Capítulo 8: Mariposa Negra

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Las luces de neón del enorme letrero deletreaban las palabras "Black Butterfly" iluminadas en un rosa fucsia intenso y llamativo perfecto para llamar la atención de quien fuera que deambulara frente al enorme edificio de  dos pisos. Este se encontraba justo en medio de la zona roja de la ciudad Y, así que era un lugar muy transitado por clientes interesados por pasar un buen rato con personas de su mismo sexo.

No estaría bien llamarlo prostíbulo, solo era un bar gay donde hombres se conocían y luego, si todo marchaba bien, irian hacia alguno de los hoteles de sus alrededores a pasar un buen rato.

Un Maserati Ghibli blanco se detuvo frente a la puerta. Gong jun y Yibo descendieron del auto mientras ZheHan se fue a buscar una plaza de aparcamiento.

Yibo observó la gran multitud afuera del recinto esperando que llegase su turno para entrar e hizo que Gong jun fuese a hablar con el custodio y les dejase entrar por un módico precio. Ignoró los gritos molestos de los que se encontraban en la cola y entró al local.

Las luces tenues se intercalaban entre rojo y púrpura, volviendo el sitio íntimo y muy atractivo. Yibo se movió con naturalidad robando las miradas hambrientas de más de un hombre y se sentó frente a la barra.

Cuando el bartender se acercó, le miró de arriba a abajo con lujuria no disimulada y se recargó en el mostrador sonriendo coquetamente.

—Eres nuevo, dime, ¿qué puedo servirle a una belleza como tú? Los ojos del bartender se curvaron en una sonrisa.

—Un Sex on the Beach, tesoro —dijo Yibo con una risita sugestiva. Apuntó al incómodo Gong jun a su lado —. Y para mi amigo, un...

—Agua —dijo el hombre en seco, su expresión se oscureció cada vez más al sentir las intensas miradas caer sobre él y Yibo.

—No vienes a un bar a beber agua. Ponle un Tom Collins —volvió su mirada al bartender.

—Marchando —comenzó a mezclar las bebidas con manos ágiles, una vez terminadas, las presentó hacia Gong jun y Yibo. Este último sonrió y comenzó a aplaudir, simulando su papel como twink adorable e ingenuo.

—Este hermano es tan impresionante. ¿Cierto, hermano Junjun?

Sin esperar ser nombrado de esa forma por el esposo de su jefe, Gong jun escupió parte de la bebida frente al mostrador, rociando sin querer al bartender.

Yibo intentó suprimir sus carcajadas mientras le pasó un paño al pobre hombre empapado.

—Lo lamento mucho.

El rostro de Gong Jun se enrojeció y trató de ayudar a limpiarlo, al bartender solo hizo un gesto de rechazo con sus manos y pidió cambiar con otro empleado.

Una vez el hombre se marchó, Yibo no pudo aguantarlo más y comenzó a reír de forma casi histérica, atrayendo la atención de las personas a su alrededor.

—Furen, debería ser más discreto.

—Y tú deberías de dejar de ser tan aguafiestas. Yibo dio un sorbo a su bebida y siguió charlando.

—Solo mira a tu alrededor. Deberías encontrar a alguien a quien llevarte a casa o simplemente dejar las apariencias a un lado y confesarte de una vez.

Los ojos de Gong Jun casi salen de sus cuencas al escuchar las palabras de Yibo.

— ¡Furen!

— ¿Qué? Se nota a leguas de distancia lo colado que estás por ZheHan. ¿Cuándo se lo vas a decir? ¿Necesitas ayuda? Tengo varias técnicas infalibles (a menos que seas Xiao Zhan) que podrías utilizar con él.

Gong jun negó y terminó su Tom Collins en silencio. Yibo iba a seguir azuzando al hombre cuando vio que ZheHan entraba al lugar y se dirigió hacia ellos.

—Hablando del diablo... ¡Hola, hermano ZheHan! —Saludó con entusiasmo de un niño pequeño al hombre, quien alzó una ceja y miró a Gong jun esperando una explicación.

—¿Borracho? —preguntó, cuando su mirada fue esquivada por Gong jun solo observó a Yibo sonriente preguntándose si deberían regresar.

—¡Por supuesto que no! Solo he tomado una copa. ¿Cómo podría estar borracho? ZheHan tomó asiento junto a Gong jun y pidió un whisky doble.

—Oh, tan masculino. Dime, hermano ZheHan, ¿cómo supiste que estábamos adentro?

—Furen es impaciente. No esperaría afuera luego de venir todo el camino hacia acá.— agradeció al nuevo bartender cuando su bebida fue entregada.

—¡Cierto, cierto! —Rió con fuerza—. Justo ahora Gong jun y yo hablábamos de ti.

—¿Es así?

ZheHan no levantó la vista, solo jugó con el vaso entre sus manos y con un simple trago, ingirió todo el líquido ocre.

—¿Sobre qué?

Yibo ignoró la mirada en pánico de Gong Jun y pasó un brazo sobre el hombro de ZheHan, con un tono confidente, susurró.

—La verdad es que nuestro querido Gong jun...

— ¡Furen!

Gong jun se levantó del taburete con un molesto chillido que por suerte fue amortiguado por la música de los altavoces.

—¡Ups! Lo lamento, un desliz de la lengua. Suelo cometer muchos —dijo con picardía y se levantó del asiento —. Debo ir al baño. No es necesario que me acompañen. Estoy casado, ¿saben?

Y se marchó con un ligero tambaleo dejando a los dos hombres en un silencio incómodo.

Cuando llegó al lavabo, se inclinó y empapó su rostro de agua fría. Su mente algo nublada por el alcohol, se volvió más sobria. Se apoyó en la encimera y observó su reflejo. O más bien, el reflejo del joven desconocido de quien robó el cuerpo sin

Siquiera saber cómo.

Había intentado no pensar en ello en estos últimos días, pero cuando más tiempo pasaba, mayor incertidumbre sentía. ¿Qué pasó con su cuerpo original? ¿De qué forma su consciencia había transmigrado hasta llegar al cuerpo del esposo de un jefe de la mafia?¿Por qué cada vez que pensaba en que algún día podría volver a su cuerpo, le atacaba una depresión de la que solo la presencia de Xiao Zhan podía sacarlo? Tantas preguntas, tantas ganas de liberar un poco el peso de sus pensamientos y compartirlos con el hombre con quien dormía cada noche.

Cerró los ojos y golpeó sus mejillas.

"Olvídalo. No me espera nada bueno si regreso a mi antiguo cuerpo de todas formas. Bien podría disfrutar este tiempo aquí."

Comprobó que su maquillaje no se corrió y salió del baño observando a las dos figuras de ZheHan y Gong jun muy carca entre sí.

"Parece que alguien está disfrutando de la noche"

Se alejó de ambos hombres y se dirigió al escenario donde varias personas cantaban. Sonriendo, esperó a que acabase su turno. Él también se divertiría hoy.

  ¡Esposo, Tu Esposa Necesita Un Castigo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora