Escritos de la adolescencia:]

Mostla

Si el amanecer no me acoge mañana, si mi ser se desvanece en la neblina de la noche, busquen en mis letras el eco de mi esencia, la melodía de mis anhelos. Si el sol no ilumina mi rostro, si mi presencia se desvanece como un suspiro en el viento, búsquenme en las líneas de sus canciones, en los versos que tejí con el hilo de mis emociones.

Si el mañana no despierta con mi nombre en sus labios, si mi existencia se convierte en un sueño lejano, seguro estaré en un campo de flores, donde mis pensamientos florecieron en colores vibrantes. O quizás, en ese hermoso bosque que una vez anhelé habitar, donde mis sueños se entrelazaron con las ramas de los árboles.

Busquen mi rastro en las sonrisas que compartimos, donde mi esencia se perdió entre risas y complicidades. Búsquenme en el aroma de mi té favorito, en las páginas desgastadas de mis libros, donde mis palabras se convirtieron en refugio. Búsquenme en la chispa de sus ojos, en el destello que me atrapó en un instante eterno.

Encuéntrenme en mis trazos, en las pinturas que dejé plasmadas en lienzos de emociones. Encuéntrenme en los acordes de mi guitarra, en las notas que expresaron mis sentimientos más profundos. O quizás, en el suave tacto de mi estambre, en las creaciones tejidas con amor y paciencia.

Pero si en ninguna de estas búsquedas me hallan, entonces, no me busquen más, porque habré emprendido un viaje hacia el misterio del universo, una partida silenciosa hacia lo desconocido. En ese momento, habré dejado atrás las palabras, las melodías y los colores, para ser uno con el infinito, un suspiro en la eternidad.