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—¡Weyyy! Félix me contó ¿estás bien?— Rocío se dirigió a su amiga al terminar de clases, la cual estaba más que enrojecida por lo sucedido hace unas cuantas horas.

—Sí, ya estoy bien, aunque pude ver la sonrisa de Félix al verme tan débil, creo que estaba feliz de la vergüenza que pase— Samantha bromeo mientras caminaba alado de su amiga. —¿Entonces todavía no te cae bien? Esa sonrisa pudo haber sido al verte— Rocío se dirigió a ella, con la esperanza de que su respuesta a su pregunta cambiara, esta no lo hizo. Un "no" siempre salía de la boca de Samantha cada vez que le preguntaban por el chico pelinegro.

—¿Y esa sudadera?— Rocío pregunto, nunca había visto a Samantha traerla y era claro que era unas tallas más grande que ella.

—Félix me la dio— Una sonrisa del tamaño del mundo se formó en la cara de la chica de lentes. Ella era la chica más dulce y amable que puedas conocer, solo quería que sus dos amigos se llevaran bien. Y si era posible un enamoramiento pequeño, tampoco les haría mal.

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La noche llego y Samantha estaba acostada en la habitación que compartía con su hermana mayor, la mayoría de las noches solían hablar y esta no era la excepción. Verónica le estaba contando sobre su novio, de lo bien que la trataba y especialmente de lo mucho que se querían, Samantha no pudo evitar pensar en que si algún día podría llegar a tener a alguien así, estar con alguien con el que pueda contar para todo y que se brinden un amor incondicional, ella se preguntaba si alguna vez tendría una alma gemela, un hilo rojo del destino.

—¿Oye Samy y a ti no te ha interesado nadie de la escuela?— Vero, le pregunto, las dos ya se encontraban acostadas y tapadas con las cobijas, junto con las luces apagadas.

—No, la mayoría de los chicos, si no es que todos, son muy tontos— Samantha respondió, mientras su hermana reía en voz baja.

—Samy, todos los chicos son así. Ellos dejan de ser tontos nunca— Verónica dijo —Pero tal vez hay un lindo y respetuoso tonto por ahí— Continuo mientras escucho a su hermana mofarse de su comentario. 

Samantha se volteó viendo hacia el lado opuesto, pensando en las palabras de su hermana y simultáneamente pensando en el chico que le había prestado su suéter. "Samantha, estás loca, solo te sientes así porque hizo algo bien por una vez en su vida" La castaña pensó a sí misma, intentando sacudir a cierto chico de su cabeza.


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—¿Oigan ustedes creen en la leyenda del hilo rojo?— La chica rubia de lentes le pregunto a sus amigos, los 5 chicos estaban en el jardín que recurrían diariamente y estaban teniendo conversaciones de todo tipo, aunque cada uno tuviera gustos y puntos de vista diferentes. —Yo creo que si existe— Osvaldo dijo, mientras llevaba una papita frita a su boca. Diego y Rocío dijeron algo similar, pero Félix y Samantha no respondían. —¿Y bien?— Rocío pregunto, mientras los chicos solo alargaban el suspenso —Yo no sé qué es eso— Samantha dijo, tomando un sorbo de su café frío. —Yo tampoco— Aseguro el pelinegro. —No mamen, como no van a saber qué es, hasta yo sé— Diego hablo, captando la atención de sus otros amigos, que lo veían atentos. 

—Según la leyenda, las relaciones humanas están predestinadas por un hilo rojo que los dioses atan al dedo meñique de aquellos que tienen como objeto encontrarse en la vida. La leyenda es firme: si el destino tiene preparado que te encuentres con una persona en concreto, así será. Aquellos que estén unidos por el hilo rojo están destinados a convertirse en almas gemelas, y vivirán una historia importante, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias que se encuentren en la vida. El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... pero nunca romperse.—

—¿No mames, wey ¿Estás llorando?— Diego volteo a ver a su amigo mientras los demás se reían del chico de lentes.

—Pues sí, pendejo, tampoco soy un robot. Es que cuentas las historias muy bonitas, mien— Osvaldo dijo mientras que sus amigos lo apuntaban, pronto riéndose junto a ellos.

—Bueno, aun así no creo en eso. Se ve que se lo sacaron del fundillo los japoneses— Samantha se encogió de hombros, sigilosamente volteando a ver a Félix, quien ya la estaba viendo. Los dos apartaron la vista un poco avergonzados, mientras que sus amigos siguieron charlando como si nada.












Un poco corto, pero no quería dejarlos sin nada, millones de gracias por 100 vistas, son los mejores y los amo demasiado.🥳

Espero que les haya gustado el capítulo, hice mi mejor esfuerzo, porque estaba enferma y todo el día estuve en cama, pero les prometí actualizaciones y me gusto este capítulo. Tengan buenas noches, no se olviden de votar y los quiero mucho.

(Ignoren cualquier tipo de error gramatical)

+*Angie*+

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