𝙒𝘼𝙔𝙎── Incluso en el lugar más oscuro el amor puede surgir, incluso en medio de una guerra, mientras sus corazones sean puros el amor fluirá.
Jinsaet nunca había sido amante de ir al bosque, desde aquel trágico día que la marcó de forma permanen...
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— Jinsik tiene cosas que hacer dentro de la colonia —mi mente estaba nublada, ¿que debía hacer? No quería ir, pero tampoco podía negarme—. He descubierto que él ha estado yendo al bosque en tu lugar.
— Abu... —fui interrumpida.
— Nunca te he puesto a hacer algo que no seas capaz de cumplir, estoy muy segura que puedes encontrar todos los materiales incluso más rápido que cualquier bruja o brujo aquí, ¿qué es lo que ha estado sucediendo para que tú hermano tenga que ir en tu lugar?
— ¿Sabías que hay cazadores merodeando por el bosque? —intenté desviar el tema.
— ¿Los has visto tú misma? —su ceja elevada de forma severa me hizo saber que no caería en mi trampa.
— Creo que Seeun si lo ha hecho —culpar a quien no está siempre funcionaba, según Yechan.
— Seeun no ha ido al bosque en semanas —los brazos de la anciana frente a mí se cruzaron en su pecho—. Tienes responsabilidades Jinsaet, no deberías dejarle todo a tu hermano para irte con tus amigos.
— Per... —nuevamente las palabras fueron arrebatadas de mi boca.
— Las excusas no te servirán conmigo, espero no volver a ver que tu hermano haga tus tareas —no podía argumentar nada—. Puedes irte, te estaré esperando en la reserva cuando llegues con todo lo de la lista.
Y con eso se fue, dejándome sola en mi habitación, con un sentimiento extraño revoloteando dentro de mí.
Suspiré con frustración intentando sacar todo lo malo, pero fue imposible, era verdad, podía encontrar todo de forma rápida, pero siempre era un reto ir al bosque intentando ignorar lo que ahí se volvía más evidente por alguna extraña razón.
Unos leves toques se hicieron presentes en mi ventana, podría haber pensado que era algún ave o algo por el estilo, pero...
— Yechan apúrate, pesas demasiado —La delatadora voz de Junmin resonó a través de la ventana.
— Por eso te dije que yo te cargaba a ti —se quejó el menor.
— La última vez me tumbaste, y caí en los rosales, no pienso hacer algo que vuelva a terminar así —asomé levemente mi cabeza sin ser vista por aquellos dos.
A unos cuantos centímetros hacia abajo, se encontraban mis dos fieles amigos, Yechan sobre los hombros del pobre Junmin que intentaba con todas sus fuerzas no arrojarlo al suelo.
— Podrían haber tocado la puerta como personas normales —un salto de parte de Junmin lo hizo caer al suelo sentado mientras Yechan se aferraba a la ventana para no tener el mismo destino que tuvo el pelinegro la vez anterior.
