📗 Kunikida 📗

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Pedido de hange_6775

T/N trabajaba en la Agencia de Detectives. No llevaba mucho tiempo, tan sólo medio año, pero la verdad le gustaba el trabajo y también una de las personas que trabajaban allí. Kunikida Doppo. Le empezó a gustar poco después de conocerlo. Le gustaba su forma de ser, por muy idealista que fuese, pero le gustaba. Absolutamente todo de él. Pero nunca le dijo a nadie, ya que seguramente sería rechazada, eran demasiados los requisitos que Kunikida exigía para la mujer de su vida y ella no estaba segura de cumplir alguno. Era una chica peliC/P y de ojos C/O, bastante linda.
Una noche, al terminar de trabajar, se encontraron con que estaba lloviendo, y no contaban con eso. Por suerte llevaban paraguas, pero Kunikida no llevaba ninguno y se tuvo que ir a su casa mojándose entero. Las consecuencias? Una gripe bastante fea.
Al día siguiente, nuestro rubio profesor de matemáticas llegó a la Agencia con un aspecto que daba miedo. El cabello estaba algo (bastante) deshecho, tenía ojeras que parecía no haber dormido durante días, etc. Para colmo, se había quedado sin voz y cuando trataba de hablar sólo le salía un susurro de ultratumba.
T/N aún así lo encontraba lindo y tierno, pero no lo hizo notar.
- Kunikida-san, deberías marcharte a casa. No es recomendable trabajar en ese estado- dijo Fukuzawa.
- P-pero...
- Nada de peros. Vete a casa y cuando te mejores regresa.
- A sus órdenes, presidente.
Acto seguido se fue.

A T/N le hubiera gustado cuidarlo y pasar tiempo con él, así que fue a hablar con el presidente.
Llamó a la puerta antes de obtener el permiso para pasar.
- Dime T/N-san.
- Presidente...me gustaría pedirle algo...
- Adelante.
- Verá...parece que Kunikida-san tiene gripe y será bastante fuerte... así que...quería preguntarle si podía cuidarlo mientras está enfermo...
- Cuidarlo?
- S-sí...q-quiero decir...no es por nada en especial... sólo...esque se ve grave...
- Hmm... cuánto tiempo estarías ausente?
- Tal vez una semana y media.
- Hmm...- se quedó pensando durante un rato largo- está bien.
- Gracias presidente.
Dicho esto se fue a casa de Kunikida y llamó al timbre. El chico abrió.
- T/N-san, deberías irte. No quiero contagiar a nadie.
- He venido para cuidarte- dijo sonriendo con un pequeño sonrojo.
- Cuidarme? No hace falta. Yo-
- Déjame cuidarte. Tan sólo será una semanita. Prometo hacerlo bien.
- Está bien...
La dejó pasar y se dispuso a prepararle algo para tomar.
- No hace falta, Kunikida-san. Tú sólo acuéstate y yo me ocuparé del resto.
- P-pero...
- El enfermo eres tú, Kunikida-san.
- Argh...

Le resultaba realmente tierno. Sentía mucha felicidad por poder estar ahí con él.
El día transcurrió tranquilamente. Comieron y cenaron juntos. A la hora de dormir, T/N fue a la habitación de invitados. Le tomó la temperatura antes de acostarse. No tenía fiebre así que se durmió tranquila.

Al día siguiente Kunikida había hecho el desayuno.
- (No puede ser...es tan perfecto...)- pensó sonrojada.
Al voltear la vio y sonrió un poco.
- Hoy me encuentro bastante bien.
- Ya, ya, pero sigues enfermo.
- Y qué? Eso no me impide hacer las tareas de la casa. O sí?
- Hmm no. Pero deberías descansar y yo lo haré. Venga. Vamos.
- Oh...
Preparó el desayuno. Hizo tostadas con mermelada de fresa y leche.
- Por qué quisiste cuidarme...?
- Hmmm...oh, vaya...emm...parece que va a volver a llover- cambio de tema para evitar ese.
Kunikida lo notó enseguida así que intuyó que había algo detrás de todo eso. Por qué decidió cuidarlo y por qué ella y no otra persona? El presidente le mandó a alguien cuidarlo? Dudaba que hubiera hecho algo así. Tenía el presentimiento de que tarde o temprano tendría la respuesta que buscaba.

Unos días más tarde T/N regresaba de comprar. Cada vez sentía que Kunikida le gustaba más y más. Ya era innegable que se había enamorado por completo del chico. Pero no sabía si decirle o no decirle. Dudaba que pudiera suceder algo entre ellos.
Regresó a casa y ordenó la compra y cuando terminó, el rubio la llamó.
Fue con él.
- Dime Kunikida-san.
- Me gustaría preguntarte algo.
- Claro, pregunta.
- Por qué me cuidas? Y esta vez no cambies el tema.
- Oh...- se sonrojó- y-yo...
- Te lo dijo el presidente?
- No...
- Bueno. Era para descartar esa posibilidad. Ahora sí, por favor respóndeme de forma honesta. Y no me mientas.
- Jamás te mentiría Kunikida-san...
- Bueno ya lo sé pero por si acaso. Dime por favor.
- Bueno...verás...hace tiempo que yo...como que...sentía la necesidad de...estar más tiempo contigo...pero...nunca encontraba la ocasión perfecta...así que...cuando vi que te habías engripado...vi la oportunidad perfecta para...pasar tiempo contigo...fui la que le preguntó al presidente si podía hacerlo...el cuidarte...es como...una tapadera...esque...me gustas mucho Kunikida-san...tal vez yo a tí no, por tus ideales y tal...pero... tú a mí sí, y mucho...así que me alegro de estar cuidándote...

Se había quedado callado sin saber qué decir.
- Yo...te gusto...?
- Así es...
- Pero... cómo...? Yo...? Y qué tengo yo...?
- Pues ni yo lo sé, pero sí sé que me robaste el corazón...
La miró algo sonrojado.
- Yo...no sé qué decirte...
- No hace falta que respondas...el simple hecho de escucharme ya me sirve....
- Bueno...y...ahora qué piensas hacer...?
- Pues seguir cuidándote hasta que estés del todo bien.
- Oh bueno.
Los días siguieron pasando, y T/N no había obtenido respuesta a lo que le dijo. Que le gustaba. Se lo había puesto en bandeja de plata. Al final decidió hablarlo con él .
- Kunikida-san...
- Dime.
- Al final...lo que te dije...
- Qué me dijiste?
- Pues que me gustas...
- Oh eso....hmm...- la mira de nuevo
- Quieres ser mi pareja...?
- Oh...yo... está bien...
- Te sientes feliz...?
- B-bueno nunca me había sentido así antes.

Los días pasaron y Kunikida se recuperó gracias a la chica. Siempre iba con él. Ahora eran pareja y ambos estaban contentos.

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