pruébame | daerin.

Capitulo 11

Haerin se sentía en el paraíso al verla sonreír, pero dudaba que el paraíso se sienta así de bien. ¿Como puede esto estar mal? Como puede estarlo, sí al tenerla a su lado sentía que se había ganado lo más bonito del mundo. También sentía que toda su vida se había basado en esperar a la pelinegra sin saberlo.

Quizás su padre se equivoco. Quizás sentir algo por alguien no es tan malo, aunque tenia claro que es posible morir por amor y lo sabia muy bien. Pero también tenia claro lo que su corazón sentía y aunque sentía bonito, el sentimiento la asustaba en cierta forma.

Fue danielle quien se ofreció en mostrarle la gran universidad, le indico donde estaban las aulas y los baños, también le mostro la gran biblioteca que era muy grande a decir verdad. Le mostro las salas de canto, baile, natación y por si fuera poco, la sala de instrumentos, entre otras cosas.

Las horas pasaron muy rápidamente para su gusto, que por primera vez no le importaba quien la este mirando, porque lo único que le importaba ahora es danielle y aunque la pelinegra esquivaba su mirada con las mejillas sonrojadas para haerin eso era lo más bonito.

Después de mostrarle el gran lugar fueron a su siguiente clase. No tuvieron tiempo de almorzar por lo que mientras el profesor aun no venia, haerin aprovecho y saco una pequeña caja que le pidió a hanni decorarla pues le habían gustado mucho sus dibujos, aunque minji metió mano e hizo osos mal hechos pero de alguna forma eran bonitos también.

Abrió lentamente la pequeña caja bajo la mirada curiosa de danielle y al abrirla dejo a la vista pequeñas galletas, algunas con formas de corazón y otras con formas de gatitos y a danielle le pareció adorable.

-Puedes comer... las hice yo. -le ofrece sonriendo y acercando más las galletas a la pelinegra, quien dudo unos segundos, pero finalmente acepto.

Y danielle quedo encantada al probarlas y para la de ojos gatunos la expresión de la contraria lo fue todo y desde ahora esas galletas serian las favoritas de haerin.

Las clases pasaron y el receso llego y con eso una pelinegra abrazándola como si su vida dependiera de ello, a veces no entendía como minji la aguantaba tanto, pues hanni puede ser muy intensa y pegajosa, pero no se quejaba, en realidad le gustaba eso, así la conoció.

Salieron a conversar al patio, más precisamente bajo un árbol, donde se sentaron y algunos sacaron bocadillos, otros simplemente restregando su amor y con eso me refiero a winter con karina y por otro lado, hanni con minji. Quienes se abrazaban y se daban uno que otro besito.

Y haerin las miraba con una pregunta en su mente. ¿Como se sentirá?. Como se sentirá estar así con alguien. Tenerla entre sus brazos mientras acaricia su cabello y repetirle a cada momento lo hermosa que es, pero lo que más llama su atención es ¿que se sentirá besar? Y ante eso la imagen de danielle llega a su mente dejándola helada.

Un pequeño tirón en su camisa la hace voltearse hacia la dirección de hyein, quien se acerca lentamente quedándose a su lado.

-No quería molestarte pero mira. -extrañada voltea en la dirección que apuntaba su dedo y al ver de que se trataba su interior se contrajo de ternura y una leve sonrisa se formo en sus labios.

Una danielle profundamente dormirá yacía recostada contra el tronco del gran árbol. Estos días no durmió bien, por lo que no fue difícil perderse un rato. Pero no esperaba que unos ojitos los cuales le recordaban a un gatito, la estén observando con adoración y amor.

Haerin la observo sin importarle que alguien se de cuenta. Se preguntaba como alguien puede ser tan hermosa incluso dormida y con ello el deseo de querer despertar cada mañana a su lado se hicieron más grandes.

La observo como si de un tesoro se tratase, y lo siguió haciendo hasta cuando la vio removerse hasta despertar. Luego creyó que moriría de ternura cuando la pelinegra restregó sus ojos con sus pequeñas manos hechas un puño.

Al abrir los ojos y acostumbrarse a la claridad del afuera, se encontró con unos ojos que la miraban fijamente y sin disimulo, haciéndola sentir un poco nerviosa.

Al sonar la campana nuevamente, el pequeño grupo se despidió y ambas chicas siguieron su camino hacia su otra clase, caminaban lentamente, las dos sabían que sería la ultima hora antes de terminar y volver a sus hogares y realmente no querían, ambas lo sentían.

Pero al entrar y no ver al profesor, danielle le pidió que tomara asiento mientras ella iba rápidamente al baño, y así lo hizo.

Se acomodo en el asiento esperando impaciente que la pelinegra llegara, pero no esperaba que alguien se acerque a su lado y le hable.

-Hola bonita, mi nombre es Niki -se presenta sonriendo con seguridad y haerin solo quería que se fuera. -¿Te doy un consejo? No te recomiendo sentarte con marsh, puede que tenga el dinero suficiente pero podría meterte en problemas.

Al terminar de decir aquello haerin lo miro con sus orbes a fuego y el chico tembló ante eso. Pero antes de que la pelirrubia diga algo, la voz de danielle se adelanto.

-Acaso no entendiste lo que les dije. -se acerca hasta quedar al lado del chico mirándolo con notable molestia.

-Wow, tranquila marsh no iba a robártela. -se pone al frente de ella y la de ojos gatunos estaba atenta ante cualquier movimiento de el. -Entiendo... Bien fue un gusto haerin, adiós.

Termina de decir para dar media vuelta e ir hacia sus amigos dejando una duda en la pelirrubia. ¿Que entendió?

La pelinegra toma asiento a su lado sacándola de su trance y le da una media sonrisa, calmando los sentidos de haerin.

Las horas siguieron hasta dar por terminada la clase y ambas chicas terminaron de guardar sus cosas y caminaron hasta salir de la universidad encontrándose con el grupo de amigos quienes estaban esperándolas.

Las dos se despidieron con media reverencia para después sonreírse tímidamente y ambas sintieron mariposas revolotear por todo su cuerpo causándoles un leve sonrojo, para después dar media vuelta e irse con la pareja hasta el auto rumbo al edificio.

Haerin sentía que el mundo le había sonreído. Y sí. Para haerin, danielle se había convertido en su mundo.

Pero a veces no todo es como queremos...

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