Capítulo 4

632 55 14
                                    

Cooper Maind

Fue extraño verla comer, apenas tocó su plato, evitó hacer contacto visual e intentaba sorber sus mocos cada cierto tiempo a la vez que se limpiaba las mejillas, aún lloraba en silencio y así, se apresuró a salir del comedor con la mirada extraviada y el cuerpo tembloroso

Intenté ayudarla al verla cojear y avanzar con dificultad, sosteniéndose de las paredes y soltando quejidos muy sutiles debido al dolor, pero se negó varias veces, incluso me dedicó una mirada suplicante para que no la tocara siquiera, eso se sintió de la mierda, tengo muy sabido que su padre es un hijo de puta, pero jamás imaginé el trauma colosal que había plantando en ella

Se dio la hora de la cena y fui a mi habitación en busca de invitarla a comer algo, pero ni siquiera asomó su rostro de entre el montón de sábanas, y no la culpo, si desde mi perspectiva, el hecho de ser orillado a casarme aún sin conocerla personalmente fue una locura, para ella debió ser aún peor

Me mantuve alejado de esa habitación que solía ser mía, quería darle su espacio, dejar que digiriera todo lo que sucedía, entré a ciertas horas de la noche a llevarle un poco de agua, algo de fruta, incluso dejé sus maletas ahí para que pudiera cambiarse, pero ella solo se mantuvo escondida en la cama, sollozando ligeramente

Hoy en la mañana entré a esa habitación y no la vi, pero escuché la regadera, una de sus maletas estaba abierta y fue ahí cuando decidí salir, debía darle privacidad si no la quería incomodar

Pasaron unas horas y esa vez, no recibiría silencio de su parte ante mis peticiones de orillarla a comer algo, podría enfermarse, así que entré en esa habitación y la vi sentada en el marco de la ventana, parecía apreciar la vista que el lugar ofrecía, su cabello castaño se batía con el viento y pude sentir un escalofrío al oler su aroma

Cerré la puerta a mis espaldas y para cuando abrí los labios, ella soltó un débil, pero decidido "creo que tengo hambre", no pude evitar asentir con la cabeza, aún cuando ella no me miraba, después de eso, me apresuré en bajar y preparar algo, no sé qué le gusta exactamente, pero con más de tres platillos diferentes en la mesa, debería bastar

Y aquí estamos, ella comiendo, repasando la vista por todos lados con curiosidad, masticando con las mejillas llenas, probando de todo lo qué hay en la mesa y comiendo de una forma bastante curiosa debo decir, pero que contraste con la Fio de ayer

Me gustaría pedirte una disculpa — suelta llamando mi atención, pues me encontraba mirando mi plato medio vacío, no es que ella me incomode en absoluto, pero he decido no insistirle con la mirada, sé que puedo llegar a ser asfixiante con la vista, — no te conozco en absoluto, pero has sido amable conmigo — agrega y niego un poco con la cabeza, le dedico una sonrisa sutil de labios cerrados y vuelvo mi vista al plato

— Tu. . . — agrega y una vez más, vuelvo a mirarla, observo cómo su cabello húmedo se pega en los costados de su rostro de una forma agraciada y levanto ligeramente mis cejas en espera de lo que dirá, — ¿crees que exista la posibilidad de ya sabes... — prosigue un tanto evasiva, ha dejado de mirarme, ahora se aleja de la mesa, pegando su espalda en el respaldo de la silla y mirando su propias manos, — ...que tú hagas tu vida y yo la mía, como queramos? — agrega y mi ceño se frunce ligeramente, ahora sé a dónde quiere ir

— ¿Se te dificulta tanto decirlo? — cuestiono y ella se encoge de hombros

— Me has entendido — responde refunfuñona y aprecio su nariz se arrugándose ligeramente en un gesto curioso, como si se tratara de un ligero puchero 

— ¿Hablas de divorciarnos e ir cada quien por su lado? — cuestiono con la mirada puesta en la suya y ella acaricia rápidamente uno de sus mechones de cabello, suspira y lo suelta para acercarse nuevamente a la mesa

Mía (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora