No tenes idea lo que provocas en mi. El amor que me haces sentir.
Me hipnotizaste totalmente con tus ojos y tu sonrisa, también la hermosa melodía de tu voz. Esta última podría escucharla por horas sin simplemente cansarme, aburrirme, abrumarme.
Que cosa linda.
Estoy enamorada de cada parte de tu ser, hasta de lo que vos consideres defectos, lo que vos sientas imperfecto. Como te dije en aquella carta una vez, sos como una obra de arte en el más prestigioso de los museos, expuesta a ser amada y admirada. Soy aquel espectador fascinado con tal belleza y atractivo.
En la lejanía le susurro al viento los te amo, esperando que de alguna forma te lleguen. Miro la luna pensando en lo afortunada que soy de que estemos ambos bajo la luz de la misma.
Me abrazo a mi misma imaginándote a vos.
Enamorarse es sinónimo de sufrir, lo sabemos todos. ¿Por qué el dolor que provoca la despedida opaca los recuerdos?. Supongo que porque nadie quiere que sean simplemente momentos, que están en cierto punto de olvido. Vivirlos, sentirlos y que sea siempre un mar de emociones es lo que nos mantiene vivos.
Es lindo saber que existís, que estás, y que en algún momento del día sonreíste y alegraste la vida.
El amor tiene sus lenguajes, tan distintos entre ellos.
Encontré el mío escribiéndote, y admirándote aún sin estar.
Aunque mis favoritos eran besarte y abrazarte.
Tomados del corazón, nos decimos adiós.
