Era una hermosa mañana, con el cielo completamente despejado y una suave brisa pegando en el rostro de quienes paseaban por las calles. El sol en su punto perfecto, sin calentar de más el ambiente. Todo parecía calmado y con abundante paz por los aires, menos aquella castaña que parecía, un poco más, y perdía la cabeza.- Agh! Mica! - gruñó con desesperación, bajo la mirada de frustración de su mejor amiga por skype.
- ¿Que? Emma, ¿Que carajos quieres? - preguntó Michaela, ya cansada de toda esa situación. Su mejor amiga la había despertado a las 7:30 am, para asegurarse de que su outfit fuese el adecuado para asistir al cumpleaños de la pelinegra. Michaela analizó las prendas, Emma supuso que no estaba de acuerdo simplemente porque duró 5 segundos haciéndolo.
- Si me vas a estar respondiendo así, ¡Mejor cuelga! - gritó ofendida la castaña, y es que, estaba muy nerviosa y estresada. Ahora creía que el outfit que escogió en la noche no era el indicado. Eran las 9:40, debía apresurarse a encontrar alguno si es que quería llegar temprano.
Michaela rodó los ojos y suspiró, debía calmarse y relajarse para poder ayudar a la castaña, estando ambas estresadas no llegarían a un punto en concreto.
- A ver, Emma. ¿Por qué no te quedas con tu outfit principal? Ese estaba muy hermoso - recostó el mentón sobre su puño, esperando que a su querida amiga se le encienda el foco.
- Hmm...- Emma volteó para observar nuevamente su closet completamente desordenado, estando la mitad de su ropa hecha un desastre dentro de este, y la otra mitad sobre su cama, también desordenada - No lo sé, no me convence - completó observando a su amiga con duda. Michaela masajeo el puente de su nariz antes de contestar.
- Emm. Es el outfit perfecto, créeme. Si la pelinegra no cae a tus pies apenas te vea, es porque es muy hetero, o muy estúpida - la castaña sintió sus mejillas calentarse ante esa idea, mordió su labio inferior con nervios ante la mirada burlesca de Michaela - Si así te pones sin que te guste, no me imagino como será cuándo si - burló su mejor amiga. Era gracioso ver cómo evitaba sus propios sentimientos.
- ¿De que hablas? Ella no me gusta - se defendió a duras penas, era inútil negarlo a estas alturas, ya que llevaba todo un año hablando con sus mejores amigos sobre la pelinegra, era más que obvio, a decir verdad.
- Uhum, lo que te sirva, Emma, lo que te sirva - la castaña suspiró. Muy en el fondo sabía que sus sentimientos hacia aquella pelinegra no eran simples atracciones, pero temía aceptarlo, temía aceptar que se sentía atraída por una chica - Deberías ir preparándote, serán las 10 y ni una ducha te has dado - se apresuró a decir Michaela, apenas vió a la castaña perderse en sus pensamientos decidió interrumpir, sabe que su amiga es muy negativa en la mayoría de los casos. La castaña asintió con media sonrisa.
- Está bien, muchas gracias por soportarme toda la mañana - dijo con algo de vergüenza. Michaela soltó una pequeña risa y asintió.
- Si, fuiste increíblemente insoportable, pero es todo un gusto - Emma sintió sus mejillas calentarse ante la vergüenza - Arregla tu habitación si no quieres que a tu mamá le de un paro cardíaco - avisó con burla. La castaña rodó los ojos y suspiró.
- Lo sé, de hecho, ella ni siquiera sabe que saldré - contó con una mueca. Tampoco tenía planeado decirle, sabía que su madre no la dejaría.
- Uy, buena suerte con eso, Emm. Si quieres te paso buscando, así sales lo más rápido posible de tu casa - Michaela sabía cómo era la madre de su mejor amiga, era un completo dolor de cabeza. Ella haría lo que fuese con tal de ayudar a la castaña, se querían como hermanas y se conocían desde hace muchos años.
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Cuando el destino parece incierto
AcakEl camino de cada una parece ir en rumbos completamente diferentes, pero eso no evitará que logren conocerse Será imaginación de ellas, o ¿Realmente hay sentimientos que ninguna acepta? El amor ciega, dicen, pero para ellas, el miedo es la venda