Buscaba inspiración, pero no llegaba. No venía a buscarme porque de eso se trataba, ¿no?
Recorría la distancia del escritorio al balcón una y otra vez. No, no cambiaba.
Creaba historias en mi mente, a veces con un final feliz otras... Otras también. No concebía lo finales ¿tristes? ¿malos? ¿A qué se consideraba un final 'malo'? ¿'La la land' era un final malo? Pues honestamente, no. ¿Triste? Bastante, aunque... Depende de como se mire. Igual les esperaba un futuro lleno de desentendimiento, discusiones, sueños tirados a la basura por cuidar, sanar y recuperar un amor ya perdido. ¿Quién sabe? Yo no.
Pensándolo bien, igual los finales no eran ni malos ni tristes, solo decepcionantes para las expectativas de la persona que los ve, vive o piensa. Pero me viene a la cabeza otra cuestión: ¿no es suficiente con crear algún tipo de emoción independientemente de que sea bueno o malo? No responderé a esta pregunta o igual sí, pero será al final.
En mi cabeza ahora los pensamientos se bifurcan y me planteo lo siguiente: ¿por qué las mujeres en los libros ya no fuman? ¿y por qué solo se emborrachan para llamar la atención de su queridísimo amado? Que pereza.
Y hablando de amado, yo tengo uno: mi perro. Es mi amado precioso pequeño adorable y su nombre es Kovu. Si no conoces ese nombre en referencia al Rey León 2, lo siento, me vas a caer bastante: mal porque eso significa que no conoces el significado de la palabra Upendi.
Estoy en bucle y tengo la teoría de que por eso no soy capaz de escribir nada. Mi cabeza va a toda velocidad queriendo abarcar a todas las ideas que me surgen y es imposible. Imposible que algo salga medio decente si estoy pensando en 'la la land', los finales, las expectativas, el estereotipo de la mujer en un libro, mi perro... Y así un sinfín de movidas.
Céntrate.
Salgo al balcón y apoyándome en la barandilla, miro la luz en la ventana del vecino de enfrente.
No. No. No. Alto ahí, se que algún día alguien me leerá y pensará: oh, que bonito, se enamorará de su vecino. Os haré un spoiler antes de continuar, por si queréis parar en este momento: no pasará.
Mi vecino es un señor de 43 años que sigue viviendo con su madre porque, por suerte, a ella no le ha faltado la pasta. Pobre. Pobre la madre.
Volviendo al tema.Estoy frustrada. No. Estoy frustradísima. Este verano me había propuesto empezar algo: un relato, una mini historia con unos 5 capítulos y mira, viniéndome arriba, incluso una historia preciosa que en Wattpad recibiría millones de visitas. ¿La realidad? La realidad es que me he pasado la mayor parte del tiempo trabajando en la heladería de mi pueblo sirviendo cucuruchos de kinder bueno y Oreo. La otra mitad del tiempo lo he repartido en salir, emborracharme y leer. Por orden.
Resoplo y vuelvo a entrar en la habitación, ahora es la luz de la pantalla del ordenador la que me recibe y no me gusta ese recibimiento así que, lo cierro. Mañana será otro día.
Escucho el televisor cuando abro la puerta y mis padres, para variar, están viendo una película de miedo. Les encantan. Ya ni se asustan.
- ¿Qué veis? - Pregunto sentándome en el sillón.
- Posesión infernal – contestan al unísono.Me quedo igual. Ha pasado media hora y estoy enfrascada en la historia. ¿Me está gustando? Para nada, no siento que pase nada, pero a la vez no puedo parar de mirar. Es la vibración del teléfono en mi mano la que me saca de ahí para volver al mundo real.
Marcos: ¿Qué haces?
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GRIETAS
RomanceSus sentimientos nunca fueron un problema hasta que la conoció. Brisa simplemente no tenía problemas hasta que él apareció. - La vida.. vaya vacaciones - fue lo que pensó nada más despertar. - ¿Cómo continuar? Quería ser cigüeña y volar. Cortaron...