil! Le dije que no comenzará ninguna investigación hasta que regresará de la luna de miel, Suguru, te prometo que Satoru te quiere, pero...es alguien de ciencia y ....no se ni como justificarlo.

Shoko se rinde ante la mirada dolida de su amigo, faltaba menos de una semana para la fecha de la boda.

–Creo que lo mejor será cancelar todo por el momento –Suguru se levanta de la silla y ve a las dos chicas que quieren detenerlo –una disculpa por hacerles perder el tiempo.

Y Suguru se va del lugar, en lo que va en camino a su oficina manda un mensaje a sus padres. Su madre es la primera en contestar.

"Hijo, por favor, que esto no interfiriera entre lo que han construido, ustedes son perfectos el uno para el otro, son como almas gemelas"

Lo último hace reír a Suguru de mala manera.

"Almas gemelas"

Pues en su libro sus protagonistas eran exactamente eso, pero eran almas gemelas que no estaban destinadas a estar juntas.

Dos Pedazos Rotos Para El Mismo Rompecabezas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora