CAPÍTULO O1

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Un año y medio antes de la llegada de Thomas al laberinto.

Thomas estaba en silencio mientras escuchaba a los adultos discutir. Probablemente si las circunstancias fueran distintas, se le hubiera concedido la palabra casi de inmediato. Pero, la situación había cambiado y él era consciente de eso. De hecho, al igual que muchos de la minoría citada, no comprendía la necesidad de su presencia en aquella urgente e improvisada reunión.

Su rostro se mantuvo sereno, como si lo que sucedía no le importase en lo absoluto. No cometería el estúpido error de abrir la boca y soltar algún comentario que lo estropeara todo. Si se atrevía a defenderla, sería aturdido con preguntas capciosas, enredándolo hasta decir algo que lo metiera en problemas y terminara destruyendo a la acusada por completo. Un escenario que no le favorecería a ninguno de los dos. Y, a pesar de que lo único que quería era decirles lo equivocados que estaban por basarse en un teléfono descompuesto que ni siquiera sabían quién había comenzado, consiguió mantener su sensatez intacta al igual que su imagen rígida y prepotente. De todos modos, tampoco podía decir demasiado al respecto. Calipso era precavida y para nada atolondrada. Todavía podía recordar sus palabras. En su momento lo desquiciaron, pero ahora las entendía: "mientras menos sepas, mejor".

—¿Algo que quieras agregar, Thomas? —Esa voz casi maternal hizo que saliera de su pequeño trance, acomodándose mejor en la silla para mirarla. Sabía que era su única oportunidad para interceder por ella e intentar que pensaran en nuevas alternativas que le permitieran quedarse en las instalaciones de CRUEL; pero con restricciones si querían ponerla a prueba para confirmar que ella no era una traidora. Pero todo lo que salió de su boca fue "no" casi imperceptible acompañado de un ligero movimiento de su cabeza.— Bueno, en ese caso la decisión está tomada. Preparen todo para esta noche, la quiero fuera de aquí antes de las doce.

La manera tan tranquila que había empleado la mujer para referirse a la sentencia de Calipso le pusieron la piel de gallina, tragando en seco al observar como todos a su alrededor se movilizaban apresurados, ansiosos de saber que no deberían lidiar con las actitudes arbitrarias de la chica nunca más. Thomas se puso de pie, acomodando su camiseta mientras trataba de idear el plan más factible que le permitiera llegar hasta ella y avisarle lo que sucedería sin que nadie sospechase o lo viese.

—Sé lo que estas pensando. —La escuchó una vez más. Sólo para él, soltando el picaporte para voltearse lleno de nervios, sentía como si fuese a vomitar en ese preciso instante. El tiempo era valioso, le quedaban horas de vida y no podía permitirse perder ni un segundo. Haría todo lo que estuviera en sus manos para salvarla, aunque todavía no estuviera seguro de qué.

—No entiendo a lo que se refiere. —La mujer se ríe de un modo casi imperceptible de él mientras toma aquel vaso de vidrio entre sus dedos, acercándolo hasta su boca para darle un buen trago.

—Sé que son amigos y puedo entender que formar parte de la junta para decidir sobre su sentencia de muerte debe haber sido bastante difícil para ti. —Los ojos de aquella mujer impecable seguían con atención cada de uno sus movimientos , incluyendo aquellos tan pequeños que pasaban desapercibidos: su manera de respirar, como su cuello se movía cada vez que dejaba pasar la saliva, sus manos inquietas que necesitabas mirar con detenimiento para darte cuenta de como temblaban.

—No somos amigos, Ava. —Lejos de mentirle como pensaba que sucedería. Aquellas palabras eran ciertas. Thomas y Cali no eran amigos. O eso era lo que él pretendía creer en ese momento, porque ya no estaba muy seguro de que fueran sólo colegas de trabajo. Nadie arriesgaría su pellejo de esa manera por un simple compañero. Quizás él también estaba empezando a perder la esperanza, dándose cuenta de que las pruebas no estaban llevándolos a ningún lado y que estaban perdidos en su propio laberinto que parecía no tener ni una puerta de escape. La legitimidad de Ava Paige estaba puesta en juego desde hacía meses y él, al igual que muchos otros, podían darse cuenta de que la señora lentamente estaba perdiendo su poder y respeto.

—Pues eso no es lo que se dice —mencionó volteando su rostro para observar por las ventanas blindadas a los Creadores dictando las ordenes para la secreta ejecución de Cali—. No cometas el mismo error que tu amiga, Thomas. No dejes que tu ego te lleve a límite. Ni mucho menos quieras jugar a ser un héroe. Ahora vete y que nadie te vea cerca de Cali. Ni siquiera yo.

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Hola, chicxs ¿cómo están?
Como se habrán dado cuenta, voy a continuar con el fanfic. Pero, probablemente me tarde un poco más de lo planeado y quiero explicarles por qué. Tengo nuevas ideas y los que ya la leyeron, se darán cuenta a medida que la historia se desarrolle. Sin embargo, la esencia se mantiene y la trama no va a cambiar. Tienen que tener en cuenta que yo tenía quince años cuando la escribí por primera vez. 
Espero que les guste. Los quiero. 

MAZE RUNNER: READY TO RUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora