Le toca hacer caja

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Y si encima le toca hacer caja, despídete
Casi siempre se le hace de día...

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Sakura estaba en terreno peligroso, un hombre rondaba tras ella, no, no solo un hombre; una especie de Adonis con evidentes intenciones poco decentes iba por ella y francamente no tenía ganas de poner resistencia. Su cuerpo respondía a Kakashi, aunque no habían llegado mas allá de salidas inocentes que intentaban apaciguar la tensión sexual que no hacía otra cosa mas que aumentar a punto de hervor. En cuanto sus textos, eso si había cambiado. Cada mensaje iba derrumbando una nueva barrera y casi arrojó el celular por la ventana la primera vez que él le pregunto que llevaba puesto. En menos tiempo  del que le hubiera gustado admitir, ocultaba en su galería decenas de fotos donde el visible erecto pene de Kakashi se asomaba entre sus enormes y varoniles manos como respuesta a una fotografía donde ella dejaba ver casi la mitad de su vulva.

Sin hacer mucho caso, el pensamiento de que Shikamaru provocaba ese efecto en ella parecía estar cada vez mas callado. Creía o quería creer que todo volvería a la normalidad y que no deseaba montarse en otro hombre hasta sentir su orgasmo derramarse y estallar en sus sentidos. Pero una vez mas, se había mentido.

Hay un cierto límite de situaciones o aspectos que una mujer enamorada estaba dispuesta a tolerar, pero una mujer estancada en la frustración sexual no tenía energía para ser tolerante.

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Shikamaru se había despedido para iniciar su turno, corriendo, como de costumbre, pues estaba tan cansado que se quedó dormido y la prisa lo guiaba. Se despidió en un fugaz beso que apenas tuvo la oportunidad de estremecer a su mujer.

Una vez fuera, era rara la ocasión en que el podía enviarle un mensaje, la noche era el turno mas ocupado y por lo tanto el mejor en propinas, no podía distraerse, especialmente hoy, que le tocaba hacer caja, si tenían suerte, se verían en la entrada de su departamento solo para despedirse una vez mas.

Sakura intentó persuadirse, evadir el sonido de su celular. Una, dos, tres llamadas. Ella sabía que no era Shikamaru. Cuatro veces y su voluntad no dió para mas, el solo imaginar quien estaba tan desesperado de contactarla le hizo apretar las piernas para encontrar un ridículo placer momentáneo. 

"¿Hola?" dijo con voz tranquila, aunque su corazón latía más rápido de lo normal.

La voz de Kakashi, ronca y seductora, resonó al otro lado de la línea. "Sakura, te extraño", susurró. "Te deseo, te necesito."

Sakura sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Las palabras de Kakashi eran irresistibles, y a pesar de sus reservas, no pudo evitar sentirse emocionada por la perspectiva de verlo esa noche.

"Lo sé, pero... ¿es esto lo correcto?" preguntó , su voz ligeramente insegura.

Kakashi, sin embargo, no perdió la oportunidad de convencerla. "Esta noche será especial. Solo tú y yo. Prometo que no te arrepentirás."

Sakura mordió su labio inferior, debatiéndose internamente. Sabía que estaba jugando con fuego al aceptar, pero algo en la voz de Kakashi la había conquistado por completo.

Finalmente, con una sonrisa tímida en el rostro, respondió: "Está bien, Kakashi, esta noche. Pero prométeme que será discreto."

La emoción se apoderó de ella, y su corazón latía con fuerza mientras pensaba en la cita que tenía por delante. Aunque estaba llena de dudas, no podía negar la atracción que sentía hacia Kakashi y la anticipación de lo que la noche les depararía.

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Se encontraron en el cine, y aunque estaban emocionados por la película que habían elegido, había una tensión palpable entre ellos. Durante los primeros minutos de la película, sus manos se rozaban involuntariamente en el reposabrazos compartido, y sus miradas se encontraban con una pasión que no podían contener.

A medida que la película avanzaba, la tensión se volvía insoportable. Sus labios finalmente se encontraron en un beso apasionado, y la sala oscura parecía desvanecerse a su alrededor mientras se perdían en la dulce sensación de sus bocas entrelazadas. Kakashi acariciaba suavemente el cabello de Sakura, mientras ella sentía cómo la mano de él recorría su espalda, enviando escalofríos por su cuerpo.

Sabían que no podían seguir así en medio del cine, así que se separaron con respiraciones entrecortadas y miradas cargadas de deseo. Se miraron fijamente durante un instante, y luego, sin decir una palabra, se levantaron de sus asientos y salieron de la sala.

Una vez fuera del cine, caminaron apresuradamente hasta el departamento de Sakura, incapaces de esperar más. La tensión sexual que habían acumulado en el cine estaba a punto de desatarse por completo.

Una vez en el apartamento de Sakura, sus labios se encontraron nuevamente en un beso apasionado y hambriento. La ropa voló por la habitación mientras se desvestían con urgencia, ansiosos por sentir la piel del otro. Kakashi acariciaba cada centímetro de Sakura, mientras ella se aferraba a él, sintiendo el deseo correr por sus venas.

"Has sido una buena chica.... y a mi me encanta premiar a las niñas buenas como tu" dijo mientras dejaba un camino de tibia saliva sobre su vientre, en dirección al sur. Sakura se sentía sucia y excitada a la vez perdiéndose en el placer que le otorgó sentir la llegaba de la lengua de aquel hombre sobre su monte venus para culminar en su clítoris que aguardaba desesperado por atención.

"Por el contrario, creo que he sido una chica muy mala" dijo entre jadeos y suspiros cortos. "Debes hacerme buena, Kakashi"

Lo siguiente fue sentirse arrojada sobre el colchón y verse acorralada por los musculosos brazos de su amante. Él se sentía tan necesitado como ella, pero se tomó su tiempo jugando con su deseo. Con sumo cuidado burló su entrada un par de veces, acariciando sin cuidado sus labios con la cabeza de su pene.

"Por favor... hazlo" las palabras apenas salieron como una patética petición que se arrepintió de haber pronunciado por ver empañada su dignidad. Sin embargo Kakashi se sentía conmovido por el rubor cubriendo su rostro y de manera benevolente la penetró, primero suavemente, sin descuidar sus pezones y besandolos en el proceso, después, con fuerza, sin contener el anhelo de cumplir sus fantasías en ese momento. 

"Será mejor que tengas energía, porque pienso cogerte toda la noche". Las palabras de ese hombre calaron hasta su vientre, donde los vaivenes golpeaban casi con violencia.

Finalmente, se habían entregado completamente el uno al otro, explorando sus deseos más profundos en un acto de pasión desenfrenada. Sus cuerpos se convirtieron en uno solo mientras alcanzaban el clímax, y luego se abrazaron, jadeantes y satisfechos, en el calor de la noche. 

El departamento de Sakura se convirtió en un refugio de la lujuría contenida y a medida que la noche avanzaba, su atracción se profundizaba aún más. Sabían que estaban jugando con fuego, pero en ese momento, nada más importaba excepto el ardiente lazo que compartían.

Faltaban horas para el amanecer, y con ello la sensación de seguridad se extendió tan solo opacada por la culpa de haberse acostado con otro hombre en una cama que debería compartir con Shikamaru.


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