Érase una vez...
Un reino lleno de colores y riquezas, liderado por un reciente heredero al trono. Un joven de belleza hegemónica, casi irreal. Que contaba con una fuerza envidiable y una personalidad influyente.
El pobre chico a sus apenas diez años había perdido a su madre ante una enfermedad letal de aquella época, en la cual aún la medicina no era tan avanzada como para encontrar una cura.
Ahora a sus dieciocho volvía a pasar por la misma desgracia. Esta vez la piadosa muerte se llevaría a su padre en una de sus tantas aventuras.
Estos hechos permitieron que el príncipe se dejara consumir por las aberrantes emociones humanas como la avaricia, el egoísmo y la arrogancia.
A sus súbditos realmente no les importó mientras tuvieran a alguien bajo la corona. Además, el muchacho comenzó a organizar grandes fiestas en el palacio llenándolo de festines e invitados, pero con una única regla a seguir:
Cada invitado debe ser de belleza pura y traer consigo algo de valor para poder ingresar.
Y así pasaba sus noches danzando, bebiendo y disfrutando con cada damisela que se le acercara. Aunque sin sentir ni un gramo de amor más que el propio.
Hasta que una noche...
Una fuerte tormenta azotaba el reino mientras dentro del palacio nadie se inmutaba de ello.
Entonces las enormes puertas del castillo se abrieron dejando ver a un hombre de edad avanzada, intentando cubrirse del frío con una fina capa de tela vieja.
El príncipe al ver esto le exigió al hombre saber por qué había ingresado a su palacio sin invitación alguna y de una forma tan maleducada. A lo que el pobre anciano le respondió que buscaba refugiarse de la tormenta.
El joven lo observó con una sonrisa burlona, está de más decir que ya se había pasado un poco con las copas de vino. Y le preguntó al mayor si tenía algo de valor para ofrecerle a cambio de su "humilde" hospitalidad.
El anciano respondió que solo llevaba una Amapola Roja consigo, que si podía aceptarla.
Pero el príncipe se burló de él y le dijo que se fuera por donde vino.
Un grave error.
De pronto, la figura masculina comenzó a cambiar con una resplandeciente luz delante de los ojos de todos los invitados. Muchos salieron huyendo cuando el anciano flotó y sus vestimentas fueron reemplazadas por unas más delicadas de color morado.
El desconocido se trataba de un gran hechicero que había engañado a todos.
Incluyendo al príncipe.
Entonces, con su mano derecha apuntó al joven que se mantenía perplejo delante suyo.
— No veo bondad en tu corazón, no hay ni una pizca de humanidad... —Recitó el hechicero mientras una luz morada se desprendía de su mano para envolver al muchacho.— Eres una Bestia por dentro... Y ahora también lo serás por fuera.
El chico no podía entender lo que estaba pasando hasta que su cuerpo empezó a sentir dolor y a deformarse.
Sus lujosas vestimentas se rompieron a la vez que su cuerpo era cubierto por un pelaje oscuro. De sus dedos se asomaron unas afiladas garras y sus dientes se volvieron colmillos.
Eso no fue lo único que cambió. El reino también se volvió helado y sin color.
El príncipe gritó por piedad pero el hechicero no lo escuchó. Aunque sintió algo de pena por él...
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Érase Una Vez | SpiderBear
FanficUna serie de los típicos cuentos de hadas... Pero con un Oso y una Araña. • Ésta es una especie de adaptación de las historias de princesas pero versión gay y de cubitos. • Tendrá algunos cambios con mi toque para adecuarse bien a los personajes y...