Capítulo. 05

9 0 0
                                    

Me encantan los niños.

—¡No, por favor, basta! —exclamo entre risas y pataletas inevitables.

Incluso cuando pasan estas situaciones, sigo amando pasar mi rato con ellos.

Archer chilla de felicidad aún usando mi pecho como silla, mi hermanita sigue haciéndome cosquillas con sus manitas.

Y esto ha estado pasando desde los últimos diez minutos, ya empiezo a quedarme sin aire, me duele la panza por tanto reírme y estoy seguro de que tumbé algo de la mesita de café con mis pies.

—Muy bien, niños, basta —pide Ava, agarrando por debajo de los bracitos a su sobrino.

Fue un alivio ya no tenerlo encima, no obstante mi hermana sigue haciéndome cosquillas.

—¡Ari, por fa, por fa! —le pido entre carcajadas.

—¡Jamás!

Y siguió con su cosquilluda tortura, podrá tener manitos pequeñas pero que es peligrosa con ellas. Cuando pensé que me haría del uno encima, mi gran salvación apareció.

—Sakari —dijo nuestro papá de pie junto al sofá grande.

Bueno, más bien su papá. Chris es el esposo de mi mamá desde hace unos seis años, pero se conocieron cuando yo tenía diez. Ha sido un gran hombre que ha estado presente en muchos momentos importantes de mi vida, me ha dado muchos consejos y me ha enseñado muchas cosas también, si por todo eso no debería de considerarlo como un padre para mí, entonces no sé qué le faltaría para serlo.

Él está de acuerdo en que lo llamé «papá», incluso creo que la primera vez que se me salió llamarlo así, lo escuché llorar emocionado en la sala con mamá.

—¡Papi! —chilló Sakari, brincando por encima de mí para ir a abrazarle la pierna.

Pude volver a respirar, gracias a los dioses.

—¿Qué hemos dicho de las cosquillas extremas a tu hermano? —Chris la alza y mi hermana parece contenta con eso.

Se hizo la pensativa, hasta puso su dedo sobre su mentón para exagerar el gesto.

—¿Que debo hacerlo? —es su respuesta con una sonrisa enorme.

—Que no debes hacerlo, chiquita —le da un toque a la nariz, haciéndola reír. Después me mira a mí, aún echado en el suelo usando el sofá como apoyo a mi espalda—. ¿Qué tal estás, Sam?

Alcé el pulgar en su dirección, intentando regular mi respiración.

Ava en el sofá pequeño a mi izquierda, soltó una risa que le contagió a su sobrino.

—Pobre, pobre, Sami —agregó un puchero tonto.

Imité su gesto, más en burla y me puse de pie para echarme de largo en el sofá.

—Graciosa, Aves.

—A mí sí me gusta el «Aves», Sami.

Resoplé como respuesta, procedo a ignorarla poniendo mi brazo encima de mis ojos. Tanto mi mejor amiga como hermana y papá se echaron a reír por mi para nada madura respuesta.

—Vale, chicos, haré el almuerzo.

—¡Almuerzo! —exclamó Sakari.

Ellos se fueron a la cocina, así que volvimos a ser nosotros tres en la sala.

—¿Sami? —llamó Ava.

—¿Si, Aves?

—Creo que Archer...

Te Elegí A Ti [Loved #3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora