Escritos de la adolescencia:]

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Sentado, dejo fluir versos sin sentido desde lo más profundo de mi mente, mientras construyo en mi imaginación una realidad en la que tú y yo compartimos la felicidad. Sin embargo, la tristeza se apodera de mí al observar cómo te alejas, y yo me sumerjo en un pozo de desolación del cual parece que no puedo escapar. La ironía de la situación me abruma, ya que me encuentro en este oscuro abismo mientras tú te alejas con ella, una persona que percibo como más hermosa, esbelta y femenina.

Sinceramente, me resulta difícil comprender cuál es el problema, por qué sigues anclada en mi mar emocional. Eres la única que me causa dolor, pero parece que no lo percibes. Reconozco que puedo parecer egoísta al pensar en mí mismo, pero cada vez que te veo junto a ella, siento que mi corazón se quiebra. A veces me pregunto si soy masoquista, porque estar a tu lado me hace sentir bien, aunque el dolor sea más intenso de lo que puedo mostrar.

Puede que pienses que no lloro, que no sufro por tu ausencia, pero debes recordar que compartimos toda una vida juntos, y de un momento a otro, me dejaste de lado, me excluiste de tu mundo. En esta situación, apenas reconozco quién eres ahora.