CAP 12

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La mente del ser humano es frágil, manipulable e influenciable, algunos dicen que la mente es más fuerte que los sentimientos. El sentir, aquella dulce sensación que viene del interior, esa que eriza la piel y acelera el corazón, ¿cómo  algo susurrado desde el exterior puede ser más fuerte que esto?

El exterior te puede decir muchas cosas...

"Tú no sabes lo que es bueno para ti"

"Hago esto por tu bien"

Equivocadamente muchos han dudado de su autonomía al escuchar dichas palabras, y más aun si estas vienen de figuras tan importante como lo son la familia, ¿por qué habría que dudar de las palabras de alguien cuyo rol es velar por tu integridad?

Pero el sentimiento contradictorio es inevitable, porque la burbuja familiar no es la única, pues el entorno, la sociedad, exigen personas con suficiente autonomía para hacerle frente a la vida, salir allá afuera y sentirte inseguro, incapaz, es señal de que algo no anda bien.

"¿Alguien que te vuelve incapaz, realmente te ama?"

"¿Dejar que alguien más tome las riendas de tu vida en sus manos realmente es bueno?"

Hijos viviendo bajo las condiciones y decisiones de sus padres.

Jungkook nunca vio tal situación en su entorno más que en el suyo. En la escuela parecía ser el único en esforzarse en complacer a sus padres con promedios excelentes, pues su única felicidad se resumía a cuando su madre sonreía al presumir con sus amigas del excelente hijo que tenía por sus calificaciones, toda su infancia había valido lo que sus notas reflejaban. En la secundaria no fue diferente, aunque esa vez su padre había decidido sumarle un peso más sobre sus hombros; empezar a aprender sobre los negocios familiares. Sin embargo, Jungkook era un genio, a la corta edad de dieciséis años ya había aprendido gran parte del manejo de las empresas y ayudado a su padre a hacerse de grandes proyectos, razón por el que se le concedió un deseo; no ir a la universidad Harvard. La idea de ir a otro continente y alejarse de sus padres y hermana durante un largo tiempo le aterraba, no quería hacerlo y aunque sus padres no estaban de acuerdo al principio, terminaron aceptándolo con la condición de mandarlo a la mejor universidad del país, fue un buen trato, Seúl no estaba muy lejos y podía visitar a sus padres los fines de semana.

Y así fue el primer año de la universidad, los fines de semana se quedaba en el departamento que le habían comprado o viajaba a Busan para una corta visita, sus padres estaban muy complacidos porque lo veían un hijo correcto, quien siempre se esforzaba por satisfacerlos, sin embargo, en el segundo año las cosas empezaron a cambiar. Jungkook empezó a tener amigos, amigos que lo incentivaban a salir de su zona de confort y amó esa faceta suya, no estaba haciendo nada malo, de eso estaba seguro, todos los chicos de su edad lo hacían y nadie parecía perturbado, solo eran fiestas y uno que otro coqueteo con alguna chica o doncel. Taehyung era bueno coqueteando y le enseñó algunos trucos, trucos que usaba para arrinconarse a besos con alguna chica por ahí, pero nunca llegaba a más. A pesar de todo, jamás descuidó sus notas, así que tampoco se le hizo justo los reclamos de sus padres y empezó a enfrentarlos, situación que se calmó en cuanto ellos le hicieron creer que lo comprendían. 

Pero ellos nunca lo había hecho, jamás lo comprendieron, fingieron aceptar a Jimin en cuanto se los presentó, fingían adorarlo ante sus ojos, pero cuando no los veía... y él estúpidamente había confiado en ellos, cegado por una imagen familiar que no existía. Pero ahora lo sabe, abrió los ojos, sin embargo, no es suficiente...

Jungkook sabía que no lo era y que tenía que buscar la manera de demostrarle a su familia que ya no podían manejarlo.

Era las nueve de la mañana cuando aparcó su coche en el estacionamiento de la clínica donde su madre estaba internada, bajó a toda prisa, todavía inseguro de su sentir, no lo tenía claro, pues por un lado estaba el rencor y por el otro, la idea de que era su madre de quien se trataba, no podía solo ignorarla.

–¡¿Qué haces tú aquí?! ¡Esto es tu culpa, es tu culpa, no tienes derecho a estar aquí! – Lisa despotricó con ira tan pronto Jungkook pisó la sala de espera – ¡si algo le pasa a mi madre, tú serás el único culpable, Jungkook!

–Lisa, cálmate – pidió el señor Jeon, severo, aplacando la ira de su hija – yo llamé a tu hermano.

–Pues no debiste, y él ya no es mi hermano.

Aquello le dolió a Jungkook, pero no por las palabras dichas, al fin de cuentas sabía que Lisa era una niña caprichosa a la que nunca se le dijo que no. Le dolió porque era consciente que ya nada volvería a ser lo mismo entre él y ella, no después de saber de lo que fue capaz de hacer.

Ignorando a su hermana, Jungkook se dirigió a su padre.

–¿Qué dijeron los doctores?

–Sufrió un infarto de tipo uno, lograron estabilizarla pero la internaron y harán más estudios de los que se realiza por rutina.

Jungkook asintió.

–Bien, como ahora ya sabes, regresa con tu amada familia y a nosotros déjanos morirnos en la miseria.

Jungkook solo sonrió sarcástico ante lo dicho por su hermana, negó con la cabeza y metió sus manos a sus bolcillos demostrando lo poco que le interesaba escucharla, se alejó unos metros de ella, pero no se fue.

La miseria, le resultaba gracioso el término teniendo en cuenta que ahora mismo pisaban una de las clínicas privadas más caras del país. Sabía que su familia estaba perdiendo mucho dinero, que su padre estaba siendo presionado para vender sus acciones, así como también sabía que no llegarían a quedarse sin nada. Si, la familia Jeon estaba a nada de perder la principal fuente de sus ingresos, la corporación que les dio el estatus que tenían en la sociedad, definitivamente lo perderían, pero no se quedarían sin nada, las mansiones, casas de verano, clubes, etc. además del dinero invertido en distintos sectores económicos, la fortuna era enorme, así que era gracioso temerle a un poco de pérdida comparado con lo que Jungkook perdió.

El dinero lo podían recuperar, el estatus lo podían recuperar, pero nadie le devolvería a Jeon Jungkook los años perdidos y mucho menos a su hijo, eso no se recupera.

Media hora después, el doctor volvió a acercarse a la familia y les infirmó en brevedad la situación.

–El estado de la señora Jeon es crítica, la estabilizamos pero eso no nos asegura que se encuentre fuera de peligro, su corazón puede fallar en cualquier momento, ha estado teniendo malestares que no les comunicó a tiempo y eso empeoró su condición, por ahora, eviten darle fuertes impresiones.

Tras brindarles la información el doctor les permitió la visita, sin embargo, Jungkook desistió de ella y prefirió quedarse en la sala de espera.

El tiempo ahí solo, quiso gastarlo en analizar lo que estaba sintiendo y lo que debía sentir.

Debía sentir pena por su madre, estar asustado ante la idea de perderla, pero lo único que sentía era un gran remordimiento, frustración porque no podía sentirse mal por su madre como debía, así como tampoco podía odiarla como quería.

Eran sentimientos tan inexplicables y explicables al mismo tiempo, pero que en ese momento todo era demasiado confuso.

–Tu madre preguntó por ti, debiste entrar.

La voz de su padre sacó a Jungkook de la maraña de pensamiento en el que yacía enredado, levantó la mirada y lo encontró viéndolo, no dijo nada respecto a la sugerencia que le dio, se mantuvo en silencio e incluso cuando él se sentó a su lado con la aparente intención de charlar, se dedicó a mirar la señalización pegada en la pared.

–Escuchaste al doctor – inició el señor Jeon – tu madre no puede sufrir fuertes impresiones, Jungkook. Si pierdo la empresa, sería una noticia demasiado fuerte para ella, no lo soportaría hijo.

Jungkook miró a su padre, dos, tres, cuatro segundos en el que no le dijo nada y solo le miró en completo silencio con el ceño ligeramente fruncido.

–Lo voy a pensar – dijo al final.

–Gracias, hijo.

–Si.

Jungkook se recordó así mismo cortarse las uñas más tarde.

"MI LUGAR" (Kookmin) -SonniSep-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora