Me le quedo mirando, pensando en qué decir.
He sido una egoísta y una infantil. ¿El me engaña y yo me quedo a cenar hasta más tarde, Amelia madura por favor.
Doy freno a mis pensamientos. ¿Qué cojones me estoy diciendo a mí misma? Estoy haciendo lo que quiero, lo que me merezco como humana con derechos.
-¿Como sabías que estoy aquí?-
-Esa no es la pregunta, Amelia. ¿Por qué estás aquí y no cenando conmigo?-
-Pues porque no quiero cenar aún y aunque quisiera, puedo cenar donde quiera-
-¿Donde quieras? ¿Y el trato?-
-Lo mismo te puedo decir, ¿No? ¿Y el trato?- el mira a mi acompañante con asco y devuelve su mirada hacia mí.
-No es lo mismo-
-Oh, claro que no. Yo estoy faltando a una cena, tu estabas en la cama de otra- le sonrío con maldad achinando mis ojos.
-No digas eso en público, Amelia-
-El lo sabe, no te preocupes- me doy la vuelta, dándole la espalda- Ve a casa, luego iré-
-No me voy a ir sin ti- declara, yo encojo los hombros.
-Bien- me echo hacia delante, captando la atención de Chris- Sigue con lo que estabas contando-
-Si...- le dedica una mirada rápida a mi marido y continua- Pues Camila se puso histérica, ya sabes cómo es, empezó a gritar y a tirar bolígrafos- me río, me lo puedo imaginar perfectamente.
William está detrás mía, no se mueve. No pensé que se quedaría aquí de verdad. Pensaba que se rendiría y se iría.
-Señor- escucho detrás mía- No puede estar aquí de pie-
-Deme una mesa- espeta, yo me tenso por el tono que utiliza.
-No hay sitio señor- lo escucho suspirar y pasos alejarse. Me giro y ya no está detrás de mí, se ha ido.
-Menos mal que se ha ido- suspiro aliviada.
-Si la verdad, me daba un poco de miedo-
-¿Por qué? Si es pacífico. Todavía no hemos hecho un combate cuerpo a cuerpo-
-No me miraba de manera muy pacífica- frunzo el ceño. Estaba enfadado conmigo, ¿No? ¿Por qué lo miraría mal a el?
Terminamos de hablar y pedimos la cuenta una hora después. Realmente no tengo hambre así que cuando me pregunta si quiero cenar niego con la cabeza.
Salimos de la cafetería despidiéndonos de las camareras y cuando miro al frente veo a William sentado en el poyete del escaparate de una tienda de zapatos.
-¿Qué haces?- pregunto, parando en seco.
-Te he dicho que no me iba de aquí sin ti- abro la boca y la vuelvo a cerrar. No me lo puedo creer. Estamos en Noviembre, hace muchísimo frío.
-Estás loco- eso es lo único que puede salir de mi boca. No sale en forma de pregunta sino de afirmación. Porque es una verdad como un castillo.
Nos quedamos mirando fijamente, no estoy pensando en nada y a la vez pensando en todo y el parece darse cuenta.
-Bueno...- Chris interrumpe nuestra lucha de miradas- Yo me voy por este lado, así que...- viene y me abraza- Buenas noches, avísame cuando llegues a casa-
-Buenas noches- murmuro y cuando me separo de el la mano de William se posa en mi muñeca.
-Vámonos a casa- puedo notar la súplica en su voz. Iba a decirle que se fuera a la mierda pero antes me fijo en su cara. Tiene la nariz roja y su mandíbula está temblando.
-Vamos- lo tomo de la mano y dejo que me guíe al coche. ¿Por qué tuvo que esperarme fuera con el frío si se pudo meter en el coche?
-¿Por qué no fuiste a casa? Chris me podría haber llevado- pregunto en su lugar.
-Te he dicho que no me iría sin ti- responde mirando a la carretera.
-¿Cómo sabías donde estaba?- pregunto, a lo que se encoge de hombros.
-Somos famosos, la gente siempre sabe donde estamos-
-Eso no responde a mi pregunta-
-¿Tienes hambre ya?- pregunta, ignorando completamente la mía.
-Un poco- respondo, girando mi cabeza a la ventana. Si no me dice como sabía donde estaba lo averiguaré.
-He hecho ñoquis en casa, ¿Quieres?- es mi comida favorita, así que asiento con entusiasmo- Bien-
Cenamos en absoluto silencio, como todas las noches. Empiezo a sospechar que es una tortura que implica hacia mí. Así que, por una vez, decido poner fin a esto.
-¿Qué tal te ha ido el día?- pregunto en tono amable. William se ve sorprendido, por primera vez en dos años he hablado mientras comemos.
-Bien... ¿Y el tuyo?-
-Bien- el asiente y baja su vista al plato de nuevo. Aunque antes estaba bien en el coche ahora no lo veo así, parece decaído.
De todas formas no solemos hablar de esas cosas, así que no le pongo mucha atención. Nunca hablamos de cómo nos sentimos. ¿Cómo lo vamos a hacer si nos odiamos?
Cuando acabamos cada uno lleva su plato a la cocina y se va a su habitación en silencio. ¿Tanta pelea y drama para esto? ¿Para hacer literalmente lo mismo que todos los días?
Voy a mi baño para quitarme el maquillaje que llevo en mi rostro, necesito quitármelo ya pues Chris no me dejó hacer ni una parada para retocarlo de todo lo que habla.
Cuando entro al baño y miro en el sitio en el que pongo el desmaquillante veo que no está. Frunzo el ceño, siempre lo pongo ahí cuando acabo de maquillarme. Soy una loca del orden, nunca pondría algo en el sitio que no es.
Abro otro armario y me doy cuenta de que está ahí, esto me hace fruncirlo aún más.
Observando un rato, me doy cuenta de que nada está en su lugar, está todo movido.
Solo hay una persona a la que se le ocurriría hacer esto.
-¡William!- chillo, haciéndome un poco de daño en la garganta. A los pocos segundos escucho pasos detrás mía- ¿Me puedes explicar que es esto? -
-¿Por qué das por hecho que he sido yo?- dice en tono ofendido, pero la sonrisa en su rostro lo delata.
-Porque solo a ti se te ocurriría esta atrocidad- bufo- Ahora tengo que colocarlo todo en su sitio de nuevo-
-Te dije que no te convendría una guerra, pero la iniciaste así que yo tenía que contraatacar- se da la vuelta con las manos en los bolsillos- Piensa en si te convendría hacer un siguiente movimiento- y se va.
Genial.
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Años en el Ring
RomanceCuando eran jóvenes sus padres los obligaron a casarse, haciendo que ninguno de los dos pudiera perseguir sus sueños o metas hasta que pasaran tres años, cuando podrían divorciarse y seguir con sus vidas. Por ello, ambos dicen odiarse y le hacen la...